Nacieron en Valladolid, pero la música de Celtas Cortos no olía a tierra seca sino a humedad, a acantilado irlandés. Después de grabar una maqueta en 1988 y el disco instrumental «Salida de Emergencia» en 1989, ese mismo año preparan lo que sería su segundo álbum, «Gente impresentable», editado en 1990 y en el que dieron el importante salto a la esfera de la canción ya con Jesús Cifuentes como cantante, guitarrista y principal letrista. Este trabajo supuso para Celtas Cortos el comienzo de lo que sería una larga etapa de proyección a un público masivo, en la que llenaron un hueco libre en el panorama musical español gracias a grandes canciones como «Cuéntame un cuento», «20 de abril», «Tranquilo majete» o «La senda del tiempo», con las que conquistaron las listas de ventas (en total, se han despachado más de dos millones de copias de sus discos) haciendo gala de un estilo propio e inconfundible. «En aquel momento no había nadie más haciendo lo que nosotros hacíamos», recuerda Goyo Yeves (flauta y saxofón), «y creo que, a partir de nosotros, empezaron a surgir más grupos con elementos celtas en España».El éxito fue fulgurante y pasó factura. En 2002, Cifuentes decidió que había tenido suficiente y se marchó de la banda para emprender una carrera en solitario. Mientras, sus compañeros siguieron actuando bajo el nombre de Celtas Cortos, pero ya no era lo mismo. «Nos quedamos bastante descolocados con la marcha de Jesús, hay que reconocer que lo pasamos mal», admite Goyo. «Pero pensamos que el grupo todavía tenía mucho que ofrecer y por eso contratamos a otro cantante. A nosotros nos parecía que funcionaba muy bien, pero enseguida nos dimos cuenta de que el grupo había perdido relevancia e interés mediático y, poco a poco, la ilusión dejó de ser tan fuerte como solía ser. Esa fue la etapa más dura en la vida de Celtas Cortos».Afortunadamente, Cifuentes dedició volver al redil cuatro años más tarde y, desde entonces, han publicado un recopilatorio, dos discos en directo («Vivos y directos» e «In Crescendo») y tres álbumes de estudio, «40 de abril» (2008), «Introversiones» (2010) y «Contratiempos» (2014). «Tampoco fueron tiempos fáciles -confiesa Goyo-, ni para nosotros ni para casi nadie, por la crisis tan fuerte que se vivió, especialmente en el mundillo de la música. Pero sonábamos mejor que nunca y el interés de los fans volvía a ser el de antes».Generando expectaciónPor eso, el año pasado se pusieron manos a la obra para componer y grabar «el mejor disco posible». Y así fue como hace unos meses llegó el primer adelanto de «Energía Positiva», el nuevo álbum de Celtas Cortos que acaba de ver la luz hace un par de semanas. «Se nos hizo raro sacar un adelanto con tanto tiempo de antelación y también ir sacando otro adelanto, y otro, y otro, para ir generando expectación, por no hablar del tema de los vídeos, que ahora son casi lo más importante de todo. Ahora hay que hacer cosas muy raras para publicar un disco».
Celtas Cortos presenta la nueva versión de su clásico '20 de abril', una reinterpretación que celebra la vigencia eterna de una canción que forma parte de los grandes clásicos del pop español. Junto a la voz de Mikel Izal y Fito Cabrales (Fito y Fitipaldis), la canción de Jesús Cifuentes se renueva y adquiere un nuevo matiz.Puede que '20 de abril' sea la carta ficticia más conocida de la música en castellano, y según su autor, su letras es "probablemente la que más ha llegado a la gente porque se ha visto reflejada en ella y ha dejado una impronta emocional". Celtas Cortos celebran su 30 aniversario el 1 de noviembre con un disco recopilatorio que repasa su prolífica y exitosa carrera. Y para la ocasión actualizan algunas de sus canciones más conocidas en nuevas versiones grabadas con Fito y Mikel, Rozalén ('La senda del tiempo'), Kutxi Romero de Marea con Pulpul de Ska-P ('Tranquilo majete') y Mäbu ('Retales de una vida').El álbum contiene además todos sus clásicos, las versiones originales de sus singles de éxito, un par de versiones (The Pogues, The Waterboys), colaboraciones (Rosendo, Los Secretos, Willy DeVille, Javier Ruibal) y canciones de los proyectos paralelos de sus componentes. Un total de 58 temas repartidos en una caja con 3CDS que se publica en formato 'digipack' y tamaño DVD. También disponible edición en vinilo con 10 canciones originales que incluye un CD con 20 temas (colaboraciones incluidas).
