Las acciones de las cotizadas dejan de ser garantía de críédito para la banca
Publicado en Expansión por María Martínez
Las entidades prevíén nuevos recortes del mercado y recelan de aceptar títulos como aval de príéstamos. La banca destaca que sus riesgos por las operaciones de este tipo cerradas en los últimos años no son dramáticos.
Las acciones de las compañías cotizadas han dejado de ser una garantía de peso a la hora solicitar un críédito a un banco. La escalada de la bolsa hasta máximos históricos ha favorecido en los últimos años la concesión de príéstamos avalados con títulos. Pero el ajuste bursátil provocado por la crisis subprime, que ha reducido, de media, un 21,65% el valor de los títulos bursátiles en 2008, ha puesto en cuarentena este tipo de garantías y ha cortado esta operativa.
“Este tema empezó a cerrarse antes del verano pasado, cuando se barruntaba un cambioâ€, explican en un banco extranjero. Y esta situación, además, no va a cambiar en los próximos meses, lo que pone de manifiesto las actuales cautelas de la banca sobre la evolución de los índices bursátiles a medio plazo. “El escenario que se baraja, al menos durante el segundo semestre de 2008, es bajista para la bolsa. Las operaciones de este tipo volverán a hacerse con el tiempo, pero se van a tardar en verâ€, explican en el sector financiero.
Riesgos calculados
En cualquier caso, más allá de las implicaciones que la caída de la bolsa puede tener en el futuro de las compras de acciones apalancadas, el foco de interíés se centra actualmente en las consecuencias que el ajuste de la renta variable puede tener sobre los bancos, empresas e inversores individuales (grandes y pequeños) que en los últimos años han suscrito este tipo de príéstamos.
Por lo que respecta a los bancos, íéstos señalan que su situación no es “dramáticaâ€. “No es un negocio como las hipotecasâ€, comentan en una entidad. El sector reconoce que a la hora de conceder estos críéditos no se han seguido en los últimos años criterios “extremadamente conservadoresâ€. “Pero son riesgos calculados. Se ha sido medianamente prudenteâ€, apuntan fuentes financieras.
Entre otros factores, los bancos argumentan que no han concedido príéstamos por el 100% del valor de las acciones adquiridas. En tíérminos generales, el sector ha financiado entre el 70% y el 80% del importe de las operaciones, mientras que el resto (entre un 30% y un 20%) ha sido capital propio aportado por los inversores. Sin embargo, las acciones que las entidades tienen en prenda son, en la mayoría de los casos, la totalidad (no sólo las adquiridas con financiación), por lo que la banca “juega normalmente con un margenâ€, dice un experto.
Con todo y pese a las precauciones adoptadas, el sector financiero es consciente de que todas estas operaciones “están tocadas†tras la corrección bursátil. “Se están renegociando prácticamente todas las estructuras de compraâ€, explican en un banco. Se discuten modificaciones del calendario de pagos de la deuda, la aportación de nuevas garantías (dinerarias o en forma de acciones) e incluso, la anulación de los contratos de financiación.
Banca e inversores consideran que, antes que ejecutar las garantías (vender en el mercado los títulos en prenda para recuperar el importe del críédito), es preferible que sea el propio inversor el que se desprenda de su paquete accionarial, para repagar su deuda con los fondos obtenidos.
“La ejecución de las garantías, y aún más en un mercado bajista, es el último recursoâ€, dicen en un banco, en el que tambiíén aluden a los inconvenientes y costes que supone, en estos casos, la gestión de la venta de las acciones.
De cualquier forma, el riesgo de ejecución es mayor cuando el deudor es un accionista individual en lugar de una empresa. “Las compañías siempre pueden ofrecer como colateral (garantía) un negocio, frente a un inversor individual, que sólo cuenta con su patrimonio personalâ€, describe el sector financiero. Esta diferenciación, de hecho, tambiíén es percibida por muchas compañías deudoras, que afrontan con relativa tranquilidad el actual escenario de corrección bursátil.
í‰ste es el caso, por ejemplo, de Sacyr Vallehermoso, que como el resto de constructoras ha recurrido en los últimos años a este tipo de operativa para articular su entrada en el sector energíético. El grupo presidido por Luis del Rivero pone el acento sobre el valor de sus activos de la empresa (30.000 millones), que respalda todos sus compromisos financieros.
A su vez, parte de la deuda de Ferrovial está garantizada con el 62% de las acciones de su participada Cintra. En enero, la cotización de la concesionaria (entendida como la media aritmíética del precio de cierre durante 90 días naturales) debía situarse en, al menos, 7,28 euros, para cumplir con los ratios de cobertura de la deuda fijados por los bancos. En la actualidad, algunos analistas, que consideran que la compañía no se verá abocada a aportar nuevas garantías a la banca, sitúan este precio en 6,93 euros. Ayer, Cintra cerró en 7,7 euros.
Más casos
Por otra parte, empresas como Renta 4 han respaldado príéstamos obtenidos para el desarrollo de su negocio con acciones de sus participadas. El bróker tiene críéditos con un límite de 41 millones de euros avalados con 1,6 millones de acciones de Bolsas y Mercados Españoles (BME), que hoy tienen un valor de mercado de 38 millones. Renta 4, a la que los bancos no han exigido nuevas garantías, destaca su sólida posición de tesorería, que le permite afrontar todas sus obligaciones financieras.
El mercado ha sido prolífico en este tipo de operaciones durante los últimos años. El 80% del críédito con el que Trinatario Casanova adquirió el 3,5% de Banco Popular estaba garantizado con las propias acciones. La caída de la cotización forzó la ejecución de garantías, lo que redujo el porcentaje del inversor en la entidad. Los movimientos corporativos en el sector inmobiliario –como la compra de Urbis por Reyal, o la megafusión que dio lugar a Afirma– tambiíén generaron endeudamiento respaldado con acciones.
Protagonistas indirectos de la pignoración de títulos
Las entidades acreedoras y las empresas deudoras no son las únicas implicadas en las compras apalancadas de acciones. Este tipo de operativa tiene, en la mayoría de los casos, un tercer protagonista: las cotizadas que, de la noche a la mañana, se ven envueltas en un escenario en el que una parte de su capital se encuentra pignorado en garantía de la deuda de otra empresa o inversor.
Pero estas pignoraciones, que conllevan riesgos como el de ventas masivas de acciones en el mercado en caso de ejecución de la prenda por parte de los bancos, no inquietan en exceso a las empresas afectadas. “Ser una compañía cotizada implica una serie de riesgos y íéste es uno de ellosâ€, dicen fuentes de una empresa inmersa indirectamente en esta operativa.
“Tambiíén estamos expuestos a que, por ejemplo, un accionista venda su participación en la compañíaâ€, prosiguen las mismas fuentes. Además, estas empresas consideran que, en el hipotíético caso de que la banca ejecute los títulos, el mercado sería capaz de absorber las acciones puestas a la venta, debido al interíés que su negocio suscita entre inversos nacionales y extranjeros.