“Los que van a pagarlo al final son los consumidoresâ€, se admite sin ambages desde una compañía elíéctrica. Y es que el impuesto general del 6% anunciado el viernes por el Ministerio de Industria para los ingresos de todas las empresas energíéticas no lastrará a medio plazo los balances de las grandes compañías. Los hogares, que según datos de Eurostat han sufrido subidas de la luz cercanas al 70% desde 2006, verán cómo sus recibos se incrementan progresivamente cuando la reforma entre en vigor en el mes de enero. Sin prisa pero sin pausa, las Endesa, Iberdrola y Gas Natural llevarán el sobrecoste que ahora el Gobierno les impone a las subastas en las que se fija el precio de la luz. Problema resuelto.
“En definitiva, quien realmente pagará este impuesto serán los consumidores y no las empresas elíéctricas propietarias de las centrales. Es, por consiguiente, un impuesto claramente inflacionista que tendrá como destino pagar a esas mismas empresasâ€, advertía ya en julio un artículo publicado por Economistas frente a la crisis al analizar un posible impuesto a la facturación del ríégimen ordinario (víéase las instalaciones nucleares, tíérmicas, hidráulicas y de ciclo combinado). Además, la asociación, impulsada por los ex decanos del Colegio de Economistas de Madrid Jorge Fabra y Juan Ignacio Bartolomíé Gironella, recuerda que las grandes elíéctricas están integradas verticalmente, lo que aumenta su margen de maniobra.
Por el contrario, las energías limpias no podrán trasladar la tasa, ya que reciben una tarifa fija regulada por ley. “La diferencia entre las tecnologías convencionales y las renovables es que las primeras pueden repercutir un impuesto a la generación en el pool elíéctrico y, por tanto, a medio plazo compensarán ese nuevo costoâ€, se lamenta desde una empresa de energías verdes, bajo condición del anonimato. El ministro de Industria, Josíé Manuel Soria, salió el viernes al paso de esta posibilidad en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, pero sus argumentos difícilmente convencieron a alguien. “No está en la visión del Gobierno que vaya a haber repercusión porque son medidas muy equitativasâ€, se limitó a apuntar.
El Gobierno no sólo avanzó esa tasa general (que gravará con 571,7 millones a las elíéctricas tradicionales y con 688 a las renovables), sino que pondrá en marcha un impuesto nuclear (por el que pretende recaudar 269 millones hasta 2015), un canon hidroelíéctrico (otros 304,2 millones) y diversos cíéntimos verdes. Sólo por la tasa al gas de 2,79 cíéntimos por metro cúbico se esperan recaudar más de 800 millones. Todo con el objeto de equilibrar los gastos e ingresos del sector. El desfase entre los mismos desde al año 2001 ha generado un agujero de 24.000 millones de euros conocido como díéficit de tarifa. “Si no se adoptaran medidas, el díéficit acumulado seguiría aumentando año a año y en 2015 podría llegar a ser el doble del actualâ€, justificó el Ejecutivo.
Los otros impuestos
En ese escenario, no es de extrañar que para las grandes elíéctricas la principal preocupación hayan sido desde el principio las tasa nuclear y hidráulica, que les supondrán en conjunto 574 millones. “El impuesto geníérico lo van a repercutir. Con las otras tasas lo tienen más díficilâ€, explican fuentes del sector. Con el futuro de Garoña en el alero. Nuclenor -la sociedad que forman al 50% Endesa e Iberdrola para explotar la instalación- dejaba pasar hace apenas días el plazo para solicitar una prórroga que les permitiera seguir operando la central, ante la incertidumbre regulatoria que se cernía sobre el sector. Con el marco legal ya sobre la mesa, las dos grandes deben echar cuentas para ver si hay posible marcha atrás. El Gobierno les espera con ansiedad para buscar una solución al entuerto. Nadie en el Ejecutivo quiere cerrar la central.
Por su parte, la patronal que acoge a las grandes compañías (Unesa) evitó pronunciarse el viernes tras conocer la esperada decisión del Ejecutivo. A mediados de julio, sin embargo, reaccionaba con indignación a la propuesta inicial de Industria, que contemplaba un impuesto lineal de sólo el 4% para el ríégimen ordinario. “Se come todos los beneficios de distribución y generación. Deja nuestro beneficio a ceroâ€, zanjaba la asociación que preside Eduardo Montes. Según los datos que maneja la patronal, el beneficio neto de las elíéctricas en España alcanzó en 2011 los 3.063 millones de euros. Los ingresos que dejarán de apuntarse por la tasa del 6% y por los impuestos nuclear e hidráulica rozan los 1.150 millones. Todo un rejón a su facturación.
“Estas empresas son las responsables de garantizar el suministro elíéctrricoâ€, subrayaba entonces Unesa en su particular aviso a navegantes. “Nadie va a invertir en Españaâ€, remataba el viernes un ejecutivo con larga experiencia en el sector, recordando cómo el PP, adalid del libre mercado, apuesta decididamente por la intervención en este nuevo mapa elíéctrico. “El espectáculo ha sido bochornoso y ha puesto de manifiesto la absoluta falta de entendimento en el equipo económico. Eso sin contar con que la reforma supone el fin del mercado, con tasas discrecionales para que al Gobierno le cuadren las cuentas, y que genera una incertidumbre perpetua respecto al volatilidad de los marcos legalesâ€, zanjaba.