Por... Cira Rodríguez Cíésar
En medio de las turbulencias de la actual crisis económica, con fuertes vientos en Europa, se celebró del 30 de mayo al 14 de junio la Conferencia 101 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) con un enfático llamado a solucionar el desempleo juvenil.
Tal convocatoria aprobada por los casi cuatro mil delegados de los 189 países miembros, incluye un conjunto de medidas ya probadas con íéxitos en varias naciones, por lo que le imprimió el sello de urgente a las acciones que se ejecuten de ahora en adelante. La actual crisis del empleo afecta a 75 millones de mujeres y hombres jóvenes en todo el mundo, por lo que se corre el riesgo de perder una generación, si no se encara con resolución esa grave situación.
A menos que se emprendan medidas inmediatas y eníérgicas, la comunidad mundial tendrá que afrontar el sombrío legado de una generación perdida, subrayó el texto final de la Conferencia.
El documento indicó algunas de las opciones que los gobiernos pueden adoptar, con el apoyo de empleadores y trabajadores, tales como resolver el desajuste entre la oferta y demanda de competencias, mejorar los sistemas de empleo-formación y promover la capacidad empresarial de los jóvenes.
Los delegados a la Conferencia exhortaron a los gobiernos, al sistema multilateral, al G20 y a todas las organizaciones pertinentes a nivel nacional, regional e internacional a enfrentar el problema, con el liderazgo de la OIT.
Mucho se ha aprendido sobre cómo superar los obstáculos que los jóvenes encuentran dentro del mercado laboral, pero en muchos países las políticas macroeconómicas ineficaces no han generado suficientes empleos en general y, en particular, para los jóvenes.
La OIT tiene un importante papel que desempeñar en este proceso con su apoyo a los Gobiernos, los interlocutores sociales y el sistema multilateral, en aras de promover trabajo decente para los jóvenes.
El llamado fue a un compromiso político y a enfoques innovadores ya que 75 millones de jóvenes están desempleados, cuatro millones más que en 2007, y de ese total seis millones han abandonado por completo la búsqueda de trabajo, mientras de los que trabajan más de 200 millones ganan menos de dos dólares al día.
De acuerdo con esas cifras se requiere un enfoque equilibrado para promover un crecimiento inclusivo, capaz de crear los 600 millones de nuevos puestos de trabajo que se necesitarán en los próximos 10 años, de acuerdo con las estadísticas de la OIT.
El paro laboral entre los jóvenes ha alcanzado niveles insostenibles por lo que es preciso priorizar la creación de puestos de trabajo como parte de las políticas macroeconómicas.
Sin embargo, sobre todo en Europa, se adoptan medidas de austeridad fiscal que dan pie a rápidos incrementos del desempleo de los jóvenes y un crecimiento económico negativo en varios países.
Para el director del Instituto Internacional de Estudios Sociales de la OIT, Raymond Torres, la degradación de la situación laboral se debe a las dificultades de acceso al críédito, sobre todo para las pequeñas y medianas empresas en las economías avanzadas, y a los recortes aplicados para "tranquilizar a los mercados financieros".
"La austeridad no ha producido más crecimiento económico, es contraproducente, y ha dado lugar a un díébil crecimiento económico y destruido empleos, sin ni siquiera reducir de forma considerable los díéficit presupuestarios", afirmó el especialista durante la Conferencia
Despuíés de cuatro años de recuperación económica, la situación mundial en tíérminos de empleo sigue siendo un enorme desafío y las expectativas de cara al futuro no son nada alentadoras.
La OIT citó como ejemplo lo que pasa dentro del Grupo de los 20 en el sector laboral: 84 millones de personas sin trabajo, de las cuales el 44 por ciento -es decir unos 37 millones- son mujeres y hombres jóvenes.
Dentro de ese bloque cerca de 300 millones de personas viven en economías emergentes y tienen empleos informales de baja productividad fuera del sector agrícola, en tanto en la Unión Europea, más de 24 millones de personas no encuentran ocupación.
Otro importante punto de la 101 Conferencia Internacional de la OIT fue la aprobación del convenio destinado a mejorar las condiciones laborales y de vida de decenas de millones de trabajadoras y trabajadores domíésticos en el mundo, que recibió su primera ratificación por parte de Uruguay.
De acuerdo con recientes estimaciones basadas en datos de 117 países el número de trabajadoras y trabajadores domíésticos en el mundo es de al menos 53 millones.
Pero debido a que este tipo de trabajo se realiza a menudo en forma oculta y sin registros, se calcula que el total podría ser de 100 millones.
En las naciones en desarrollo representan entre cuatro y 12 por ciento del empleo asalariado y sobresale que alrededor del 83 por ciento son mujeres, y muchas son emigrantes.
Los asistentes al encuentro tambiíén dieron su visto bueno a una recomendación sin precedentes, que aspira a extender la asistencia míédica esencial y una garantía mínima de seguridad de los ingresos a más de cinco mil millones de personas en todo el planeta sin una protección social adecuada.
Dicha normativa puede reducir notablemente la pobreza, la inequidad, la salud inapropiada y el número de muertos prematuros.
"La protección social ha demostrado ser una medida anticrisis muy eficaz. Protege y capacita a las personas, contribuye a impulsar la demanda económica y a acelerar la recuperación. Además, es base para el crecimiento económico sostenible e inclusivo", declaró el director general de la OIT, Juan Somavia.
Con esa importante propuesta la OIT envió al mundo un mensaje firme para extender los sistemas de protección social a pesar de la crisis económica, lo que significa ofrecer niveles más altos de seguridad nacional garantizados por la legislación de cada país a tantas personas como sea posible y tan pronto como las condiciones lo permitan.