Martes, 4 de Setiembre del 2012 - 16:33:00
Si esperas la misma remuneración que otras personas por el mismo trabajo, no eres la única especie en desarrollar ese sentido de justicia. Culpa a la evolución.
Los investigadores que estudian a los monos capuchinos marrones (Cebus apella) han encontrado que esas especies altamente sociables y cooperativas nativas de Amíérica del Sur muestran un sentido de justicia, la primera vez que dicho comportamiento ha sido documentado en otra especie distinta de los humanos.
La pregunta de si la aversión humana a tratos injustos, mostrada ahora por otros primates, es un comportamiento desarrollado o es el resultado de la influencia cultural de las grandes instituciones sociales como la religión, los gobiernos y las escuelas, en el caso de los humanos, ha intrigado a los científicos en los últimos años.
El nuevo hallazgo sugiere que la evolución puede tener algo que ver con eso. Tambiíén pone de relieve cuestiones sobre la naturaleza económica y la evolución y su relación con el sentido de una especie de justicia, al tiempo que añade un nuevo capítulo en nuestra comprensión de los primates.
"Parece que este comportamiento forma parte de la evolución... no es simplemente una construcción cultural. Hay una buena razón evolutiva por la que no nos gusta ser tratados injustamente", dijo Sarah Brosnan, autora principal del estudio que se publicó en la revista científica Nature y que recoge National Geographic.
Brosnan, Doctora en Biología, especializada en zoología y psicología en el “Yerkes National Primate Research Center and Living Links†en la Universidad de Emory en Atlanta, dijo que su investigación estuvo inspirada, en parte, por los estudios sobre la cooperación humana realizados por el economista suizo Ernst Fehr, quien encontró que las personas rechazan inherentemente la injusticia.
Para probar si este comportamiento se encuentra en otras especies, Brosnan diseñó un experimento para monos capuchinos marrones, una especie bien conocida por sus fuertes lazos sociales y un comportamiento relativamente cooperativo, sobre todo en compartir las actividades de recolección de alimentos, como cazar ardillas y localizar árboles frutales.
Los individuos fueron escogidos de dos grandes y bien establecidos grupos sociales de capuchinos marrones en cautividad, existentes en el Yerkes National Primate Research Center y fueron emparejados. Las parejas fueron colocadas una al lado de la otra y entrenadas para intercambiar con los humanos una pequeña roca de granito en un intervalo de 60 segundos para recibir una recompensa, en la mayoría de los casos, un trozo de pepino.
"Esto realmente podría sonar simple, pero no muchas especies están dispuestas a renunciar a cosas, especialmente intencionalmente", dijo Brosnan (si no, piense en tratar de interponerse entre un hueso y la boca de un perro.)
Sólo fueron puestos a prueba los capuchinos hembra, ya que es más fácil comprobar el trato justo entre sus compañeros, dijo Brosnan.
Los otros compañeros de capuchinos que tambiíén canjearon la roca de granito recibieron el mismo premio (una rodaja de pepino), o una recompensa mejor (una uva, un alimento más deseable), para la misma cantidad de trabajo o, en algunos casos, sin llevar a cabo ningún trabajo en absoluto.
Brosnan dijo que la respuesta al trato desigual fue sorprendente: los capuchinos que fueron testigos de un trato injusto y no se beneficiaron de una recompensa, a menudo se negaban a realizar el canje de la piedra con los investigadores humanos, no querían comer los pepinos que recibían por su trabajo y, en algunos casos, arrojaban los alimentos recibidos a los investigadores.
Esas acciones fueron significativas. Confirmaron que no sólo los capuchinos esperaban un trato justo, sino que el deseo humano de justicia tiene una base evolutiva.
VER VIDEO:
http://www.youtube.com/watch?v=g8mynrRd7Ak (el comportamiento de los monos capuchinos comienza en el min1 30sg)
Susan Perry, experta en primates del Max Planck Institute para la Antropología Evolutiva en Leipzig, Alemania, estudia el comportamiento del Cebus capucinus, una especie de capuchinos en libertad, estrechamente relacionados con los monos capuchinos marrones.
Basada en su revisión del trabajo de Brossnan, Perry describió la investigación como un "documento fascinante".
