La vuelta de las tensiones sobre la deuda española por el retraso del rescate y las tensiones políticas en nuestro país han vuelto a despertar las alarmas de los inversores internacionales y llevan a RBS a recomendar deshacerse de los bonos de cuatro importantes compañías del mercado español: Telefónica, Repsol, BBVA y CaixaBank. Los riesgos han reaparecido dos semanas despuíés de que se desatase la euforia gracias al BCE y el recelo de los inversores está provocando que se vuelva a cerrar el mercado para los emisores españoles.
Los analistas del banco británico prefieren ponerse cortos sobre la deuda corporativa de las españolas frente a bonos de otras compañías europeas, como Portel o Fiat. Así, la firma señala en un informe que pese a la mejora del sentimiento del mercado de las tres primeras semanas de septiembre, continúan estando cortos en deuda corporativa española frente a la del resto de empresas del índice Xover -recoge los cincuenta CDS más líquidos de las empresas que están por debajo del grado de inversión-.
De acuerdo con el documento de RBS, “las tensiones regionales, los riesgos políticos y las dudas sobre el plan de recapitalización de los bancos resurgen, tal y como habíamos previsto. Creemos que las recientes acciones del BCE no han resuelto los problemas de España. Continuamos considerando que la economía, el sector bancario y las finanzas públicas seguirán deteriorándose. Por tanto, seguimos cortos en Españaâ€.
“Lo que hubo tras el anuncio del BCE fue una reacción de euforia por las expectativas de que se pidiera el rescate; la prima no bajó porque hubiera mejorado la percepción sobre España ni la situación del país. Ya ha pasado un tiempo y el mercado vuelve a estar impacienteâ€, señala Victoria Torre, responsable de producto de SelfBank.
En su opinión, “la renta fija corporativa va a seguir sufriendo el castigo por el riesgo país y si no se pide la ayuda pronto, las tensiones y los intereses pueden volver a los niveles de julioâ€. Tal y como ya avisaron los expertos hace un par de semanas: la apertura del mercado estaba condicionada a la solicitud formal de ayuda por parte del Gobierno español.
Lo único positivo, comenta Torre, es que los grandes emisores ya salieron en masa y han conseguido colocar razonablemente bien la deuda, tras un verano en el que el mercado de emisiones corporativas había estado totalmente cerrado.
España se enfrenta a varias citas clave en los próximos días. Para empezar hoy se conocerán los resultados individuales de los test de estríés que ha realizado la consultora Oliver Wyman y el banco malo estará operativo a partir de diciembre. El fondo europeo de estabilidad (EMS) se activará a partir del 8 de octubre. Los inversores tambiíén están pendientes, tras el incremento de las tensiones nacionalistas, de las elecciones en Galicia y el País Vasco de octubre y de Cataluña de noviembre