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Autor Tema: ¿Por quíé la FAO y el BERD promueven una agricultura que destruye la agricultura  (Leído 354 veces)

OCIN

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Ví­a Campesina



Asombro e indignación nos ha provocado el artí­culo que bajo la firma de Josíé Graziano Da Silva, Director General de la FAO, y Suma Chakrabarti, Presidente del Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo, fue publicado el dí­a 6 de septiembre por el Wall Street Journal1. En dicha publicación ambas autoridades convocan a los gobiernos y al mundo social a abrazar al sector privado como motor y lí­der de la alimentación mundial.
 
Aunque se refieren especí­ficamente a Europa Oriental y Norte de ífrica, los directores de ambas instituciones internacionales tambiíén hacen un llamado a que las inversiones y el acaparamiento de tierras se generalicen al mundo entero. Como justificación, califican al sector privado como eficiente, dinámico y lo llaman a duplicar sus inversiones en acaparamiento de tierras, mientras señalan al sector campesino y las pocas polí­ticas de protección de la agricultura que aún rigen, como un lastre que no permite avanzar en el desarrollo agrí­cola y que debe ser eliminado. Para ello, llaman a los gobiernos a facilitar los grandes negocios privados en agricultura. Esto dentro del marco de una convocatoria a lo que Director de la FAO Josíé Graziano da Silva calificó como la mayor y más importante reunión de empresas y representantes del agronegocio con representantes de instituciones públicas e internacionales, incluida la FAO, y que se llevó a cabo en Turquí­a el 13 de septiembre reciíén pasado,.
 
Los señores Graziano da Silva y Chakrabarti hacen en el artí­culo una serie de aseveraciones sesgadas y que ocultan la real situación de la agricultura y la alimentación. Presentando a Rusia, Ucrania y Kasakhstan como ejemplos de íéxito del agronegocio los que han permitido que estos paí­ses pasen de ser “la tierras baldí­as de los 90” a ser actualmente “los principales exportadores de cereales”, no mencionan en momento alguno que las cifras oficiales muestran que en los tres paí­ses mencionados la productividad es muchí­simo más alta en las tierras en manos campesinas que en aquíéllas en manos del agronegocio.
 
Los pequeños agricultores de Rusia producen más de la mitad del producto agrí­cola con sólo un cuarto del área agrí­cola; en Ucrania son la fuente del 55% de la producción agrí­cola con sólo el 16% de la tierra, mientras en Kazakhstan entregan el 73% de la producción agrí­cola con apenas la mitad de la tierra. De hecho, son los pequeños productores, y especialmente las mujeres, quienes alimentan a la población de estos paí­ses. Tampoco mencionan que -cuando existen las cifras oficiales al respecto, como en la Unión Europea, Colombia y Brasil-se muestra una y otra vez que la agricultura campesina es más eficiente y productiva que la empresarial, lo que tambiíén ha sido confirmado por diversos estudios en Asia, ífrica y Amíérica Latina.
 
Esto demuestra que contrario a lo indicado por el director general de la FAO, quienes tienen la real capacidad de alimentar a la humanidad somos las campesinas y los campesinos del mundo entero. El avance del agronegocio sólo ha exacerbado la pobreza, destruido la capacidad de la agricultura de dar trabajo, ha multiplicado la contaminación y la destrucción ambiental, ha traí­do de vuelta la lacra del trabajo esclavo y ha provocado las crisis alimentarias y climática de las últimas díécadas.
 
Para los movimientos sociales y las y los campesinos del mundo nos es inaceptable e incluso inexplicable que el Director General de la Organización para la Agricultura y la Alimentación promueva el exterminio de la agricultura campesina y el avance del acaparamiento de tierras. Nos resulta especialmente grave que esto ocurra despuíés de tres años de arduo trabajo en el que las organizaciones pusieron todas sus capacidades y voluntades para la construcción de directrices voluntarias que protejan contra los acaparamientos de las tierra y despuíés que el Sr. Graziano da Silva durante su campaña a director general expresó reiteradamente ante las organizaciones campesinas su compromiso de promover y validar la importancia de la agricultura campesina y su necesaria participación en la producción alimentaria.
 
