Las conclusiones de los informes de Oliver Wyman y Roland Berger sobre cuánto capital necesita la banca española se basan en algunos supuestos –macro y estrictamente bancarios- que despiertan dudas sobre su verosimilitud. Estos son los puntos más políémicos.
El informe de Oliver Wyman es el que llega a calcular la necesidad de capital más alta en el escenario estresado, hasta 62.000 millones de euros. A esta cifra, llega tras afirmar que las píérdidas esperadas en los balances de la banca española suman entre 250.000 y 270.000 millones de euros. La capacidad de absorción de estas píérdidas, en tres años, llega a una horquilla de entre 230.000 y 250.000 millones. En este colchón se centran muchas de las dudas que genera el informe.
1) Capacidad de generación de beneficios.
OW calcula que en los próximos tres años, la capacidad de generación de margen bruto (ingresos menos gastos, antes de provisiones) se sitúa entre 60.000 y 70.000 millones. En esta cifra, se incluyen unos 15.000 millones de beneficio neto de las operaciones internacionales de la banca, es decir, principalmente en el negocio en el extranjero de Santander y BBVA.
En 2011, los bancos españoles generaron un margen bruto cercano a los 48.000 millones. Sin embargo, si se resta la contribución de los dos grandes, el beneficio antes de provisiones del sector quedó reducido a 12.670 millones de euros.
¿Es plausible pensar que, con unas previsiones de caída acumulada del PIB del 6,5% en tres años (que es el dato que se asume en el escenario adverso) la banca genere esta cantidad de margen antes de provisiones?
2) La banca ganaría más en el peor escenario macroeconómico
Otra cuestión que llama la atención es que, según OW, la banca ganaría más dinero en el escenario base –caída del PIB acumulada del 1,7% hasta 2014- que en el escenario estresado –caída del 6,5% en el mismo periodo-. En el entorno estresdado, los bancos examinados generarían un margen bruto de entre 55.000 y 65.000 millones, en el caso base, esta cifra se elevaría hasta los 64.000 y 68.000 millones.
¿Tiene sentido plantear que los bancos ganarían más dinero en un entorno económico más adverso?
3) Las previsiones del escenario base
Aunque, por lo general, los expertos consideran que las asunciones de OW son lo suficientemente severas, hay cuestiones puntuales que llaman la atención. Por ejemplo, las previsiones sobre la bolsa. Según el informe, en el escenario más probable, este año el IBEX registraría una caída del 1,4%. A fecha de hoy, el selectivo de la bolsa española acumula un descenso del 21%: para cumplir con la previsión, a partir de hoy y hasta diciembre, debería subir casi un 25%. Nadie dice que sea imposible, pero la mayoría de los expertos lo ven improbable.
4) La caída del críédito
OW afirma que, en el escenario base, el críédito a familias y empresas caerá este año un 1,5% y un 3,6%, respectivamente. Los datos de marzo indican que la caída agregada de la financiación al sector privado residente ya ha alcanzado un ritmo del 4%.
Tanto los expertos como los propios bancos y el Banco de España han reconocido públicamente que prevíén que el grifo del críédito se vaya cerrando aún más en los próximos trimestres, así que la previsión del informe parece demasiado optimista.
5) El descenso de la ratio de capital
OW ha asumido, para calcular la capacidad de absorción de píérdidas de los bancos, que estos deberían tener una ratio de capital principal (coreTier1) del 6% en el escenario estresado. Esto implica rebajar un punto el suelo del 7% que adoptó el Fondo Monetario Internacional para sus propios cálculos.
Además, la legislación española prevíé, desde el año pasado, que las entidades cotizadas tengan un core capital mínimo del 8% y las que no cotizan del 10%. De hecho, la rebaja al 6% permitiría a las entidades liberar entre 33.000 y 39.000 millones de recursos en el peor escenario, a los que habría que añadir unos 12.000 millones por la reducción de los activos de riesgo (por el proceso de desapalancamiento).
Sin embargo, plantear una ratio de coreTier1 del 6% implicaría, en primer lugar, modificar la propia legislación española, que fija el mínimo en el 8%. Aunque este cambio es tíécnicamente posible, queda por ver cómo se tomarían los mercados un movimiento del Gobierno español en este sentido.
Y, aunque este cambio se realizara, hay que recordar que los bancos tienen que medirse con otros grandes competidores internacionales en los mercados para captar fondos, y actualmente la ratio de capital de la gran banca europea está más cerca del 9% que del 6%. Es difícil imaginar que esta bajada de la solvencia pudiera ser bien acogida por los inversores.
6) El plazo de las provisiones
Oliver Wyman ha diluido en tres años la absorción de las píérdidas esperadas por parte de los bancos. El problema es que el Gobierno ha impuesto a las entidades, con los dos Reales Decretos de febrero y mayo, que cumplan el saneamiento previsto para este año, o como máximo para final del próximo ejercicio, si están en el medio de una fusión.
Esto, sin contar que el mercado está presionando para que haya una solución rápida a la crisis bancaria española, y los saneamientos se realicen lo antes posible.
7) La falta de desglose
Las dudas anteriores quedan en nada frente a la principal crítica que han recibido los informes de ambas consultoras: sólo ofrecen datos agregados.
Al no haber desglose por entidad, es difícil tambiíén dar por buena la estimación de la capacidad de absorción de píérdidas.
Es verdad que el sector puede generar 20.000 millones al año de margen antes de provisiones. Pero ¿quíé parte de esta cuantía pertenecerá a Santander, BBVA y Caixabank? Y, al mismo tiempo, ¿quíé parte coparán estas entidades de las píérdidas esperadas de 250.000 millones? Sin conocer estos datos, los expertos son cautelosos a la hora de juzgar la validez de las pruebas realizadas.
¿Estamos a salvo de nuevas sorpresas?
OW y RB han trabajado sobre los datos de las entidades en manos del Banco de España. Esto significa que de ninguna forma pueden disipar las dudas de los inversores que temen que algunas entidades no hayan contabilizado de forma correcta todos sus activos. En particular, hay incertidumbre sobre la clasificación de las refinanciaciones, tanto a promotores como a particulares.
Estas dudas sólo podrán despejarse cuando estíén listos los resultados de las auditorías individualizadas que están realizando Deloitte, KPMG, Ernste&Young y PWC, lo que no ocurrirá antes de mediados de septiembre.
La posibilidad de que en estas auditorías aparezcan malas sorpresas ha obligado al Gobierno ha pedir una ayuda europea de hasta 100.000 millones, lo que deja un elevado colchón para hacer frente a imprevistos.