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Autor Tema: El Zorro y la extraña enfermedad  (Leído 2453 veces)

Zorro

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El Zorro y la extraña enfermedad
« en: Diciembre 04, 2007, 09:16:06 pm »
El Zorro y la extraña enfermedad

EL invierno comenzaba en el Bosque con frí­o. Frí­o ambiental, y frí­o bursátil. Los habitantes ya estaban un poco cansado de tanta corrección de la Bolsa. Y esperaban las  alzas de Primavera con ansiedad. Los grandes quinquis estaban zurrando duramente a los Jazzteleros y compañí­a. Los pequeños inversores intercambiaban sus gráficos en los Foros, como antaño las crí­as de Humanos cambiaban sus cromos. Pero de momento nada, seguí­an las bajadas. El Zorro estaba un poco pachucho, tanta bajada lo tení­a con los ánimos por los suelos, y a sus molestias nerviosas se le iban sumando, otras de í­ndole fí­sico. Tan preocupantes, o más. Era lunes, 10 de la mañana, y el Zorro aún ronroneaba en la cama, cuando Foxy le gritó:

- Pero bueno!, ¿aún así­?, levántate gandul y vete a cazar algo, que van a ser las 12 del mediodí­a.

El Zorro, que estaba cómodamente viendo el teletexto, hizo ademán de levantarse, pero se retorció de dolor:

- ¡Ay!, ¡ay!, ¡ay!.
- ¿Quíé te pasa Zorro?. anda, levántate ya, que tengo que hacer las camas cariño.
¡Ay!, ¡ay!, ¡no puedo Foxy!, ¡no puedo!. ¡Tengo un dolor espantoso aquí­!. ¡Ay!, ¡ay¨!.
- ¿En donde Zorro, en donde te duele?.
- No te lo puedo explicar Foxy, pero es un dolor muy agudo, penetrante, casi insoportable.
- Bueno Zorro, mejor llamaríé al Búho y que te mire.

Foxy salió de la madriguera, y al primer pájaro que apareció, lo mandó en busca al sabio del Bosque. El Búho llegó a las dos horas:
- Foxy que pasa, quiíén es el enfermo?.
- Es el Zorro, y parece grave Búho, pasa enseguida.

El Doctor del Bosque  se introdujo en la madriguera y vio como el Zorro se retorcí­a de dolor en su lecho:
- Vaya que te ha atacado fuerte viejo amigo!. ¿Donde te duele?.
- Aquí­ Búho, aquí­!. Señalaba el cánido enfermo hacia el lado superior de su pierna derecha.

El ave lo comenzó a palpar y auscultar:

- ¿Te duele aquí­ Zorro?. .
- No, ahí­ no.
- Bien. ¿Y aquí­?. 
- No, tampoco. Más abajo Búho, más abajo.
- ¡Quíé raro!, pensó el Búho, no doy localizado el lugar, ni la causa del dolor, ¿quíé extraña enfermedad es esta?.

El sabio se retiró a un lado y habló con Foxy, para tratar de reconstruir las últimas 24 horas de la vida del Zorro:

- Veamos Foxy, ¿quíé comió ayer?. “Nada especial media gallina y poco más, Búho.
- Bueno, bien, ¿y hoy comió algo?.
- Nada Búho, no le dio tiempo, se iba a levantar y le comenzó el dolor.
- ¿Quíé extraño es esto?.
- ¿Y quíé estaba haciendo en la cama?.
- Lo se siempre Búho, ver la Bolsa y esas cosas que hace siempre al levantarse. - ¡La Bolsa!, ¡claro,  ¡claro!. ¡Ya está Foxy!, ¡creo que se lo que tiene!. Apaga todos los televisores u ordenadores.

La pareja del Zorro hizo rápidamente lo que le ordenó el sabio del Bosque. Y, curiosamente, íél se sintió un poco mejor.

- ¿Quíé, como estás viejo amigo?.
- Algo mejor, con menos presión, menos agobiado.
- Ya, bien, te pondrás mejor en unas horas. “Creo que lo peor de la crisis ya ha pasado. Bueno, pasare a verte dentro de unos dí­as, ¡mejórate!.
- Adiós Búho, ¡y gracias!.

El viejo sabio se despidió del Zorro y le hizo una seña a Foxy, para que saliese fuera, ya que querí­a hablar con ella.

- Y bien Búho, ¿Quíé tiene?.
- Algo que pueden llegar a tener todos los inversores de Bolsa al cabo de los años: Bolsis, en este caso Bolsitis aguda.
- ¿Y en que consiste esa enfermedad?.
- El inversor desarrolla a lo largo de los ciclos bursátiles, un órgano imaginario o fantasma: La Bolsis, al que enví­a todas sus alegrí­as, penas, euforias, y frustraciones bursátiles, y que en las fases bajistas prolongadas se llega a inflamar.  Resultando una ví­a de escape emocional y fí­sica a las píérdidas. El enfermo sufre tanto con la bajada prolongada de las cotizaciones, que la Bolsis se inflama y llega a hacer crisis como en esta ocasión. Es una enfermedad profesional Foxy, si el Zorro, hubiese perdido una buena cantidad de oro en sus primeras inversiones en Bolsa, ahora estarí­a vacunado, y no le importarí­a ese tipo de inversión. Pero ya sabemos todos lo que pasó.
- ¿Tiene cura, Búho?”, la sabia ave la miró con cariño y le dijo: no voy a engañarte Foxy, tienes enfermo para toda la vida.
A Foxy se le escapó una lagrima, y el Búho la abrazó diciíéndole: No te preocupes, tenemos Zorro para muchos años, simplemente hay que cuidarle para que la enfermedad no vaya a más.¿No le recetas algo Búho?.
- Poca cosa le vamos a dar Foxy”: Levadura de cerveza, para evitar la anemia bursátil, y que no pierda el apetito inversor”. Va bien para el sistema nervioso, tiene vitaminas del grupo B, dale una cucharada antes de cada comida durante unos dos o tres meses. Y poco más, vida normal Foxy, que lea, pasee, vea Tele Bosque, juegue con sus crí­as.... Cuando le duela, aplí­cale una bolsa de hielo en la zona del dolor, esto hará bajar el hinchazón, y por supuesto apágale la pantalla que este viendo en ese momento. Si surge algo me avisas, de todas formas pasaríé por aquí­ la próxima semana a ver como sigue.

Foxy le dio las gracias al sabio del Bosque:

- Gracias, Búho, no se que harí­amos sin ti.
- No es nada Foxy, no te preocupes.

Foxy volvió con el Zorro, y el Búho salió volando hacia su cubil. El Zorro se fue recuperando, gracias tanto a los mimos de su pareja, como a que la Bolsa habí­a girado al alza. El cánido volvió a ser el de antes, y Foxy, conocedora de la enfermedad crónica de su pareja, trataba de distraerlo para que no pensase tanto en la fluctuación de los mercados. Foxy le decí­a al Zorro:

- Es verdad que ahora estamos bien y que has ganado mucho dinero en Bolsa, pero las obsesiones pueden provocar estas crisis, y aún no se ha inventado nada más valioso que la salud, por lo tanto, Zorro, no estíés tan pendiente de la Bolsa, al fin y al cabo no la manejas tú.
- Si, cariño, si, contestaba el Zorro, mirando de reojo la pequeña pantalla de un televisor de bolsillo.

Reservados todos los derechos.


Estoy inmerso en la nueva fiebre del oro.