La huida de los inversores europeos a otros mercados cada vez encuentra destinos más exóticos. En un primer momento, los Estados Unidos fueron el refugio perfecto, posteriormente ganaron enteros los países emergentes tradicionales: Brasil, Rusia, India o China. Pero ahora, han decido ir más allá y se ha desatado una autíéntica fiebre por la renta variable de Corea del Sur, que contrasta con el menor apetito por los bonos.
De hecho, según los datos del regulador surcoreano (Financial Supervisory Service), las acciones en manos de fondos extranjeros han aumentado hasta 5.800 millones de dólares (383.900 billones de wones), lo que supone un 31% de todos los títulos listados en la bolsa surcoreana –En España, el 40% del valor de mercado de las empresas españolas está en manos de inversores internacionales, según BME-.
El supervisor bursátil justifica el aumento de posiciones en las dudas e inestabilidad económica que dominan el Viejo Continente y no en la rentabilidad de la bolsa, ya que el Kospi solo subió un 1,2% el mes pasado.
Los principales compradores de las acciones surcoreanas en agosto fueron los fondos de Reino Unido, con más de 3 billones de wones, seguido de Francia y en tercer lugar Singapur, el primer país no europeo de la lista. Por el contrario, los mayores vendedores fueron Estados Unidos, Luxemburgo y Suiza.
Menos demanda de la deuda
El apetito por la bolsa coreana contrasta con las ventas en bonos del país denominados en moneda local, que registraron un descenso de 2.600 billones de wones hasta 86.900 billones de won. De esta cifra, la mayor parte correspondió a títulos que vencieron, mientras que el resto obedeció a la decisión de los inversores de recoger beneficios.
En este caso, los inversores de Estados Unidos fueron tambiíén los principales vendedores, con una caída de 962.000 wones, seguidos de Tailandia y Francia. En el extremo contrario se situaron los fondos noruegos que compraron bonos por valor de 450.0000 wones, mientras que Suiza y China incrementaron sus posiciones en 450.000 y 185.000 millones de wones, respectivamente.
La rentabilidad del bono a cinco años –de referencia en el país- cayó 11 puntos básicos el mes pasado, hasta situarse en el 2,86%, encadenando la quinta caída mensual consecutiva, lo que supone la peor racha de los títulos surcoreanos desde 2004. Por su parte, el won se depreció un 0,4% y terminó el mes en 1.134,6 dólares.
Sin embargo, la evolución de los títulos surcoreanos podría invertir su tendencia impulsado por Fitch. La agencia de calificación elevó el pasado jueves el rating de la deuda del país desde A+ a AA- con perspectiva estable ante su "continua estabilidad económica y financiera en un ambiente global volátil". Según Fitch, el estado cuenta con un "sólido marco de política macroeconómica, incluida una sostenida disciplina fiscal", a lo que se suman fundamentos estructurales "fuertes" como un nivel de ingresos y de estabilidad política que están en línea con el rango de calificación "AA".