Por... Diana Pita Rodríguez
Las patas de pollo son una delicia para los chinos y se han convertido en un gran negocio para algunos de nuestros países vecinos. ¿Quíé se necesita para darle un mordisco a ese apetitoso mercado?
Son uno de los piqueos favoritos para acompañar el consumo de alcohol, aunque se sirven tambiíén como un plato frío, en sopa o como plato de fondo.
Se pueden comprar patitas aderezadas empacadas al frío en los supermercados, listas para consumir. Justamente este fue el snack que se vendió mejor por internet durante la Euro 2012, registrando un aumento de ventas del 600%.
A las patas de pollo tambiíén se les llama "talones de fíénix". El pollo forma parte de la simbología china del fíénix y el dragón y representa la unión familiar. Este aperitivo es una exquisitez para el paladar chino y una señal de prestigio para los comensales que las ordenan.
Su consumo es más alto entre los meses de abril y octubre y se reduce en el invierno. Alrededor de un 50% de sus ventas se concentra en el sur de China, especialmente en Cantón.
Según la medicina tradicional china, las patas de pollo son eficaces para combatir la arterioesclerosis y enfermedades del sistema circulatorio gracias a su alto contenido de calcio, mientras que su concentración de colágeno es beneficiosa para la piel.
El consumo de patas de pollo en China supera las 500 mil toneladas al año, la enorme demanda eleva el precio de este producto, considerado un despojo en muchos países.
A junio de 2012 el precio de un kilo de patas de pollo crudas en los supermercados de China superó los 3 dólares y el precio por tonelada bordea los mil 1500 dólares.
Por otro lado, las importaciones de patas de pollo representan más del 50% del total de importaciones avícolas chinas. El arancel aplicable a las patitas de pollo provenientes del Perú es 0.35 yuanes/kg, es decir unos 0.060 USD, a lo cual se suma el pago de 13% de IGV.
Estados Unidos era el principal proveedor de este producto, hasta que en 2010 China impuso aranceles de hasta 105% a las importaciones de patas de pollo estadounidenses. En 2009, EE.UU. vendió a China casi 278 millones de dólares, abasteciendo casi el 50% de la demanda local.
Esta ventana de oportunidad fue aprovechada por Brasil, quien en 2011 exportó a China 114,936 toneladas de patas de pollo por un valor total de 246 millones de dólares. En solo dos años sus exportaciones crecieron un 900%.
Tambiíén se unieron al festín Argentina, que ocupa el segundo lugar en volumen de exportaciones y abastece un 30% de la demanda china y Chile que se ubica en la tercera posición y estaría exportando a máxima capacidad. Mientras tanto Colombia y Uruguay se alistan para ingresar.
Sin embargo, esta es una fiesta a la que solo se accede con una clave secreta.
Para que las patas de pollo importadas ingresen a China se requiere contar con un certificado fitosanitario otorgado por el gobierno chino, lo cual se logra tras un complejo proceso que implica la certificación de toda la cadena de producción avícola.
El trámite se inicia a solicitud del gobierno interesado ante la entidad sanitaria china. Para empezar, no todos los pedidos son tramitados, este organismo chino decide si es posible comenzar el procedimiento de autorización de ingreso de acuerdo al nivel fitosanitario del país solicitante.
Asimismo, el gobierno interesado debe presentar documentación tíécnica sobre su sistema de servicio veterinario, sistema de control de calidad, míétodo de producción, sistema de control de inocuidad y sanidad, sistema de monitoreo de residuos, detección y supervisión de epidemias de animales, entre otros.
El estricto proceso de evaluación incluye tambiíén la visita de un grupo de expertos de la entidad sanitaria china para realizar una inspección in situ de las granjas avícolas productoras.
Aunque en el mercado chino la demanda de patas de pollo es alta, solo un grupo exclusivo de centros avícolas de EE.UU., Argentina, Brasil, Chile y Francia tienen la autorización necesaria para exportar estos productos a China.
El secreto está en que el producto cuente con un alto estándar de calidad, que no solo le permita ser competitivo a nivel internacional, sino que además cumpla con los requerimientos que exige la autoridad sanitaria china.