En el momento en que muchos padres empezaron a ponerle a sus hijos nombres como Kevin o Daenerys, sucedió que nuestro vetusto y noble santoral empezó a quedarse desfasado, demodé, carente de utilidad práctica, así que es cuestión de tiempo que aparezca en algún momento un licenciado en publicidad que sugiera que, puestos a consagrar un día, el 7 de septiembre sea en honor a Mecano, y no a santa Regina de Autun, o a san Evorcio, y por supuesto le quitaríamos el 20 de abril a santa Inés de Montepulciano para concedérselo a Celtas Cortos.Hay una pequeña facción del pop español que ha hecho fama gracias a fijar una fecha en el título de una canción o en su estribillo, y por eso cada vez que llega el 20 de abril la gente -la que tiene una cierta edad- se acuerda del grupo vallisoletano y su canción, que empezó a poner de moda en nuestra escena pop, a principios de los 90, la música de origen céltico y el folk rastreable hasta tiempos anteriores a la romanización de Hispania. Luego vino lo de Hevia y Carlos Núñez, como todo el mundo sabe. 20 de abril, la canción, además consignaba el año: 1990. Si la carta que se leía en la letra fuera real, se cumplirían 30 años de aquel redactado.En aquel momento, Celtas Cortos estaban preparando su tercer disco: acababan de fichar por Dro, una de las discográficas más sólidas que habían surgida de la escena independiente nacional de los 80, y preparaban su salto a la fama. Los dos discos anteriores les habían dado popularidad sobre todo en el circuito local del folk castellano: Salida de emergencia (1989) era un disco instrumental, de danzas con aroma celtíbero, y en Gente impresentable (1990) empezaron a jugar con el lenguaje del pop, que sería el que daría forma a Cuéntame un cuento (1991), un disco del que se han vendido dos millones de copias -una barbaridad para la época, cifras que sólo alcanzaban Julio Iglesias y Mecano-, y que tuvo en 20 de abril su pieza emblemática.En ella, Jesús Cifuentes, el letrista y cantante, le escribía una carta a una vieja amiga, recordando los tiempos pasados, en la que había un amago de arrepentimiento por no haber tenido una mejor comunicación cuando estuvieron cerca. ¿Existió realmente esa carta? En varias entrevistas que concedió Cifuentes en 2017, aprovechando el 30 aniversario de la formación de Celtas Cortos y el comienzo de una nueva gira de conciertos, explicaba que la carta existió en su cabeza, y que se volcó en un papel para convertirse en el texto de la canción, y que la persona a la que iba dirigida era real, pero que nunca hubo una comunicación epistolar. Es decir: la carta no entró en ningún sobre, ni se le estampó ningún sello, ni acabó dentro de ningún buzón. La carta existe en el momento en el que suena la canción y la destinataria la escucha.¿Quién era esa chica? Su identidad está bien protegida, y ese secreto forma parte del misterio que ha beneficiado a Celtas Cortos, que han seguido en activo y, gracias al impacto de la pieza, han podido articular una carrera firmemente asentada en un puñado de éxitos populares que hacen que hoy, aunque ya no tengan la exposición de antes, puedan seguir publicando discos y recorrer España dando conciertos en pequeñas salas. No ahora mismo, por supuesto, pero sí antes del confinamiento y, seguramente, cuando éste se levante y la música en directo vuelva a ponerse en marcha.Evidentemente, Celtas Cortos han sufrido el cambio de las modas, el hecho de que un cierto tipo de pop-rock nacional que fue muy popular en los 80-90 -con su folclorismo explícito, del que participaron bandas como Seguridad Social- fuera desplazado por productos foráneos o la corriente indie, y que les hizo desaparecer de la radio y a tener una peor promoción y distribución de sus discos. Pero hay una base de fans que se mantiene estable, y un movimiento nostálgico que reaparece cada cierto tiempo y que tiene en 20 de abril uno de sus temas fetiche. Es el que les hace seguir llenando salas y levantar jarras de cerveza. Así que ahí seguirán, en pie hasta nueva orden.
El trigésimo aniversario del '20 de Abril' de Celtas Cortos no es un aniversario normal. Los hospitales españoles están abarrotados, los sanitarios continúan dejándose la piel cada día y ahora más que nunca los servicios básicos son indispensables. La crisis del Covid19 ha puesto en stand by la frenética evolución de un país que ahora dedica todos sus recursos para proteger a sus ciudadanos.Jesús Cifuentes y su banda han querido regrabar el himno que les dio la fama hace ahora 30 años para homenajear todos los profesionales de primera línea en su lucha contra la enfermedad. Eva Amaral, Carlos Tarque, El Sevilla, Rulo o Rozalén son algunos de los artistas que colaboran en esta versión con la que Celtas Cortos pide a quien pueda que colabore con Médicos Sin Fronteras. Todos los beneficios del tema se donarán a la organización y además se ha habilitado una web para hacer donativos.
