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Autor Tema: EE.UU.: Los príéstamos a las pequeñas empresas en virtud de la Ley Dodd-Frank...  (Leído 125 veces)

OCIN

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Por...   Mark Calabria
 


Despuíés de dos años de que la Ley Dodd-Frank de Reforma de Wall Street y Protección al Consumidor, algunas de las minas ocultas en sus cientos de páginas están empezando a salir a la superficie.
 
Bajo la sección 1071, subtí­tulo G, denominado "Mejoras regulatorias" (¿Quiíén dice que el Congreso no tiene sentido del humor?), la ley establece un sistema de recolección de datos sobre los príéstamos a pequeñas empresas. La finalidad alegada es "facilitar el cumplimiento de las leyes de príéstamos justos y permitirle a las comunidades, a las entidades gubernamentales y a los acreedores identificar las necesidades y oportunidades de los negocios y de desarrollo comunitario que tienen las empresas que son propiedad de mujeres o de minorí­as o pequeñas". Traducción: Impulsar la discriminación positiva en la concesión de príéstamos a las pequeñas empresas.
 
Recordemos que el mismo esquema de ingenierí­a social establecido por la ley contribuyó al auge de los príéstamos de alto riesgo que finalmente hicieron estallar al mercado hipotecario. Parece que la Ley Dodd-Frank llevará a los príéstamos a pequeñas empresas por el mismo camino.

La crisis financiera ha demostrado la capacidad del gobierno para tomar lo que deberí­a ser una actividad relativamente segura —como los príéstamos hipotecarios— y convertirlo en un desastre. Los príéstamos a las pequeñas empresas, sin embargo, ya están lejos de ser seguros. La tasa de fracaso anual para empresas con menos de cinco empleados promedia el 20 por ciento —1 de cada 5. Eso es cierto incluso en el mejor de los tiempos: En 2005, el 19 por ciento de las pequeñas empresas fracasó. Los fracasos de las pequeñas empresas, no obstante, no son al azar. Las empresas más jóvenes, por supuesto, fracasan a una tasa más alta. Otro factor importante es el tipo de empresa —un factor que tiende a estar fuertemente influenciado por la raza y el gíénero de sus propietarios.
 
Por ejemplo, el 16 por ciento de las empresas propiedad de mujeres opera en el sector de la atención míédica y la asistencia social, un sector con una tasa de fracaso relativamente baja de 18 por ciento. Mientras tanto, solo 10 por ciento de las empresas propiedad de hispanos opera en esos sectores, mientras que los hispanos poseen un número desproporcionadamente elevado de las empresas de construcción. En 2009, las empresas de construcción que tení­an menos de 10 años en funcionamiento fracasaron a una tasa del 30 por ciento.
 
Las distintas industrias tienen diferentes tasas de íéxito y una distinta necesidad de capital, y tambiíén difiere su necesidad de príéstamos y su solvencia. Dado que la raza y el sexo de los propietarios es un factor comprobable en las industrias con diferentes tasas de fracaso, la cotización y el rechazo de príéstamos será distinta entre las razas y los sexos incluso en ausencia total de discriminación. "Igualar" la negación y la fijación de precios de la forma en que Dodd-Frank busca hacerlo significa necesariamente ampliar el críédito a las empresas más riesgosas.
 
Las tasas de fracaso de las empresas tambiíén difieren significativamente entre las distintas áreas geográficas. En la medida en que algunos grupos demográficos están concentrados en áreas especí­ficas —por ejemplo, los hispanos en el suroeste— las diferencias en las condiciones económicas tambiíén impulsarán diferencias entre las razas.
 
Uno esperarí­a que estas variables se tomaran en consideración. Pero el Departamento de Justicia demostró que este no es el caso con al reciente sacudida de Wells Fargo por prácticas de príéstamos hipotecarios que supuestamente discriminaban a negros e hispanos. Esa acción estaba basada en un análisis que reprobarí­a en una clase de estadí­stica de pregrado. Si el Departamento de Justicia hubiese hecho un mí­nimo intento por controlar factores tales como el riesgo de críédito o la relación príéstamos/valor, su propia información hubiera revelado que las diferencias entre las tasas hipotecarias se rigen por puntuaciones de críédito y las caracterí­sticas del príéstamo, no la raza. Esto sugiere que la polí­tica, no la razón, impulsará el uso de la información recolectada en virtud de la Ley Dodd-Frank.
 
El incidente de Wells Fargo tambiíén podrí­a ser una mala señal de hacia donde se dirige la polí­tica gubernamental. A diferencia del mercado hipotecario, solo una porción de los príéstamos a pequeñas empresas (afortunadamente) está garantizada por el gobierno. La concesión de príéstamos de la misma Administración a las Pequeñas Empresas parece cuestionable bajo los estándares aceptados por la Ley Dodd-Frank: En el año fiscal 2011, 3 por ciento de los príéstamos sección 7(a) de la agencia fue concedido a negros, mientras que 6 por ciento fue concedido a empresarios hispanos y 17 por ciento a los negocios propiedad de mujeres.
 
A pesar de su riesgo, los príéstamos a las pequeñas empresas rara vez han sido la causa de crisis financieras. La razón es que los bancos, a sabiendas de que ese tipo de príéstamo es riesgoso, toman precauciones y mantienen estándares conservadores de evaluación. Una vez que el gobierno recolectó y publicó información sobre los príéstamos hipotecarios según la raza y el gíénero, lo primero en recibir ataques fueron los criterios conservadores de evaluación. ¿Quíé sucede cuando la administración o miembros del Congreso comienzan a quejarse de que las mujeres y las minorí­as están siendo victimizados en la concesión de príéstamos a las pequeñas empresas?
 
Teniendo en cuenta que las evaluaciones para las pequeñas empresas son más subjetivas que aquellas para los príéstamos hipotecarios, la erosión de los estándares de evaluación podrí­a resultar fácilmente en presión sobre los bancos por parte de grupos comunitarios y polí­ticos para extender príéstamos a algunos favorecidos. Somos afortunados de que las píérdidas de los príéstamos a pequeñas empresas jugaron un papel relativamente menor en la reciente crisis financiera. Si queremos evitar que juegue un papel más importante en la próxima conflagración, entonces derogar la sección 1071 de la Ley Dodd-Frank deberí­a ser una alta prioridad para el próximo Congreso.


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