"No es tan sorprendente para mí que los monos actúen de esta manera", escribió Perry en un e-mail. "Despuíés de todo, los seres humanos a menudo responden de una manera aparente irracional…no aceptando recompensa alguna para ellos o sus parejas en lugar de aceptar recompensas desiguales…es el juego del ultimátum", escribió, refiriíéndose a la clásica prueba de laboratorio de aversión a la desigualdad.
El estudio es el último de una serie de investigaciones sobre el comportamiento humano y el de los primates, la cultura y la evolución que ha estimulado nuevos campos de investigación.
En los últimos años, los investigadores han identificado un conjunto de conductas únicas que se encuentran entre los diferentes grupos de diferentes especies de primates, incluyendo los chimpancíés, orangutanes y monos capuchinos, y asociados con su cultura. Los científicos han tratado de explicar cómo los individuos aprenden los procesos de aprendizaje social.
En 2001 Andrew Whiten de la Universidad St. Andrews, Escocia, junto con Jane Goodall y otros investigadores analizaron cinco díécadas de datos sobre los chimpancíés, identificando 39 distintos comportamientos vinculados al apareamiento, alimentación, aseo personal y el uso de herramientas, concluyendo que los chimpancíés tienen una cultura.
Los investigadores están dirigiendo su mirada hacia otras especies de primates. "La gente está buscando estos llamados comportamientos culturales, los cuales son variantes de comportamiento entre dos grupos distintos de la misma especie que no pueden ser explicados por su ecología", dijo Brosnan. "En otras palabras, ¿cómo es que algunos (chimpancíés) pueden cascar nueces y algunos (chimpancíés) no pueden, a pesar de que ambos tienen nueces que podrían cascar?"
"Se cree que el aprendizaje social es el mecanismo por el que las culturas evolucionan", dijo Brosnan, quien señala que la capacidad de aprendizaje social y el sentido de una especie de justicia deben estar vinculado, ya que ambos requieren que los individuos de un grupo social observen de cerca y monitoricen el comportamiento de sus compañeros.
La investigación de Brosnan fortalece el vínculo entre la aversión al trato injusto y la cooperación en especie. Sin embargo, los científicos aún tienen que encontrar una respuesta al dilema de la gallina y el huevo, sobre cual fue primero, ¿cooperación o un sentido de justicia?
"No sabemos si los individuos se vuelven cooperativos y luego aprenden a no aceptar ser tratados injustamente, o al revíés", dijo Brosnan. "Pero eso abre todo un nuevo campo de investigación."
Su estudio y otras investigaciones llevan a los científicos a pensar por quíé se desarrollaron la cooperación y los beneficios que otorgado a las especies.
El hallazgo añade nueva información al debate acerca de por quíé las especies cooperan y el proceso económico de toma de decisiones detrás de ese comportamiento.
"En realidad, nadie parece saber por quíé las personas deben cooperar", dijo Brosnan.
Algunos economistas y científicos han argumentado que la cooperación no es un comportamiento racional, o lógico, ya que se deben invertir ya sea energía u otros recursos sin beneficio directo para el individuo que coopera.
Pero Fehr, el economista suizo de la Universidad de Zurich que en la actualidad trabaja en el Instituto de Tecnología Massachusetts en Cambridge, rechaza tal pensamiento. Argumenta que la lógica no se aplica sólo al fin, sino a los medios durante la toma de decisiones económicas. "No hay nada irracional en ser altruista", dijo en una entrevista telefónica.
Brosnan se hace eco de ideas similares. "Las personas suelen renunciar a una recompensa disponible porque no es lo que esperan o creen que es justo", dijo en un comunicado de prensa. "Nuestros resultados en primates no-humanos indican que el sentido emocional de la justicia juega un papel clave en dicha toma de decisiones".
Fehr, quien ha publicado investigaciones clave sobre la economía del capital humano, la cooperación y el altruismo desde 1999, observó: "El nuevo hallazgo que plasma que incluso los monos rechazan la desigualdad salarial es muy importante, creo yo, porque sugiere que se trata de un comportamiento muy arraigado que se observa entre los seres humanos. "
Fuentes: National Geographic