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Las expectativas por beneficios económicos de un acuerdo con la Unión Europea disputan hoy protagonismo con las estrategias de seguridad en la recta final de la XXXIX Cumbre del Sistema de Integración de Centroamíérica (SICA).
De tal forman confluyen en la agenda de los mandatarios los imperativos del desarrollo y del enfrentamiento a los altos índices de inseguridad y violencia que signan la vida en la región y reclaman un enfoque integrador.
En declaraciones a la prensa, el secretario general del SICA, Juan Manuel Alemán, aludió al impacto positivo que tendrá el acercamiento con el bloque europeo en el comercio exterior, las inversiones con mayores garantías jurídicas y la cooperación.
El acuerdo coronará más de 25 años de relaciones entre ambas entidades y deberá favorecer la competitividad y concertación de las economías nacionales a partir de las posibilidades que se abrirán por un mercado de más de 500 millones de consumidores de alto poder adquisitivo.
Los foros desarrollados por estudiantes y miembros de la sociedad civil abordaron bajo el lema Una lucha de todos, el nuevo enfoque de seguridad en Centroamíérica, el fortalecimiento de las instituciones democráticas, la seguridad, competitividad y medios de comunicación.
El reto mayor para la tranquilidad ciudadana en la región radica en el combate al narcotráfico, un trueque ilegal que tiene en esta área geográfica uno de sus canales desde los productores al sur y el consumo en el norte, con una huella nefasta al interior de estas sociedades.
Aunque el ingreso de Panamá al subsistema de integración económica generó dilaciones, fundamentalmente por requerimientos legales de la delegación de Nicaragua, las negociaciones en marcha entre los gobernantes avanzaban hacia una decisión.
En tal sentido, opiniones de analistas aconsejaban la conveniencia de contar en este ámbito de cooperación con el aporte de una de las economías más pujantes en Amíérica Central.
La presidencia temporal de SICA pasará este viernes de Honduras a Nicaragua, tras los seis meses estipulados para ostentarla.
En esta cumbre 39 Estados Unidos debutó como observador, lo cual fue acogido como motivo de orgullo por la secretaria de estado adjunta para Amíérica Latina, Roberta Jacobson.
