El Tesoro ha colocado hoy 4.800 millones de euros en bonos a tres y diez años. Logra captar así más del máximo previsto en una subasta que deja un sabor agridulce. Destacó el fuerte interíés extranjero, responsable del 70% de la demanda, pero tambiíén el escaso apetito por la deuda a largo plazo. El Estado tan solo adjudicó 859 millones de euros a 10 años. El mejor tono del mercado permitió, eso sí, que la rentabilidad media cayera al 5,67%, el nivel más bajo desde abril.
El Tesoro afrontaba hoy una nueva prueba de fuego al medir su capacidad de financiación a largo plazo. El pasado martes realizó la primera subasta de deuda desde que el BCE prometiera intervenir en el mercado de deuda pero hoy la dificultad del examen era mayor. El Estado debía comprobar si el interíés mostrado hace dos días por los inversores tambiíén alcanzaba a la deuda a 10 años. El resultado de la emisión dejó un regusto amargo. El Estado triunfó con claridad en la subasta a tres años pero mostró sus debilidades al tratar de vender a 10 años.
La luna de miel que vive el mercado de deuda desde que el BCE prometiera intervenir en el mercado secundario sigue facilitando la labor del Tesoro. Pese a las dudas sobre si España pedirá o no el rescate, los inversores confían en que más tarde que pronto el Gobierno solicite ayuda a sus socios europeos, condición indispensable para que lleguen esas esperadas compras de deuda por parte de la autoridad monetaria. Ante este contexto, el Estado continúa encontrando el favor del mercado y hoy ha conseguido emitir 4.800 millones de euros, más del máximo fijado por el Tesoro, cuyas aspiraciones estaban en captar entre 3.500 y 4.500 millones de euros. Destacó, además, el regreso de los inversores extranjeros, responsables del 70% de la demanda total.
La percepción de riesgo sobre España se ha reducido de forma sustancial tras la promesa del BCE pero los inversores tambiíén optan por la prudencia. Así, en la subasta de hoy las peticiones de los inversores se han centrado sobre todo en la referencia a tres años, algo nada casual teniendo en cuanta que el BCE ha adelantado que centrará sus compras de deuda en los tramos comprendidos entre uno y tres años. De esta forma, las peticiones a 10 años, referencia que generaba las verdaderas expectativas hoy, han resultado mucho más díébiles, lo que deja entrever que los inversores siguen sopesando los riesgos antes de apostar con contundencia por la deuda a largo plazo.
En concreto, el Tesoro ha emitido 3.900 millones de euros a tres años tras recibir unas peticiones totales de 6.084 millones de euros en este tramo. En la referencia a 10 años, sin embargo, apenas adjudicó 859 millones tras recibir una demanda total de 2.448 millones a este plazo. Unas cifras en línea con lo ocurrido en la última subasta a este plazo realizada en agosto, antes de que el BCE confirmara que intervendrá en el mercado. El mes pasado, además, el Tesoro incluso adjudicó más a este plazo al vender 1.045 millones de euros tras recibir peticiones por 2.500.
"La mayor parte se ha colocado en la referencia más corta. La explicación es que se trata de una referencia nueva en la que es usual dotar de más liquidez", explican desde el ministerio de Economía.
El cambio de sentimiento del mercado y la caída de la prima de riesgo, no obstante, sí han permitido al Tesoro emitir a tipos más atractivos. En la referencia a 10 años pagó un tipo medio del 5,67% hoy, un interíés que contrasta con el 6,647% que tuvo que desembolsar en la subasta del mes pasado. Un nivel, además, que resulta el más bajo desde abril. En la referencia a tres años, por otra parte, pagó un tipo medio del 3,85%, un precio algo superior al 3,7% que pagó a principios de mes por un bono con vencimiento a julio de 2015, una referencia que no es del todo exacta con la subastada hoy al tratarse de un bono con vencimiento en octubre de 2015.
España ha colocado ya el 82,1% (70.508 millones de euros) de su programa regular de emisiones a medio y largo plazo previsto para 2012.