Por... Alberto Benegas Lynch (h)
Es absolutamente inaudito que a esta altura del siglo XXI haya quienes se dejen engatusar por tiranuelos con aires revolucionarios que ellos y sus compinches y allegados se enriquecen de modo colosal a costa de una macabra y miserable explotación a los más necesitados. Y todo esto ocurre además de la aplicación de recetas estatistas fracasadas en todos lados donde se ensayaron. En esta breve nota periodística dejamos de lado este último aspecto para centrar nuestra atención en el primer tema mencionado en cuyo contexto tomamos solo un ejemplo para ilustrar nuestro punto.
¿No es acaso una sonora bofetada al sentido común que Daniel Ortega la juegue de redentor cuando ha burlado de modo reiterado y grotesco todas las mínimas y elementales limitaciones al abuso del poder? Arrasó con todo residuo de justicia, acometió todo tipo de fraude electoral para perpetuarse en el gobierno, invadió el legislativo a fuerza de chantajes, se enriqueció al arrebatar empresas de todos los ramos con el monopolio del sector externo para su usufructo personal engrosando sus cuentas en el extranjero para salvarse de las barrabasadas de su propia gestión, comanda el incendio de propiedades de los opositores y la violencia a quienes se animan a levantar su voz para denunciar estas atrocidades. Estas denuncias se conocen merced al coraje de personas como Luciano García, Elisabeth Romero, Francisco Valdivia, Maria del Carmen Solórzano y el valeroso diario La Prensa que aun resiste en manos de su corajudo editor en jefe Eduardo Enríquez e incluso han salido a la luz las truculentas maquinaciones del revolucionario de marras, expuestas por los propios ex simpatizantes de Ortega como es el caso de Carlos Mejía Godoy, quien por otra parte alega que su ex jefe se alzó con dineros del partido político que en su momento cofundaron.
Ahora el jefe sandinista está concentrado, esperanzado y alborozado con que se reflote la vieja idea de construir un canal en su país que compita con el de Panamá, para lo cual se requiere el concurso de un consorcio internacional en un proyecto que demanda treinta mil millones de dólares, idea que le presenta la posibilidad de jugosas mordidas personales.
Hasta su propia hijastra —Zolia Narváez Murillo— lo acusa públicamente de haberla violado reiteradamente cuando era niña, y que tambiíén dice que el padrastro copulaba con su empleada domíéstica frente a esa hijastra.
Todo este escándalo se sucede en un clima en el que durante las dos últimas administraciones de Ortega (esta es la tercera ya que la primera surgió de un vergonzoso pacto con Arnoldo Alemán y luego se sucedió el interregno de la intríépida Violeta Barros de Chamorro), tal como consigna, entre otras entidades citadas en diversos trabajos de fuste, el Banco Mundial y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la desocupación se elevó a nada menos que el 25% con una reducción del poder adquisitivo de los que trabajan del 52% en el contexto de hogares bajo la línea de la pobreza que alcanza al 74% sin servicios básicos disponibles.
Este es el personaje que pulula por foros internacionales como la OEA declamando sobre la “justicia socialâ€, la “redistribución de ingresos†y la “democracia participativaâ€, siempre abrazado con sus socios de opereta pertenecientes a la oligarquía gobernante de otros países latinoamericanos quienes tambiíén succionan los recursos de sus respectivos países en inmisericordes asaltos y atropellos del Leviatán.
Por supuesto que la situación anterior con la camarilla de los Somoza era una verdadera desgracia, la cual duró mientras tuvo el apoyo de los gobiernos de EE.UU., tendencia iniciada por Theodore Roosevelt quien reconocía la malicia de la mencionada casta pero afirmaba respecto a uno de sus integrantes mafiosos “I know he is a son of a bitch, but he is our son of a bitchâ€. Luego Carter recurrió a todas las vías posibles y por haber para que los sandinistas ocuparan el poder, y cuando, mucho despuíés, el gobierno estadounidense intentó reaccionar frente a la sustitución de una banda de forajidos por otra, resultó demasiado tarde.
Mario Vargas Llosa en un artículo titulado “Para la historia de la infamiaâ€, despuíés de dar detalles truculentos y horripilantes de las mencionadas violaciones sexuales de Ortega, escribe que el ríégimen fue convertido “en una dictadura tan corrupta y autoritaria como la que padeció bajo Somoza†y se sorprende de que “alguien capaz de semejantes iniquidades se halle de nuevo en el poder†en ese país que destaca es “el segundo país más pobre de Amíérica latina despuíés de Haitíâ€, nación centroamericana en la que la compañera del sátrapa, Rosa Murillo (madre de la violada), es “según algunos, el verdadero poder detrás del trono nicaragí¼ense†para concluir que lamentablemente falta mucho “para salir de ese pozo de horror y vergí¼enza que llamamos subdesarrolloâ€.