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El futuro de unos ocho mil obreros del consorcio automovilístico francíés PSA Peugeot-Citroíƒ"n se definirá esta semana, cuando la firma publique su programa de reestructuración que incluye el cierre de una planta y la supresión de empleos.
Philippe Varin, gerente del grupo, se entrevistará este lunes con el primer ministro galo, Jean-Marc Ayrault, para explicarle los detalles del proyecto, que causó el rechazo de amplios sectores de la población, así como del gobierno.
La supresión masiva de puestos de trabajo será un duro golpe para el país, donde el desempleo crece constantemente desde hace varios meses y afecta al 10 por ciento de las personas en edad laboral, es decir a unos tres millones de habitantes.
Según el consejo de dirección de la Peugeot, la caída de las ventas en el mercado europeo les causa cuantiosas píérdidas, pero los sindicatos cuestionan este argumento porque el año pasado la empresa distribuyó dividendos entre sus accionistas.
El próximo miíércoles debe publicarse el plan completo y coincidirá con la convocatoria a una protesta de los obreros frente a la oficina central de la corporación en esta capital, donde defenderán sus fuentes de ingresos.
Ese mismo día el titular de la Recuperación Productiva, Arnauld Montebourg, entregará al Consejo de Ministros una iniciativa para apoyar a la industria francesa del automóvil.
El proyecto contempla un fuerte respaldo a los vehículos innovadores y ecológicos, pero el Gobierno exigirá contrapartidas a los fabricantes, advirtió Montebourg.
Se espera tambiíén que en fecha próxima el experto nombrado por el Gobierno entregue su dictamen sobre el verdadero estado financiero de la Peugeot Citroíƒ"n, cuyas presuntas píérdidas son puestas en duda por el Ejecutivo.
Gíérard Síégura, alcalde de la comuna de Aulnay-des-Bois, donde está ubicada la fábrica que el grupo pretende cerrar, aseguró que las consecuencias serían funestas para el conjunto de la población.
Los primeros afectados serán por supuesto los trabajadores y sus familias, señaló Síégura, pero la píérdida del principal empleador local golpeará asimismo al comercio, los servicios y a la alcaldía, cuyos ingresos fiscales se verán disminuidos.
Además de la clausura de Aulnay, la Peugeot prevíé despedir a unos mil 500 empleados de la planta de Rennes y de otras instalaciones ubicadas en el resto del país.