En el momento en que muchos padres empezaron a ponerle a sus hijos nombres como Kevin o Daenerys, sucedió que nuestro vetusto y noble santoral empezó a quedarse desfasado, demodé, carente de utilidad práctica, así que es cuestión de tiempo que aparezca en algún momento un licenciado en publicidad que sugiera que, puestos a consagrar un día, el 7 de septiembre sea en honor a Mecano, y no a santa Regina de Autun, o a san Evorcio, y por supuesto le quitaríamos el 20 de abril a santa Inés de Montepulciano para concedérselo a Celtas Cortos.Hay una pequeña facción del pop español que ha hecho fama gracias a fijar una fecha en el título de una canción o en su estribillo, y por eso cada vez que llega el 20 de abril la gente -la que tiene una cierta edad- se acuerda del grupo vallisoletano y su canción, que empezó a poner de moda en nuestra escena pop, a principios de los 90, la música de origen céltico y el folk rastreable hasta tiempos anteriores a la romanización de Hispania. Luego vino lo de Hevia y Carlos Núñez, como todo el mundo sabe. 20 de abril, la canción, además consignaba el año: 1990. Si la carta que se leía en la letra fuera real, se cumplirían 30 años de aquel redactado.PUBLICIDADEn aquel momento, Celtas Cortos estaban preparando su tercer disco: acababan de fichar por Dro, una de las discográficas más sólidas que habían surgida de la escena independiente nacional de los 80, y preparaban su salto a la fama. Los dos discos anteriores les habían dado popularidad sobre todo en el circuito local del folk castellano: Salida de emergencia (1989) era un disco instrumental, de danzas con aroma celtíbero, y en Gente impresentable (1990) empezaron a jugar con el lenguaje del pop, que sería el que daría forma a Cuéntame un cuento (1991), un disco del que se han vendido dos millones de copias -una barbaridad para la época, cifras que sólo alcanzaban Julio Iglesias y Mecano-, y que tuvo en 20 de abril su pieza emblemática.En ella, Jesús Cifuentes, el letrista y cantante, le escribía una carta a una vieja amiga, recordando los tiempos pasados, en la que había un amago de arrepentimiento por no haber tenido una mejor comunicación cuando estuvieron cerca. ¿Existió realmente esa carta? En varias entrevistas que concedió Cifuentes en 2017, aprovechando el 30 aniversario de la formación de Celtas Cortos y el comienzo de una nueva gira de conciertos, explicaba que la carta existió en su cabeza, y que se volcó en un papel para convertirse en el texto de la canción, y que la persona a la que iba dirigida era real, pero que nunca hubo una comunicación epistolar. Es decir: la carta no entró en ningún sobre, ni se le estampó ningún sello, ni acabó dentro de ningún buzón. La carta existe en el momento en el que suena la canción y la destinataria la escucha.Más en El MundoLa Bien Querida: la consagrada diva 'indie' que Los Javis descubrieron al gran públicoQué fue de The Refrescos, la banda que dejó clarísima la gran carencia de Madrid: la playa¿Quién era esa chica? Su identidad está bien protegida, y ese secreto forma parte del misterio que ha beneficiado a Celtas Cortos, que han seguido en activo y, gracias al impacto de la pieza, han podido articular una carrera firmemente asentada en un puñado de éxitos populares que hacen que hoy, aunque ya no tengan la exposición de antes, puedan seguir publicando discos y recorrer España dando conciertos en pequeñas salas. No ahora mismo, por supuesto, pero sí antes del confinamiento y, seguramente, cuando éste se levante y la música en directo vuelva a ponerse en marcha.Evidentemente, Celtas Cortos han sufrido el cambio de las modas, el hecho de que un cierto tipo de pop-rock nacional que fue muy popular en los 80-90 -con su folclorismo explícito, del que participaron bandas como Seguridad Social- fuera desplazado por productos foráneos o la corriente indie, y que les hizo desaparecer de la radio y a tener una peor promoción y distribución de sus discos. Pero hay una base de fans que se mantiene estable, y un movimiento nostálgico que reaparece cada cierto tiempo y que tiene en 20 de abril uno de sus temas fetiche. Es el que les hace seguir llenando salas y levantar jarras de cerveza. Así que ahí seguirán, en pie hasta nueva orden.
Jesús Cifuentes, líder de la banda Celtas Cortos, ha utilizado sus redes sociales para pedir ayuda tras la pérdida de su perrita Deva. "Quiero haceros partícipes de que se nos ha perdido una perrina que tenemos, que es de la familia, el 6 de marzo, en el entorno del cerro de las Contiendas en Valladolid", cuenta el cantante, que pide cualquier tipo de información sobre la perrita, porque "la verdad, estamos bastante desesperados".