Caídas en Asia, dudas en Wall Street y ventas en el mercado de futuros europeos. España se ha convertido en la principal preocupación a lo largo y ancho del globo. Siendo la cuarta economía del Viejo Continente, encarna a la perfección el lema 'too big to fail' que se empezó a acuñar a raíz del colapso del sistema financiero en 2008 y ha puesto de manifiesto que las turbulencias vividas hasta la fecha en lo que a deuda soberana se refiere, esto es, Grecia, Irlanda y Portugal, son un juego de niños.
De esta manera, en oriente tambiíén están muy pendientes de todo lo que acontece en Europa. No en vano, las compañías exportadoras sufren las dudas de los inversores por una fuerte caída de la economía de uno de sus principales clientes. Tal es así, que los temores han llevado a China a liderar a los países emergentes en un nuevo esfuerzo para dotar de mayores recursos al Fondo Monetario Internacional en el caso de que tenga que rescatar en el sentido amplio de la palabra a España y, posteriormente, a Italia, como ya empiezan a descontar los mercados. Así, los BRICS proponen aportar hasta 500.000 millones de dólares a cambio de ampliar su capacidad de voto.
Y es que ayer las esperanzas de que el mejor de los resultados posibles en las elecciones griegas se desvanecieron rápido. Las opciones eran o un escenario malo, el actual, o uno catastrófico en el caso de que el partido más votado fuera el Syriza, la izquierda radical, y el país acabara saliendo del euro. El mapa quedó muy parecido al de las elecciones anteriores, con un parlamento completamente dividido. Sin embargo, los partidos proeuropeos, esto es los socialdemócratas y la Nueva Democracia, tendrían la mayoría de la cámara y ayer ya el líder del Pasok, Evangelos Venizelos, anunció que hoy a más tardar puede haber un gobierno de coalición en Grecia.
Sin embargo, el foco ya está al otro lado del mediterráneo. Ayer, la prima de riesgo española llegó a acariciar los 590 puntos básicos, con el bono por encima del 7,1% y hoy no parece que la presión vaya a aflojar. La situación es tan preocupante que mientras el ministro de Economía, Luis de Guindos, insiste en la solvencia de España y que el tiempo lo demostrará, el de Hacienda, Cristobal Montoro exige la intervención del Banco Central Europeos, que acumula ya 14 semanas sin comprar bonos soberanos a pesar de la presión sobre el secundario que "intenta dificultar la viabilidad del euro".
No es de extrañar, por tanto, que el principal tema sobre la mesa de los líderes del G20 sea España. Desde Míéxico ha llegado el apoyo a la recapitalización de la banca europea y los planes para lanzar una nueva "arquitectura financiera", es decir, se sientan las bases para que la semana que viene el Eurogrupo adelante una Unión Bancaria, que es una de las medidas que podrían apaciguar a los mercados. "Los países del G20 "apoyamos la intención de considerar pasos concretos hacia una arquitectura financiera más integrada, combinando supervisión bancaria, la liquidación y capitalización (de entidades), y un seguro de depósitos", han asegurado desde Míéxico