Por... Manny García-Tuñón
Hay quienes creen que para ser bueno en los negocios uno debe ser malo en cuanto a carácter, o al menos estar dispuesto a hacer cosas malas - de lo contrario, ¿cómo puede salir adelante? Tan cansado como estoy de escuchar las mismas implicaciones de que el capitalismo es el mal, y los empresarios son despiadados, y los vendedores son mentirosos... estoy aún más sorprendido por el hecho de que aún hoy en día, son muchas veces los supuestos intelectuales, hombres y mujeres que se enorgullecen de ser los pensadores, los que propagan esta visión simplista y distorsionada de los negocios.
Permítanme primero ofrecer un ejemplo exagerado y despuíés volveríé a la realidad.
La semana pasada vi The Godfather Legacy, un fascinante documental del History Channel conmemorando el 40 aniversario de la película The Godfather de Francis Ford Coppola basada en la novela de Mario Puzo. Me sorprendió cuando escuche a Coppola referirse a su película como “una metáfora para el capitalismo en su forma más pura…†¿Hablaba en serio? Siempre pensíé que la serie The Godfather, una de mis favoritas de todos los tiempos, se trataba de la búsqueda implacable del poder absoluto y la codicia a travíés del asesinato y el crimen organizado - todo en nombre de la más noble de las instituciones: la familia. Pero, ¿está implicando Coppola que de eso se trata el capitalismo? Incluso hablando metafóricamente, es una gran acusación contra el único sistema económico capaz de soportar una sociedad verdaderamente libre y democrática. ¿Hemos de creer que el sistema económico alternativo, el socialismo, está completamente libre de la lucha por el poder absoluto y la avaricia, el asesinato y el crimen? Si la historia nos ha enseñado algo es que el socialismo es en realidad peor, porque además de concentrar estos males en manos de la íélite política, les niega a sus ciudadanos los más elementales derechos humanos y la capacidad de ser los autores de su propio destino.
Pero en última instancia, no se trata de la diferencia entre capitalismo y el socialismo (tema para una futura columna). Se trata de la implicación de que para tener íéxito en los negocios hay que estar dispuesto a hacer cosas malas. Esto simplemente no es verdad. De hecho, va en contra de la ley más fundamental en que se basa el íéxito en los negocios, como en la vida: su íéxito está en proporción directa al valor que usted crea para los demás. Esta ley es tan irrefutable para la humanidad como es la ley natural de la gravedad. Usted puede tratar de eludir la, incluso puede salirse con la suya por un tiempo, pero tarde o temprano vuelve a caer a la tierra. La naturaleza en última instancia, busca el equilibrio y, como seres naturales, nosotros tambiíén. Su íéxito, incluyendo los ingresos que usted gana, en última instancia será igual a la cantidad de valor que usted cree. Ni un centavo más. Ni un centavo menos. No tiene nada que ver con ser codicioso y despiadado. Estos no son requisitos previos para el capitalismo, ni son factores del íéxito. Son tendencias innatas inherentes a nuestra naturaleza humana, pero eso no significa que tengamos que actuar sobre ellas - en los negocios o en la vida.
¿Hay personas sin escrúpulos en los negocios? Por supuesto que los hay. Inclusive conozco a unos cuantos. Pero eso no significa que son buenos empresarios. De hecho hacen más daño que bien. Tome la reciente crisis de las hipotecas subprime, por ejemplo. ¿Cuánto tiempo pensamos que la burbuja iba a durar? La crisis no fue el resultado de la cantidad de dinero que algunos en Wall Street estaban haciendo – eso es relativo. La crisis fue el resultado de un modelo de negocios irresponsable que ignoraba las buenas prácticas comerciales y creó una fachada. Quizás no lo podíamos reconocer en medio de la bonanza, o quizás preferíamos ignorarlo, pero la cantidad de dinero que estaba entrando era desproporcionada en relación con el verdadero valor que estaba saliendo.
Si usted está buscando salir adelante en los negocios y aumentar sus ingresos actuales voy a hacerle una oferta que no podrá rechazar: simplemente aumente la cantidad de valor que está creando para los demás. Haga más de lo que actualmente le están pagando. Hágalo mejor de lo que se espera de usted. En última instancia, los resultados que usted busca vendrán por añadidura - y nadie tiene que morir en el proceso.