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El presidente del Banco Mundial (BM), Robert Zoellick, recomendó hoy la firma en la OMC de un nuevo acuerdo de facilitación del comercio, el cual consideró beneficioso para el desarrollo.
Que los miembros de la Organización Mundial de Comercio (OMC) suscriban el documento supondría un incremento de la capacidad para el intercambio entre los países del sur, afirmó Zoellick en un comunicado, a pocos días de salir del cargo, el 1 de julio.
Según el ejecutivo, tal acuerdo tambiíén fortalecería el mandato en favor del desarrollo en ese organismo internacional y ayudaría a impulsar el crecimiento económico global.
Tras más de una díécada del lanzamiento de la Ronda de Doha, este documento "podría representar un pago por adelantado del compromiso que asumieron los integrantes de la OMC de vincular comercio y desarrollo", consideró.
Ese ciclo de negociaciones iniciado en Doha en noviembre de 2001, tiene como objetivo principal favorecer, con una mayor liberalización comercial, en primer lugar a los países pobres y subdesarrollados.
Fue precisamente por ello que recibiera tambiíén el nombre de ronda del desarrollo, en respuesta a los planteamientos sobre los intereses y necesidades de esas naciones.
Sin embargo, las posiciones de estas últimas se han visto relegadas por los países industrializados, que tratan de avanzar en las conversaciones los puntos que les interesan y no los convenientes a los estados del sur.
De ahí que la cuestión de la facilitación al comercio, una de las más defendidas por esas naciones, fue poco a poco preterida y olvidada por el mundo rico en las conferencias ministeriales de la OMC.
Aunque sus más de 150 miembros coinciden en que es necesario reactivar las pláticas y concluir la ronda con íéxito mediante la adopción de un acuerdo que beneficie a todos, las negociaciones permanecen aún estancadas.
Según analistas, en esto último ha sido determinante la postura inflexible de las potencias comerciales, lideradas por Estados Unidos y la Unión Europea, en el tema de los subsidios a sus producciones y comercio agrícola.
Tales subvenciones, sostienen los expertos, distorsionan el comercio y constituyen un duro golpe económico a los productores agrícolas del llamado Tercer Mundo.