Si usted está confundido por Wall Street, no está solo nos dice John Melloy de CNBC. Según una reciente encuesta, los inversores americanos se dividen en tres tercios exactos entre alcistas, bajistas y neutrales, una situación extremadamente inusual pero no forzosamente desfavorable a los alcistas. Faber, pesimista hasta final de año.
En efecto, cada uno de los tres grupos registra exactamente un 33,1%, según la conocida encuesta de sentimiento de mercado de la American Association of Individual Investors. La explicación parece ser que nadie está seguro de quíé hacer con el mercado estos días.
"Los inversores individuales están recibiendo muchas señales contradictorias", según Charles Rotblut, vicepresidente de este grupo de formación para inversores. "Los datos sugieren que la economía continúa mejorando pero mucha gente conoce a alguien que no tiene trabajo o que lo está pasando mal financieramente. La bolsa lo está haciendo bien, pero la crisis europea no está resuelta y el 'abismo fiscal' sigue amenazando".
La bolsa sigue desafiando la incertidumbre que refleja esta encuesta, ya que el S&P 500 se disparó a máximos de cuatro años y todos los índices de Wall Street están presionando resistencias despuíés de que el BCE anunciara sus planes de comprar deuda soberana de los países en apuros.
Algunos observadores creen que la continua confusión entre los inversores seguirá alimentando el rally porque los bajistas se convertirán en compradores. "Los participantes en el mercado están muy ansiosos y descorazonados despuíés de años de crisis, contradicciones y una complejidad macro cada vez mayor", según Phil Pearlman, editor de StockTwits.com. "Pero esa es la materia sobre la que se construyen los nuevos mercados alcistas".
Aun así, hay que maravillarse de la división exacta de los inversores en esta encuesta. La AAII ha estado preguntando a sus miembros por sus perspectivas a seis meses desde 1987. De esas 1.300 respuestas semanales, parece que la división en grupos de 33% sólo ha ocurrido otras dos veces, según los datos de Rotblut.
"Nadie puede echar la culpa a los inversores de tener emociones contradictorias entre ser optimista y pesimista", según Mitch Goldberg, presidente de ClientFirst Strategy. "Principalmente, lo atribuyo a nuestra dependencia casi completa de la intervención de los bancos centrales".
