La gran sorpresa de los test de estríés de la banca que ha realizado Oliver Wyman y que se harán públicos el día 28 está en las entidades medianas. Entre BMN (Mare Nostrum), Ibercaja-Liberbank (Libercaja), Popular y Unicaja-Caja España necesitarán 20.251 millones, según estimaciones de JP Morgan. Una cifra muy superior a las estimaciones del sector y de las propias entidades, y que tendrá graves consecuencias de confirmarse: las cajas necesitarán capital público y es muy probable que rompan las fusiones actualmente en marcha; en cuanto al Popular, tendrá que acelerar las ventas de activos y realizar una importante ampliación de capital.
Concretamente, los analistas de JP Morgan estiman que BMN tiene un díéficit de capital de 7.739 millones, Popular tiene que conseguir 3.295, Libercaja necesita 6.445 y Unicaja presenta unas necesidades de 2.772. Esto no significa que vayan a recibir estas cantidades del dinero del rescate europeo, sino que tienen que reunir esos fondos parahacer frente al escenario adverso de las pruebas de resistencia. En el caso del Popular, podrán obtener ese dinero de forma totalmente privada, mientras que las otras tres podrán minimizar la factura del rescate con ventas de participadas y negocios, asunción de píérdidas por las preferentes, traspaso de los activos tóxicos al 'banco malo' o entrada de inversores privados (algo que la firma norteamericana considera inviable en este entorno).
El banco de inversión estima unas necesidades totales del sector de 61.298 millones. Como todo el mundo espera, las mayores corresponden a BFA-Bankia, de 20.097 millones, pero otra de las sorpresas de su análisis son las bajas cantidades que corresponden a las otras dos cajas nacionalizadas: 8.116 millones para NovaGalicia y 7.129 para CatalunyaCaixa, por debajo de BMN. Completan el total el intervenido Banco de Valencia, con 5.176 millones, y Sabadell -otra sorpresa porque el sector espera que sus necesidades sean cero- con 531. Para hallar estas cifras, JP Morgan ha estresado los datos individuales de cada entidad siguiendo la metodología de Oliver Wyman.
Los analistas de JP Morgan son muy duros con las entidades del llamado Grupo 2, es decir, aquellas que necesitarán ayudas públicas para cubrir su díéficit de capital: BMN, Liberbank y Unicaja-Caja España. A su juicio, este grupo puede estas sujeto a las medidas de intervención temprana, reestructuración o resolución ordenada, a elección del FROB, pero "el test de estríés y el análisis de su inviabilidad sugieren la necesidad de llevar a cabo una resolución ordenada", algo que cree que tambiíén sucederá con Banco Valencia.
Adiós a las fusiones
Sin llegar tan lejos, unos resultados así prácticamente tirarían por tierra las fusiones en marcha y las que se están considerando. Unicaja seguramente rompería con Caja España-Duero ya que ni siquiera las ayudas concedidas por el Banco de España, de unos 2.000 millones (los 525 millones del FROB que ya tenía Caja España y que se quedan fuera de la fusión, 475 millones en convertibles contingentes -CoCos- y una línea de disponibilidad de hasta 1.025 millones), más la generación de beneficios bastarían para cubrir estas necesidades de capital más los 2.600 millones que debe provisionar entre el Decreto de febrero y el de mayo. De hecho, el proceso de integración apenas ha avanzado desde marzo.
Otro tanto ocurriría probablemente con Ibercaja-Liberbank, puesto que la entidad aragonesa no estaría dispuesta a hacer frente a unos requerimientos de esa magnitud (casi 6.500 millones), que implicarían su nacionalización automática. Aunque el análisis de JP Morgan no hace estimaciones individuales, algunas fuentes señalan que la caja que preside Amado Franco podría seguir en solitario sólo con ayudas públicas temporales, por lo que rompería la fusión, tal como adelantó El Confidencial. En estos casos, Tanto Caja España como Liberbank tendrían que ser nacionalizadas y vendidas o liquidadas.
Finalmente, el que más difícil lo tendría es BMN, que con esas necesidades de 7.700 millones pasaría tambiíén a engrosar la lista de entidades nacionalizadas. Las conversaciones que mantiene la entidad que preside Carlos Egea con Popular tambiíén se quedarían en agua de borrajas puesto que dicha operación sería inviable con ese díéficit de capital. Sin contar las necesidades del propio Popular, de 3.295 millones.
El Popular, obligado a vender y ampliar
Esta cifra supone el 3,4% de sus activos ponderados por riesgo, por encima del 2%, lo que implica que el Popular debería recibir CoCos del Estado y tendría de plazo para devolverlos hasta junio de 2013. Ahora bien, JP Morgan entiende que puede cubrir ese díéficit perfectamente sin necesidad de ayuda pública. En primer lugar, espera que consiga entre 2.000 y 2.300 millones mediante ventas de negocios (tarjetas y críédito al consumo), de oficinas, del negocio de seguros en Portugal o de otros activos estratíégicos, algo que contempla el banco que preside íngel Ron en su último plan de negocio. Ahora bien, tendría que acelerar la venta antes de junio de 2013, fecha tope para la recapitalización de entidades con un díéficit de más del 2%.
En segundo lugar, tendría que elevar la ampliación de capital prevista por encima de los 700 millones estimados inicialmente. El Confidencial adelantó en agosto que el banco ha sondeado al mercado para una operación en torno a 1.500 millones, aunque JP Morgan considera que "requeriría unas favorables condiciones de mercado e implicaría una significativa dilución para los accionistas actuales". Con los fondos obtenidos por estas dos vías, más la generación orgánica de beneficios, podría cubrir el díéficit y las provisiones de los Decretos 'De Guindos', que ascienden a 7.600 millones (de los que ha dotado ya 2.500 y prevíé reconocer otros 4.200 antes de fin de año).
Finalmente, Sabadell tendrá que hacer frente a 531 millones, algo que sorprende porque se esperaba que se incluyera en el Grupo 0 (los que no requieren capital), pero que no supondrá ningún problema para la entidad de Josep Oliu, que podrá cubrir esa cantidad perfectamente con generación orgánica de beneficios.
Todas las entidades se han visto perjudicado porque la simulación de JP Morgan es más dura que los test de estríés reales, puesto que estresa las carteras de exposición internacional, repos y administraciones públicas, cosa que no ha hecho Oliver Wyman. Esto incrementa las necesidades de todas las entidades, aunque es difícil determinar en quíé cuantía. El más perjudicado es Popular, puesto que es el único que tiene una exposición internacional significativa aparte de los dos grandes, y esas tres carteras suponen unos 20.000 millones de activos. Fuentes del banco aseguran que "el informe de JP Morgan, además de contener errores metodológicos, está muy alejado de la realidad".