Fuente : Cotizalia (Rubíén J. Lapetra)
Es lo último de lo último. Los bluf: dícese de aquellas operaciones que ya le gustaría a más de un accionista que sucedieran, pero que lamentablemente poco tienen que ver con la realidad. Sucedió recientemente en Banco Popular, la entidad que se jactaba de ser la más eficiente en España y que ha caído de rodillas en la novela de ficción ladrillera. La intrahistoria de Blueprime, la sociedad jurídica que articulaba presuntamente una operación sobre el banco, entre inversores mexicanos y Trinitario Casanova, uno de sus principales accionistas hasta hace bien poco, habla peor que mal de las ocurrencias corporativas que de cuando en cuando suceden en España. Fue un espejismo, no fue real a juicio de la CNMV.
Vamos al resultado: el citado accionista vende todo lo que puede en mercado -hasta un 2,4% del capital en menos de dos semanas- tras el calentón registrado durante unos cuantos días en la cotización del banco. ¿Motivos? La caída del valor en bolsa -alineada con el resto de la banca- ponía al constructor Casanova en una posición complicada ante la deuda contraída en su inversión en Popular. Antes de ejecutar, como empezó a hacerle su bróker Fortis (Beta Capital), mejor vender por lo mejor. Parece que este particular insider olía lo que se le venía encima a Popular -provisiones millonarias- con la situación de Martinsa-Fadesa, desde el lunes en suspensión de pagos.
Salvemos las distancias. En lugar del caso anterior pongamos que a Florentino Píérez y la ACS de los March y el dúo Cortina-Alcocer: 8.000 millones de deuda en 2006, y un 100% más en 2007: 16.000 millones de euros. Capitalización en bolsa: más de 10.000 millones. Valor de participadas: más de 15.000 millones. ¿Deuda con recurso? Poca, muy poca. Casi todo con cargo a la matriz debido el espíritu de hólding de la constructora con diversas participaciones en Unión Fenosa (45%), Iberdrola (12%), Hochtief (31%), Abertis (28%)... Peso de la deuda: demasiado elevado. Los intereses devorando los dividendos y pidiendo más capital. Situación incómoda para sus accionistas.
Como a todo inversor financiero, la caída en la valoración de sus participadas ha terminado por golpear al conglomerado. ACS ha caído en bolsa un 32% en el último año. Y la ley del mercado y la carga de la deuda -dos veces capitalización- obliga a plantearse cualquier opción. Sombra de venta forzada en Fenosa. Pero todo resuelto con una subida del 20% en dos sesiones de bolsa gracias al ruido de operación. Fenosa e Iberdrola se comen la tesorería y exigen la aportación de más avales bancarios. La caída en la cotización de la elíéctrica obliga a aportar más garantías por su posición. Las plusvalías iniciales -en octubre de 2006 compró el 22% a 32 euros- se esfumaron tras comprar un 10% en una OPA a mercado, otro 4% a Fernando Martín, el responsable de Martinsa-Fadesa, y el resto en mercado. Hoy se cuecen píérdidas en esa inversión. Como en Iberdrola. A 9, 8 y 7 euros ACS debe poner más dinero para respaldar sus críédito y los derivados vigentes en Iberdrola.
Según el hecho relevante de ACS, "dentro siempre del respeto a la política del Gobierno", -por dotar de más credibilidad al hallazgo, no se vaya a enfadar Miguel Sebastián-, el grupo constructor contempla toda las opciones justo en el momento en el que las garantías sobre sus críéditos de inversión pueden saltarle por los aires. en Iberdrola, donde quiere "concentrar sus esfuerzos en concentrar su participación".
De ahí, a valorar Fenosa en 48 euros por acción (16 si se tiene en cuenta el split de acciones 3x1 reciente- va un largo trecho. ACS conseguiría 2.200 millones de euros en plusvalías. O más. Todo depende. Negociando con la alemana E.On o la francesa EDF todo vale. Pero pagar ese precio por Fenosa supone valorar Iberdrola en 70.000 millones de euros por comparables -y sin entrar en el mix de energía, que traería lo suyo-. Otra cosa es, claro, que existan ofertas por Unión Fenosa, pero a un precio bastante más ajustado a la realidad actual.
Antes del calentón, la elíéctrica cotizaba a poco más de 34 euros pre-split (11,5 euros post-split). Comprar una participación de control con prima del 40% no es lo mismo que tener que lanzar una OPA sobre el 100% con ese mismo sobreprecio. Pocos compradores en su sano juicio pagarían el precio por kilowatio que se pretende: precio de control, cuando hay que lanzar una OPA de 16.000 millones de euros por la cuarta compañía energíética española.
Si EDF quiere gas, principal activo que tiene Fenosa, acudiría sin duda antes a las puertas de la petrolera hermana Total, accionista de control de Cepsa, y Banco Santander, accionista saliente con el 30% del capital. Cepsa es socio amistoso con la argelina Sonatrach. De Argelia procede más del 45% del gas que se consume en España. Si EDF quiere otra cosa, como los activos renovables de Iberdrola, quizá deba acudir al punto de partida. La operación de ACS bien puede dirigirse a la italiana Enel, con quien comparte al 50% los activos renovables de Fenosa a travíés de Eufer. Y en este caso, ¿dónde queda Endesa? ¿y Acciona?