Por... STEVE RATTNER
Este Memorial Day que pasó, el Presidente Obama reconoció a los veteranos de todas las guerras de la nación, pero hizo íénfasis en dos: la guerra en Irak, que se acabó para los americanos el año pasado; y la Guerra de Vietnam, que empezó, para los americanos, hace 50 años.
Obama se quedó callado, sin embargo, sobre la guerra en Afganistán, por la que será recordado en la historia militar. Tal vez eso sea porque las cosas en Afganistán aún están confusas; terminará como Vietnam -una derrota lamentable, con helicópteros saliendo de Kabul y la gente atajándose para no caer- o en una poco satisfactoria y desordenada victoria, como Irak?
Desde un punto de vista tradicional, ninguna opción parece especialmente atractiva. Pero Obama debería estar abierto a un final al estilo de Irak para Afganistán: por contradictorio que parezca, desordenado y poco satisfactorio son las marcas características del íéxito en guerras modernas de contrainsurgencia.
Amíérica puede vivir, por ejemplo, con el actual gobierno iraquí y sus políticas, y la creciente producción de petróleo de Irak ayudará a la recuperación de la economía global. Esto es una devolución poco gratificante para la sangre y el tesoro que hemos derramado en Irak, pero no es píérdida total, y es mucho mejor de lo que habríamos podido imaginar en 2006, cuando Irak estaba cayendo en una guerra civil y Al Qaeda había establecido una posición importante allá.
No es improbable que en 2015 se vea un gobierno afgano similarmente razonable que se mantenga unido con dinero y asesores americanos -un final poco gratificante pero no un fracaso, y no le falta la promesa de mayor estabilidad en el futuro.
Guerras insatisfactorias son la especialidad de la contrainsurgencia; rara vez, si es que alguna vez, terminarán con una ceremonia de capitulación ni se verán como una victoria convencional. Y sin embargo este es el estilo de Guerra que hemos peleado, casi exclusivamente, por más de 50 años. El Presidente John F. Kennedy le advirtió a aquellos que se graduaban de West Point en 1961 que lucharían por derrotar a enemigos insurgentes: "Donde hay un enemigo visible para combatir abiertamente".
Las opciones para esa promoción de West Point, y para aquellos quienes la siguieron hacia una campaña de contrainsurgencia en el Sureste Asiático, fueron más difíciles de lo que su joven presidente podía imaginarse. Aunque el Ejíército progresó en entender e implementar principios de contrainsurgencia bajo el General Creighton W. Abrams Jr., la lección que dejó Vietnam fue no pelear guerras irregulares en Asia.
El Ejíército aprendió esa lección muy bien, olvidando lo que había aprendido en la selva y enfocándose hacia una guerra convencional con la Unión Soviíética. EL Ejíército y la Marina rápidamente destrozaron las fuerzas militares de Sadam Hussein en 2003, solo para encontrarse con enemigos que deberían haber estado esperando: insurgentes, algunos inspirados por el islam radical, pero muchos más por simple nacionalismo.
De nuevo la estrategia, con la asistencia de la ejecución de Osama bin Laden por parte de un equipo de Navy Seals, funcionó hasta cierto punto. Con Al Qaeda desmantelado efectivamente, un gobierno que es lo suficientemente bueno para manejar el país lo más probable es que sea suficiente para lograr los principales objetivos americanos de seguridad tambiíén.