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Autor Tema: Las acciones de las cotizadas dejan de ser garantí­a de críédito para la banca  (Leído 1188 veces)

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Las acciones de las cotizadas dejan de ser garantí­a de críédito para la banca

Publicado en Expansión por Marí­a Martí­nez

Las entidades prevíén nuevos recortes del mercado y recelan de aceptar tí­tulos como aval de príéstamos. La banca destaca que sus riesgos por las operaciones de este tipo cerradas en los últimos años no son dramáticos.

Las acciones de las compañí­as cotizadas han dejado de ser una garantí­a de peso a la hora solicitar un críédito a un banco. La escalada de la bolsa hasta máximos históricos ha favorecido en los últimos años la concesión de príéstamos avalados con tí­tulos. Pero el ajuste bursátil provocado por la crisis subprime, que ha reducido, de media, un 21,65% el valor de los tí­tulos bursátiles en 2008, ha puesto en cuarentena este tipo de garantí­as y ha cortado esta operativa.

“Este tema empezó a cerrarse antes del verano pasado, cuando se barruntaba un cambio”, explican en un banco extranjero. Y esta situación, además, no va a cambiar en los próximos meses, lo que pone de manifiesto las actuales cautelas de la banca sobre la evolución de los í­ndices bursátiles a medio plazo. “El escenario que se baraja, al menos durante el segundo semestre de 2008, es bajista para la bolsa. Las operaciones de este tipo volverán a hacerse con el tiempo, pero se van a tardar en ver”, explican en el sector financiero.

Riesgos calculados
En cualquier caso, más allá de las implicaciones que la caí­da de la bolsa puede tener en el futuro de las compras de acciones apalancadas, el foco de interíés se centra actualmente en las consecuencias que el ajuste de la renta variable puede tener sobre los bancos, empresas e inversores individuales (grandes y pequeños) que en los últimos años han suscrito este tipo de príéstamos.
 
Por lo que respecta a los bancos, íéstos señalan que su situación no es “dramática”. “No es un negocio como las hipotecas”, comentan en una entidad. El sector reconoce que a la hora de conceder estos críéditos no se han seguido en los últimos años criterios “extremadamente conservadores”. “Pero son riesgos calculados. Se ha sido medianamente prudente”, apuntan fuentes financieras.

Entre otros factores, los bancos argumentan que no han concedido príéstamos por el 100% del valor de las acciones adquiridas. En tíérminos generales, el sector ha financiado entre el 70% y el 80% del importe de las operaciones, mientras que el resto (entre un 30% y un 20%) ha sido capital propio aportado por los inversores. Sin embargo, las acciones que las entidades tienen en prenda son, en la mayorí­a de los casos, la totalidad (no sólo las adquiridas con financiación), por lo que la banca “juega normalmente con un margen”, dice un experto.

Con todo y pese a las precauciones adoptadas, el sector financiero es consciente de que todas estas operaciones “están tocadas” tras la corrección bursátil. “Se están renegociando prácticamente todas las estructuras de compra”, explican en un banco. Se discuten modificaciones del calendario de pagos de la deuda, la aportación de nuevas garantí­as (dinerarias o en forma de acciones) e incluso, la anulación de los contratos de financiación.

Banca e inversores consideran que, antes que ejecutar las garantí­as (vender en el mercado los tí­tulos en prenda para recuperar el importe del críédito), es preferible que sea el propio inversor el que se desprenda de su paquete accionarial, para repagar su deuda con los fondos obtenidos.

“La ejecución de las garantí­as, y aún más en un mercado bajista, es el último recurso”, dicen en un banco, en el que tambiíén aluden a los inconvenientes y costes que supone, en estos casos, la gestión de la venta de las acciones.

De cualquier forma, el riesgo de ejecución es mayor cuando el deudor es un accionista individual en lugar de una empresa. “Las compañí­as siempre pueden ofrecer como colateral (garantí­a) un negocio, frente a un inversor individual, que sólo cuenta con su patrimonio personal”, describe el sector financiero. Esta diferenciación, de hecho, tambiíén es percibida por muchas compañí­as deudoras, que afrontan con relativa tranquilidad el actual escenario de corrección bursátil.

í‰ste es el caso, por ejemplo, de Sacyr Vallehermoso, que como el resto de constructoras ha recurrido en los últimos años a este tipo de operativa para articular su entrada en el sector energíético. El grupo presidido por  Luis del Rivero pone el acento sobre el valor de sus activos de la empresa (30.000 millones), que respalda todos sus compromisos financieros.

A su vez, parte de la deuda de Ferrovial está garantizada con el 62% de las acciones de su participada Cintra. En enero, la cotización de la concesionaria (entendida como la media aritmíética del precio de cierre durante 90 dí­as naturales) debí­a situarse en, al menos, 7,28 euros, para cumplir con los ratios de cobertura de la deuda fijados por los bancos. En la actualidad, algunos analistas, que consideran que la compañí­a no se verá abocada a aportar nuevas garantí­as a la banca, sitúan este precio en 6,93 euros. Ayer, Cintra cerró en 7,7 euros.

Más casos
Por otra parte, empresas como Renta 4 han respaldado príéstamos obtenidos para el desarrollo de su negocio con acciones de sus participadas. El bróker tiene críéditos con un lí­mite de 41 millones de euros avalados con 1,6 millones de acciones de Bolsas y Mercados Españoles (BME), que hoy tienen un valor de mercado de 38 millones. Renta 4, a la que los bancos no han exigido nuevas garantí­as, destaca su sólida posición de tesorerí­a, que le permite afrontar todas sus obligaciones financieras.

El  mercado ha sido prolí­fico en este tipo de operaciones durante los últimos años. El 80% del críédito con el que Trinatario Casanova adquirió el 3,5% de Banco Popular estaba garantizado con las propias acciones. La caí­da de la cotización forzó la ejecución de garantí­as, lo que redujo el porcentaje del inversor en la entidad. Los movimientos corporativos en el sector inmobiliario –como la compra de Urbis por Reyal, o la megafusión que dio lugar a Afirma– tambiíén generaron endeudamiento respaldado con acciones.

Protagonistas indirectos de la pignoración de tí­tulos
Las entidades acreedoras y las empresas deudoras no son las únicas implicadas en las compras apalancadas de acciones. Este tipo de operativa tiene, en la mayorí­a de los casos, un tercer protagonista: las cotizadas que, de la noche a la mañana, se ven envueltas en un escenario en el que una parte de su capital se encuentra pignorado en garantí­a de la deuda de otra empresa o inversor. 

Pero estas pignoraciones, que conllevan riesgos como el de ventas masivas de acciones en el mercado en caso de ejecución de la prenda por parte de los bancos, no inquietan en exceso a las empresas afectadas. “Ser una compañí­a cotizada implica una serie de riesgos y íéste es uno de ellos”, dicen fuentes de una empresa inmersa indirectamente en esta operativa.

“Tambiíén estamos expuestos a que, por ejemplo, un accionista venda su participación en la compañí­a”, prosiguen las mismas fuentes. Además, estas empresas consideran que, en el hipotíético caso de que la banca ejecute los tí­tulos, el mercado serí­a capaz de absorber las acciones puestas a la venta, debido al interíés que su negocio suscita entre inversos nacionales y extranjeros.



Voy del oro a Squirrel Media y tiro porque me toca.