El Zorro y la extraña enfermedad
EL invierno comenzaba en el Bosque con frío. Frío ambiental, y frío bursátil. Los habitantes ya estaban un poco cansado de tanta corrección de la Bolsa. Y esperaban las alzas de Primavera con ansiedad. Los grandes quinquis estaban zurrando duramente a los Jazzteleros y compañía. Los pequeños inversores intercambiaban sus gráficos en los Foros, como antaño las crías de Humanos cambiaban sus cromos. Pero de momento nada, seguían las bajadas. El Zorro estaba un poco pachucho, tanta bajada lo tenía con los ánimos por los suelos, y a sus molestias nerviosas se le iban sumando, otras de índole físico. Tan preocupantes, o más. Era lunes, 10 de la mañana, y el Zorro aún ronroneaba en la cama, cuando Foxy le gritó:
- Pero bueno!, ¿aún así?, levántate gandul y vete a cazar algo, que van a ser las 12 del mediodía.
El Zorro, que estaba cómodamente viendo el teletexto, hizo ademán de levantarse, pero se retorció de dolor:
- ¡Ay!, ¡ay!, ¡ay!.
- ¿Quíé te pasa Zorro?. anda, levántate ya, que tengo que hacer las camas cariño.
¡Ay!, ¡ay!, ¡no puedo Foxy!, ¡no puedo!. ¡Tengo un dolor espantoso aquí!. ¡Ay!, ¡ay¨!.
- ¿En donde Zorro, en donde te duele?.
- No te lo puedo explicar Foxy, pero es un dolor muy agudo, penetrante, casi insoportable.
- Bueno Zorro, mejor llamaríé al Búho y que te mire.
Foxy salió de la madriguera, y al primer pájaro que apareció, lo mandó en busca al sabio del Bosque. El Búho llegó a las dos horas:
- Foxy que pasa, quiíén es el enfermo?.
- Es el Zorro, y parece grave Búho, pasa enseguida.
El Doctor del Bosque se introdujo en la madriguera y vio como el Zorro se retorcía de dolor en su lecho:
- Vaya que te ha atacado fuerte viejo amigo!. ¿Donde te duele?.
- Aquí Búho, aquí!. Señalaba el cánido enfermo hacia el lado superior de su pierna derecha.
El ave lo comenzó a palpar y auscultar:
- ¿Te duele aquí Zorro?. .
- No, ahí no.
- Bien. ¿Y aquí?.
- No, tampoco. Más abajo Búho, más abajo.
- ¡Quíé raro!, pensó el Búho, no doy localizado el lugar, ni la causa del dolor, ¿quíé extraña enfermedad es esta?.
El sabio se retiró a un lado y habló con Foxy, para tratar de reconstruir las últimas 24 horas de la vida del Zorro:
- Veamos Foxy, ¿quíé comió ayer?. “Nada especial media gallina y poco más, Búho.
- Bueno, bien, ¿y hoy comió algo?.
- Nada Búho, no le dio tiempo, se iba a levantar y le comenzó el dolor.
- ¿Quíé extraño es esto?.
- ¿Y quíé estaba haciendo en la cama?.
- Lo se siempre Búho, ver la Bolsa y esas cosas que hace siempre al levantarse. - ¡La Bolsa!, ¡claro, ¡claro!. ¡Ya está Foxy!, ¡creo que se lo que tiene!. Apaga todos los televisores u ordenadores.
La pareja del Zorro hizo rápidamente lo que le ordenó el sabio del Bosque. Y, curiosamente, íél se sintió un poco mejor.
- ¿Quíé, como estás viejo amigo?.
- Algo mejor, con menos presión, menos agobiado.
- Ya, bien, te pondrás mejor en unas horas. “Creo que lo peor de la crisis ya ha pasado. Bueno, pasare a verte dentro de unos días, ¡mejórate!.
- Adiós Búho, ¡y gracias!.
El viejo sabio se despidió del Zorro y le hizo una seña a Foxy, para que saliese fuera, ya que quería hablar con ella.
- Y bien Búho, ¿Quíé tiene?.
- Algo que pueden llegar a tener todos los inversores de Bolsa al cabo de los años: Bolsis, en este caso Bolsitis aguda.
- ¿Y en que consiste esa enfermedad?.
- El inversor desarrolla a lo largo de los ciclos bursátiles, un órgano imaginario o fantasma: La Bolsis, al que envía todas sus alegrías, penas, euforias, y frustraciones bursátiles, y que en las fases bajistas prolongadas se llega a inflamar. Resultando una vía de escape emocional y física a las píérdidas. El enfermo sufre tanto con la bajada prolongada de las cotizaciones, que la Bolsis se inflama y llega a hacer crisis como en esta ocasión. Es una enfermedad profesional Foxy, si el Zorro, hubiese perdido una buena cantidad de oro en sus primeras inversiones en Bolsa, ahora estaría vacunado, y no le importaría ese tipo de inversión. Pero ya sabemos todos lo que pasó.
- ¿Tiene cura, Búho?â€, la sabia ave la miró con cariño y le dijo: no voy a engañarte Foxy, tienes enfermo para toda la vida.
A Foxy se le escapó una lagrima, y el Búho la abrazó diciíéndole: No te preocupes, tenemos Zorro para muchos años, simplemente hay que cuidarle para que la enfermedad no vaya a más.¿No le recetas algo Búho?.
- Poca cosa le vamos a dar Foxyâ€: Levadura de cerveza, para evitar la anemia bursátil, y que no pierda el apetito inversorâ€. Va bien para el sistema nervioso, tiene vitaminas del grupo B, dale una cucharada antes de cada comida durante unos dos o tres meses. Y poco más, vida normal Foxy, que lea, pasee, vea Tele Bosque, juegue con sus crías.... Cuando le duela, aplícale una bolsa de hielo en la zona del dolor, esto hará bajar el hinchazón, y por supuesto apágale la pantalla que este viendo en ese momento. Si surge algo me avisas, de todas formas pasaríé por aquí la próxima semana a ver como sigue.
Foxy le dio las gracias al sabio del Bosque:
- Gracias, Búho, no se que haríamos sin ti.
- No es nada Foxy, no te preocupes.
Foxy volvió con el Zorro, y el Búho salió volando hacia su cubil. El Zorro se fue recuperando, gracias tanto a los mimos de su pareja, como a que la Bolsa había girado al alza. El cánido volvió a ser el de antes, y Foxy, conocedora de la enfermedad crónica de su pareja, trataba de distraerlo para que no pensase tanto en la fluctuación de los mercados. Foxy le decía al Zorro:
- Es verdad que ahora estamos bien y que has ganado mucho dinero en Bolsa, pero las obsesiones pueden provocar estas crisis, y aún no se ha inventado nada más valioso que la salud, por lo tanto, Zorro, no estíés tan pendiente de la Bolsa, al fin y al cabo no la manejas tú.
- Si, cariño, si, contestaba el Zorro, mirando de reojo la pequeña pantalla de un televisor de bolsillo.
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