Prueba superada. El Tesoro ha colocado casi 9.400 millones de euros en la doble subasta de esta semana, que los inversores habían marcado con tinta roja en el calendario. Sin embargo el resultado, aparentemente bueno -la participación de los inversores extranjeros alcanzó el 70%- y que en principio allana el camino a Mariano Rajoy para retrasar lo máximo posible el rescate de España, no ha provocado relajación alguna en los tipos de la deuda española. ¿Está justificado lo que aparentemente es una gran paradoja?
La prima cerró ayer en 419 puntos básicos –estaba en 414 justo antes de la subasta-, con el bono a 10 años saltando hasta el 5,7%. Mientras, en los plazos más cortos las dudas se traducen en que el bono a dos años vuelve a rendir desde ayer por encima del 3%. Por lo tanto, bajo la apariencia de una buena subasta, hay mar de fondo. Y mucho.
A corto funciona la red de seguridad del BCE pero a largo los inversores están con la escopeta cargada. Consideran que el Tesoro disparó ayer con balas de fogueo en la subasta a 10 años y esperan que las dudas sobre el rescate de España les permitan cazar rentabilidades superiores al 6% en las próximas citas, con los multimillonarios vencimientos de octubre a la vuelta de la esquina.
Como era de esperar, el Estado colocó ayer el grueso de los nuevos títulos en el plazo más corto, el de tres años, al 3,84%. En el otro lado de la balanza, a diez años, la colocación no superó unos muy modestos 858 millones de euros, con una sobredemanda razonable de 2,44 veces. Dos mundos distintos en una sola subasta.
La subasta de ayer abrió una enorme brecha entre plazos justificada por la enorme red de seguridad tejida por el Banco Central Europeo (BCE). Los inversores que han adquirido 8.500 millones de euros entre las letras a 12 y 18 meses subastadas el martes y los bonos a tres años vendidos ayer han dado por buenas unas rentabilidades que consideran muy razonables en un escenario marcado por el programa de compra de deuda del BCE, que tiene sedado al mercado. Dichos plazos están bajo el paraguas del banco central, que se compromete a adquirir títulos con vencimientos máxímos de 36 meses si España solicita formalmente la ayuda.
“Es una situación que podríamos calificar como ideal, pero el problema es que no puede mantenerse mucho tiempoâ€, asegura Soledad Pellón, de IG Markets, que recuerda que en este escenario los cortos no se están posicionando en deuda española porque la protección del BCE es disuasoria. Dicho de otra forma, no pueden correr el riesgo de quedarse pillados.
Pero de vuelta a los plazos más largos, donde no llegan las potenciales compras del BCE, hay razones de peso para justificar la discreta colocación a 10 años, a los tipos más bajos desde abril. “Este plazo no ha concitado más interíés porque el 5,66% ofrecido hoy por el Tesoro puede ser un 6% en los próximos días si vuelven las tensiones, como el mercado está esperandoâ€, asegura Israel Lara, de Banif. Ya el pasado lunes, el bono a 10 años cerró en el 5,97%.
Los analistas creen que, aprovechando la red de seguridad todavía amplísima que ofrece el BCE, el Tesoro se limitó ayer a tantear el largo plazo. “Se habrá quedado con la sensación de que los inversores no se fían demasiado de España. Hay que colocar 42.000 millones hasta final de año, casi 30.000 sólo en octubre, y entonces nos va a apretar más. Cualquier duda sobre el rescate, que los mercados han descontado totalmente, provocaría una fuertes subida de las rentabilidadesâ€, aseguran en una mesa de renta fija extranjera