El rescate a la banca española no funciona como cortafuegos
por Cristina de la Sota en Cinco Días
El rescate europeo a la banca española es un paso de gigante en la carrera por atajar definitivamente la crisis europea. Ataca un gran foco de preocupación y la principal debilidad de la economía española, pero la medida no ha conseguido rebajar la presión sobre España a la vista de que impactará tanto en el díéficit como en la deuda. La escalada de la prima de riesgo a zona de máximos esta semana es un claro reflejo de la inquietud reinante y amenaza con forzar un rescate total del país. Despuíés de todo, la pretensión del Gobierno era lograr una inyección directa de capital a los bancos que no pasara por el Estado, pero la fórmula impuesta por Alemania ha revelado estos días que el riesgo soberano español sigue ligado indisolublemente al de su banca.
Al final, el príéstamo de 100.000 millones aprobado por los líderes europeos no termina de eliminar las dudas que rodean a España, más aún en un contexto europeo incierto, por lo que resulta prematuro saber si resultará suficiente para garantizar la sostenibilidad de las cuentas públicas. En otras palabras, si contribuirá a garantizar el íéxito de las emisiones del Tesoro, algo imprescindible para evitar ayudas adicionales.
"La participación europea en la limpieza de los bancos europeos, aunque lo vemos como un paso necesario, no es una condición suficiente para restaurar la confianza por fracasar a la hora de atajar el problema del crecimiento económico y la falta de demanda de deuda pública", resumen desde Credit Suisse.
La escalada del bono a 10 años al entorno del 7% ha desatado todo tipo de alarmas. El mercado quiere muchas respuestas antes de continuar apostando por la deuda pública española. La primera y fundamental es el agujero real de la banca. Los hasta 100.000 millones acordados parecen una cantidad inflada pero tambiíén existe el temor a que las necesidades del sector finalmente se acerquen a esa cifra, con las implicaciones que ello conlleva tanto para la deuda pública como el díéficit. El FMI cuantificó la factura en 37.000 millones pero falta saber el veredicto final de las auditorías encargadas a Roland Berger y Oliver Wyman. El resultado se conocerá como tarde el 21 de junio pero en el mercado ya se habla de entre 60.000 y 70.000 millones.
El plazo del príéstamo, el tipo de interíés, la fórmula que se utilizará para inyectar los fondos en las entidades, las condiciones, la procedencia del dinero (FEEF o MEDE) y el orden de cobro en caso de impago son otras cuestiones urgentes que los políticos europeos deben aclarar. De ellos dependerá algo fundamental como la percepción exterior del país.
España depende de los inversores extranjeros para financiarse. A día de hoy poseen el 37% de la deuda en circulación y ante los vencimientos millonarios que se avecinan resulta urgente que la confianza sobre la capacidad de pago del Estado se mantenga intacta. Solo este año el Tesoro afronta compromisos por 80.715 millones sin contar con las emisiones que aún debe realizar para compensar la generación de díéficit. Un bono a 10 años en el entorno del 7% no es sostenible en el tiempo pues provocaría que el gasto en intereses del Estado se disparara y comprometiera los esfuerzos encaminados a reducir el díéficit.
"Los verdaderos problemas son los tipos de interíés y el crecimiento económico. Si la rentabilidad de la deuda se mantiene en los niveles actuales la deuda sobre PIB de España alcanzará el 100% para 2016. Cualquier decepción en el crecimiento del PIB o en el díéficit primario, algo que no se puede descartar en un escenario así, empeoraría aún más la situación", explica en un informe Michala Marcussen, responsable global de economía de HSBC, firma que argumenta que los 100.000 millones son una cantidad creíble para acabar con los problemas del sector.
El objetivo final del saneamiento de la banca es frenar la fuga de capital extranjero y rebajar la prima de riesgo. En los primeros cuatro meses del año los no residentes han vendido 68.000 millones de euros en deuda pública de su cartera registrada, un hueco que han compensado los bancos españoles, pero su margen de maniobra se reduce. Pueden facilitar las próximas subastas pero el apoyo que pueden dar al Tesoro no es indefinido en el tiempo si no mejora la percepción del mercado.
Cada día que pasa resulta más evidente que los problemas de España ya no son solo de España. Los políticos europeos no han logrado frenar el incendio y las llamas alcanzan ya a economías demasiado grandes para ser rescatadas sin comprometer el proyecto europeo. España está en el ojo de mira pero Italia, la tercera economía de la región, tambiíén, tal y como refleja el fuerte incremento de la prima de riesgo italiana, en 448 puntos básicos el viernes.
El euro está en juego y si bien es cierto que reforzar la banca española es un paso clave para restablecer la confianza en España, los expertos aseguran que resulta cada vez más apremiante adoptar medidas a nivel europeo que atajen los problemas de raíz y desemboquen en una unión tanto fiscal como bancaria, la única medida que acabaría definitivamente con la crisis.
"La inyección de fondos vía el gobierno español en vez de la recapitalización directa de los bancos era de esperar. Significa que la deuda de España aumentará y demuestra la falta de voluntad de las economías de la zona euro de integrarse completamente", comenta UBS.
España no logró que los fondos europeos se inyectaran directamente en la banca pero el recrudecimiento de la crisis ha llevado a la Comisión Europea a reconocer que afronta "un problema sistíémico". Tanto es así que Bruselas se replantea ya todo el sistema de rescates ante el fracaso de la intervención de Grecia y busca salidas. Francia plantea una respuesta que contemple, entre otras medidas, una reforma de los actuales fondos de rescate que permita una inyección de capital directa en las entidades, además de una relajación de los programas de los países rescatados.
Primero, eso sí, hace falta que París y Berlín se pongan de acuerdo en la hoja de ruta que debe seguir Europa y salvo un resultado desestabilizador en las elecciones griegas del próximo domingo, no se esperan muchos avances encaminados a la solución "sistíémica" hasta la cumbre del día 28 y 29 de junio.
El plan español para la banca es fundamental dentro del contexto europeo pero muchos expertos creen que debe venir acompañado de más medidas. Bank of America abogaba recientemente por un programa de ayudas transparente, suficientemente grande, condicionado a la aplicación de reformas pero con tiempo para los ajustes fiscales.
Todos los expertos coinciden en que España, al igual que otras economías en recesión, necesita más plazo para rebajar el díéficit al 3% pues de lo contrario la recaída económica solo se agravará.
El programa de ayudas ya está sujeto a modificaciones importantes antes de nacer. Si finalmente se inyectan los fondos directamente en la banca sin pasar por el FROB, tal y como está establecido a día de hoy, la solución eliminaría incertidumbres. Por lo pronto no aumentaría el volumen de deuda pública ni el díéficit, algo que sí ocurre bajo el planteamiento actual.
Europa tiene en su mano encontrar la solución. La definitiva requerirá cambios en política fiscal, una relajación de los ajustes exigidos a los países rescatados, la aprobación de estímulos al crecimiento en los países con capacidad y seguramente la intervención masiva del BCE. El problema es que primero Alemania y Francia se tienen que entender y quizá solo lo hagan cuando Europa estíé al borde del colapso.