El banco lanza la más ambiciosa ampliación de capital para mantener su independencia. En vilo, su futuro y el dinero de los accionistas.
El Banco Popular ha decidido apostar fuerte por su futuro en solitario o, cuanto menos, sin las ayudas públicas que requeriría despuíés de que la consultora Oliver Wyman detectara unas necesidades de capital de 3.223 millones de euros en su test de estríés. Apoyándose en la fortaleza que supone que prácticamente el 40%_del capital de la entidad estíé en manos de su consejo de administración, la firma que preside íngel Ron ha anunciado que efectuará una ampliación de capital, a mediados de noviembre, por 2.500 millones de euros. Un salto, no exento de riesgos, que equivale ya prácticamente a duplicar su capitalización bursátil, en unos 2.678 millones, en medio de un mercado hostil y que comporta severos riesgos de dilución para sus actuales accionistas. Los analistas auguran un vía crucis bursátil hasta que se ejecute la operación y un final incierto para íésta. Mientras el fracaso condenaría a la entidad a la búsqueda de socios o al rescate, el íéxito sería una demostración de fuerza para el banco que no necesariamente blindaría sus títulos cotizados.
Tampoco hay que excluir, claro está, la amplia escala de grises que se sitúa entre ambos extremos. "No veríamos descartable un escenario en el cual no se lograra realizar la totalidad de la ampliación lo cual tendría un impacto muy negativo en mercado", sostienen los analistas de Ahorro Corporación. No alcanzar los 2.500 millones previstos sería una señal de debilidad que seguramente derivaría en un nuevo castigo bursátil para el valor, pero no necesariamente condenaría a la entidad al rescate. Bastaría con algo menos. "Popular debe conseguir al menos 1.700 millones (1,9% de los activos ponderados por riesgo) para no tener que emitir los denominados cocos que suscribiría el FROB", estiman. Se trata de los instrumentos convertibles que el banco debería emitir a favor del Estado -una forma de asistencia pública temporal- si no logra rebajar la necesidad de capital por debajo del 2% de sus activos ponderados por riesgo.
Para asegurarse al menos este respaldo, el banco trabaja para movilizar en bloque a su Consejo de Administración que controla directamente el 32,5% de la cotizada, el 40% sumando representadas. Se trata de una mesa con 20 consejeros entre los que destacan Carlos Figuero García, en representación de la sindicatura de accionistas que posee el 9,6% del grupo (y que incluye el 3,9% de la Unión Europea de Inversores, que preside Jorge Oroviogoicoechea); Jan R. Carendi, que habla por el 6,2% de Allianz; el empresario portuguíés Amíérico Amorim, con un 4,1%; Alain Fradin, por la entidad gala Críédit Mutuel, que posee un 4,4%, o Josíé García Barba, en nombre de la Fundación Pedro Barriíé de la Maza, que venía de participar en Pastor y se hace con el 7,1% de Popular. Fuentes cercanas a la entidad aseveran que la firma se prepara para hacer público el respaldo de tres de los cuatro mayores accionistas de este grupo, entre los que se encontraría Amorim -pese a que ha venido reduciendo su participación- y que el hueso más duro de roer estaría siendo Allianz. Estas mismas fuentes, no obstante, confían en que la negociación con la aseguradora alemana termine llegando a buen puerto. Los analistas de Bankia asumen que los grandes accionistas arroparán la operación y que esta culminará con íéxito.
Un contundente compromiso de respaldo por parte de los accionistas del consejo está siendo el requisito principal que vienen planteando las potenciales entidades colocadoras y aseguradoras de la ampliación, apunta David Navarro, gestor de renta variable de Inversis. La entidad negocia en estos momentos con Deutsche, con el que ya habría acuerdo, Santander, que ha mostrado su apoyo público a la operación, así como con un plantel de firmas entre patrias e internacionales que engloban a Bank of America Merrill Lynch, Credit Suisse, JP Morgan, BNP, Barclays, Sociíétíé Gíéníérale, Morgan Stanley, Nomura, Citi, HSBC, Mediobanca, Goldman Sachs y BBVA.
Aunque las cifras finales dependerán de cómo se desarrolle la negociación con este panel de firmas, la entidad ha informado a la CNMV de que su tope estará en sacar a la venta un máximo de 6.250 millones de acciones a 0,40 euros por título. Esto supondría un descuento del 69,4%_sobre su precio actual -del 77,1% sobre la cotización previa al informe de Oliver Wyman- y una dilución de 75,3% para los actuales accionistas que no acudan a la ampliación, puesto que el banco pasaría a tener 8.297 millones de títulos.
"Las circunstancias obligan a que las condiciones para captar el nuevo capital sean lo suficientemente atractivas como para que atraigan a nuevos inversores", apunta Javier Muñoz, director general de Tressis Gestión SGIIC. "Es de prever que el descuento sobre la cotización de 1,35 euros -a mediados de esta semana- no baje del 50%. Factor que tendrá un efecto de dilución demoledor para el accionista actual, si no decide ejercer sus derechos preferentes", concluye. "Si el resto de entidades cotizan a 0,9 su valor en libros, Popular va a tener que ir a un 0,5 su valor en libros para la ampliación de capital", coinciden desde Inversis, donde recuerdan operaciones similares que se han dado en el sector, con descuentos que van del 25% de BBVA al 70% de la banca portuguesa. La referencia más inmediata sería la de Banco Sabadell, el pasado marzo, con un descuento cercano al 40%.