Nos asombra el lenguaje ofensivo de los señores Graziano da Silva y Chakravarti, como cuando se refieren a “fertilizar las tierras con dinero” o “hacerle la vida más fácil a los hambrientos del mundo”. Esto nos lleva a poner en duda la capacidad FAO para hacer su trabajo con la necesaria rigurosidad e independencia frente a las grandes empresas del agronegocio y así­ cumplir el mandato de Naciones Unidas de erradicar el hambre y mejorar las condiciones de vida de los pueblos del campo.
 
Nos preguntamos cuál es realmente la validez del “Año Internacional de la Agricultura familiar”, si el director general de la FAO estima que lo que le pone freno a la producción agrí­cola son los “niveles relativamente altos de protección, falta de riego, fincas pequeñas y anti-económicas.” Esta visión y la subordinación de la FAO a los mecanismos económicos y a los intereses voraces de los inversionistas sin duda que pone en jaque el trabajo de acercamiento entre las organizaciones campesinas y la FAO que hemos hecho en los últimos años. Y nos hace preguntarnos por quíé la FAO no ha desarrollado una propuesta de acción real y efectiva que proteja a la producción campesina y familiar, como herramienta fundamental contra la crisis alimentaria que -hoy nuevamente-está enriqueciendo a los grandes bancos y transnacionales. Tambiíén nos preguntamos ¿a dónde irán las familias campesinas si este programa de conversión a una agricultura centrada en megafincas industriales se lleva a cabo?
 
Las amenazas no surgen sólo del abandono que la FAO hace de su misión. Tambiíén es grave que el Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo promueva e invierta en el acaparamiento de tierras y la entrega de la agricultura al agronegocio, más aún cuando hoy ha expandido su área de trabajo al norte de Africa.
 
Lo que la agricultura y el planeta necesitan actualmente es justamente lo contrario de los propuesto por los Señores Graziano da Silva y Chakrabarti. Lo que la humanidad y los que padecen de hambre en el mundo necesitan es el sustento de las agro-culturas del campo, que constituyen las formas de vida de la mitad de la humanidad y hacen posible la agricultura campesina. Porque es más eficiente y productiva, porque aún entrega al menos la mitad de la alimentación mundial y gran parte del trabajo en el campo, porque ayuda a enfriar el planeta, la agricultura campesina debe ser fortalecida y protegida.
 
La producción de alimentos y las formas de vida campesinas e indí­genas no pueden ser destruidas para crear una nueva fuente de mega negocios en manos de un grupo í­nfimo de personas. Las tierras y territorios deben dejar de ser una mercancí­a y volver a las manos de los pueblos del campo; necesitamos reformas agrarias profundas, integrales y efectivas, sin acaparamientos de la tierra por inversionistas que solo buscan el lucro. Necesitamos más comunidades y familias campesinas e indí­genas desarrollando su agricultura con dignidad y respeto y no agronegocios.
 
LOS CAMPESINOS Y CAMPESINAS ALIMENTAMOS AL MUNDO EL AGRONEGOCIO SE APODERA DE í‰L
 
 
 
LVC _ La Via Campesina
Grain
ATI -Amigos de la Tierra
ETC group
MMM – Marcha Mundial de Mujeres
ALBA – Articulación de los Movimientos Sociales Hacia el Alba
 


•... “Todo el mundo quiere lo máximo, yo quiero lo mínimo, poder correr todos los días”...
 Pero nunca te saltes tus reglas. Nunca pierdas la disciplina. Nunca dejes ni tus operaciones, ni tu destino, ni las decisiones importantes de tu vida al azar, a la mera casualidad...