"Despuíés de los quebraderos de cabeza de las últimas semanas, repletos de volatilidad, de Rescates, que dicen que no son Rescates, sino dinero llovido del cielo, que nos hacen creer que ha llovido; de cierre de posiciones cortas y de nuevas posiciones cortas; de cantos de sirena; de OPAs imposibles y de dividendos, que en muchos casos no serán los que han sido, tenemos la certeza de que alguien de los de arriba ha tocado la trompeta, pasando lista, para que, entre unos y otros, soportemos los índices y los bonos. Es decir, para que no vendamos ni Bolsa ni deuda soberana y, con ello, aparecer todos los días en los medios de comunicación con un mejor semblante. Algo así como una llamada del Gran Hermano a la calma, ver y esperar para recoger frutos. Por eso, hemos visto a determinados actores en el mercado volver a las andadas, empeñados en negar lo evidente. Miran a otro lado y esperan que el dios salvador lance desde el cielo comida y bebida gratis para todos, con que saciar la hambruna y la sed. Actores en el mercado esperan el maná caído del cielo. Maná (hebreo:מן), según el libro del í‰xodo, era el alimento enviado por Dios todos los días durante la estadía del pueblo de Israel en el desierto. Todos los días menos el sábado, por lo cual debían recolectar doble ración el viernes...Sí, esperando el maná y mientras llega, que tardará en llegar más de lo que muchos sospechan, haciendo trampas en el solitario y buscando brotes verdes por aquí por allá, que no aparecen. Pero el dinero, aunque miedoso, no es tan imbíécil como presumen los políticos, de uno y otro color. Y cuando el dinero no acude al reclamo, los índices, como ayer, niegan la mayor y vuelven a ponderar lo evidente, aquello que no necesita demostración", me dice uno de mis gurus favoritos.
"¿Negar lo evidente, haciíéndonos trampas en el solitario, mirando para otra parte, esperando el maná celestial? Recomiendo el siguiente apunte":
Simon Black, de Sovereign Man, señala en un controvertido artículo lo que para íél son verdades que el mercado parece querer obviar. Black ve una reestructuración de las pensiones públicas y de la Seguridad Social en Europa y los EE.UU. Unos gobiernos occidentales que bloquearán las redes de Internet y móviles. La guerra. Y la emisión de deuda en moneda extranjera del gobierno de EE.UU. Todos estos eventos se basan en unas simples premisas:
1) Las deudas públicas y privadas incluidas, de las naciones occidentales son insolventes.
2) La historia muestra que el crecimiento económico en un ambiente así es casi imposible cuando un gran porcentaje del PIB debe destinarse exclusivamente a los intereses.
3) La continúa intervención política y monetaria en la economía es contraproducente.
4) La combinación de insolvencia soberana, un sistema financiero global basado en papel moneda sin valor, y de consumo, la orientación a la importación, han creado las condiciones para una depresión económica de largo plazo.
5) El deterioro de las condiciones económicas conducirán a un malestar social.
6) Frente a una población de merodeadores que amenazas su propia supervivencia, los gobiernos no se detendrás ante nada para mantener el status quo: su poder a nuestra costa.
7) Ninguna de estas tácticas podrán impedir que el capital humano y financiero emigren a donde son mejor tratados mejor.
No es la primera vez que esto ha sucedido, y no será la última. Esta vez no es diferente. Nuestra sociedad moderna no es un copo de nieve único y especial que pueda evitar las consecuencias que han afectado a los imperios durante milenios.
Moisíés Romero -
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