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Solo 10 de los 27 países de la Unión Europea apoyaron hoy un impuesto a las transacciones financieras, cuyo objetivo es frenar las operaciones más especulativas y hacer responsable a la banca de los costos de la crisis.
La iniciativa de la Comisión Europea y debatida en la reunión de ministros de Economía de ese bloque no fue aceptada por España, Alemania, Francia, Austria, Italia, Bíélgica, Portugal, Eslovenia, Grecia y Eslovaquia, que solicitaron impulsarla en solitario.
El ejecutivo comunitario significó la dificultad de que los políticos europeos no acuerden un solo plan, mientras luchan con el complejo problema de contener la crisis de deuda que amenaza con el fin del euro.
Según la propuesta de Bruselas el gravamen cargaría a los bancos un 0,1 por ciento del valor de las compraventas de acciones y bonos y con un tipo del 0,01 por ciento las de derivados, lo cual generaría unos ingresos de 55 mil millones de euros al año.
El dinero recabado por la tributación sería usado como fondo para futuros rescates financieros de la banca. Algunos países como Holanda y el Reino Unido se han opuesto vehementemente al esquema.
El ministro británico del Tesoro, George Osborne, dijo que tal impuesto afectaría la economía de los países que lo adopten, debido a que las transacciones financieras serán reenviadas a los países fuera de la UE.
Sin embargo, los ministros de Finanzas de 10 países que abogaron por la idea desean seguir adelante con el plan y esperan que algunas otras naciones se les unan.
En el caso de Italia aunque expresó algunas reservas aseguró su apoyo como parte de un paquete más amplio de medidas para estabilizar la Eurozona, que se debatirá en la cumbre de los jefes de Estado y Gobierno europeos el 28 y 29 de junio.