"Toda ampliación de capital tiene un efecto de dilución. Si hay más acciones, los dividendos futuros (los actuales se han cancelado) se dividirán entre más títulos. El accionista debe decidir quíé hacer. Si quiere seguir siendo accionista de Popular, debe aprovechar sus derechos y ampliar su participación, siempre y cuando el precio sea realmente atractivo, para mantener la misma relación sobre las acciones que tenía y el beneficio que se distribuye", expone Víctor Alvargonzález, consejero delegado de Profim EAFI. "Si no quiere hacerlo, puede vender los derechos de suscripción en el mercado y compensar la dilución que le va a producir", añade. El momento adecuado para dar este paso, sugiere Alvargonzález, es "uno de esos días en los que los políticos se levantan con el pie derecho y se da cierta euforia en el mercado".
"El Popular se encamina a un duro proceso de ajuste que le obliga a captar una cantidad ingente de capital de forma muy rápida y con un fuerte descuento sobre su cotización actual, ya muy castigada", resumen desde Tressis Gestión, donde consideran que dicho descuento "será la piedra angular para entrar en la operación y determinante para la rentabilidad de la inversión en el futuro". "Si la operación fracasa, el grupo seguramente no tendrá otra alternativa que entrar en una operación de consolidación con otra entidad", pues la percepción mayoritaria del sector es que Popular evitará a toda costa el estigma de recibir ayudas públicas.
El íéxito garantiza un rebote que puede ser solo temporal
Los títulos de Banco Popular en la Bolsa española han sufrido un retroceso del 60% en lo que va de año en un marco de píérdidas prácticamente generalizadas para el resto del sector cotizado como consecuencia de la incertidumbre que la banca española genera en los mercados y las dificultades que han ido suponiendo las exigencias que Gobierno y Unión Europea vienen imponiendo para corregir sus deficiencias. Toda una yincana normativa en la que Popular ha concursado con la reciente absorción de Pastor a pulmón. Si la entidad comenzó el año rozando la barrera de los 3,50 euros por título, que llegó a superar brevemente en febrero, la acción cerró el viernes en los 1,308 euros. Y eso gracias al rebote protagonizado en la última jornada, la primera al alza desde que se publicaran los test de estríés de Oliver Wyman, en la que ganó un 0,62%.
De momento, de los 34 analistas bursátiles que siguen la cotización de Popular, según el panel de Bloomberg, 28 de ellos aconseja la venta de los títulos. Otros cinco recomiendan mantener las acciones en cartera por el momento, mientras que solo uno apuesta por comprar el valor. Los informes más recientes apuntan cada vez precios objetivos más bajos, entre los que se encuentran los 1,35 euros de Bankia, los 1,05 de N+1 o, el caso especialmente crítico de los analistas de Credit Suisse, que apuntan a los 0,60 euros por título.
Los analistas consultados coinciden en cualquier caso en que la tónica de Popular en el parquíé seguirá siendo generalmente negativa hasta que se lleve a cabo la ampliación de capital anunciada, prevista para mediados de noviembre.
"A partir de la ampliación de capital puede ser que el precio mejore", apunta David Navarro, gestor de renta variable de Inversis. "Si salvan el macht ball, si se consiguen los 2.500 millones, nadie podrá decirles que tienen necesidades de capital". Lo normal entonces, desarrolla el experto, es que los títulos experimenten un repunte al alza. "Hay casos como el de Espírito Santo o Unicredito que van al alza rápido, otros reaccionan igual pero luego terminan cayendo", advierte Navarro. Despuíés de todo, aunque la entidad demuestre su solvencia particular y su capacidad de seguir adelante en solitario y sin ayudas, la banca cotizada sigue muy lastrada por la crisis de deuda soberana que Europa parece incapaz de solventar definitivamente. En este sentido, un eventual rescate a España, vaticinan los analistas, beneficiaría especialmente al sector financiero.
Mientras tanto, sin embargo, las entidades presentes en la Bolsa, incluso aquellas con solvencia ampliamente demostrada y presencia internacional, siguen acusando el impacto múltiple de una crisis financiera, inmobiliaria, económica y soberana.
Así, salvando Banco Santander, que se ha apuntado un alza del 7,33% en lo que va de año, BBVA ha cedido un 5,24%, Sabadell ha perdido un 20,25%, CaixaBank, un 21,02% y Bankinter un 36,55%, por no hablar del caso de Bankia, intervenida por el Estado la pasada primavera, que arrastra una caída del 72,68%.
Guía práctica para los accionistas
1. Los actuales accionistas de Banco Popular, y los potenciales postores en la ampliación, tienen abiertas diferentes opciones. La primera elección, considera Víctor Alvargonzález, consejero delegado de Profim EAFI, es "plantearse si se quiere invertir en un banco español". En su opinión, "ahora hay muchas mejores alternativas", por lo que es más partidario de alejarse del sector hasta "dentro de año o año y medio", cuando se despejen las actuales incertidumbres. El experto reconoce que "el caso de Popular es particular" y sería interesante acudir, "si hay un descuento interesante", que los analistas cifran en el 50%.
2. A partir de ahí, si el accionista está convencido podrá acudir a la ampliación de capital, que se desarrollará a mediados de noviembre y tendrá una duración de 15 días, según fuentes cercanas a la entidad. Los actuales accionistas contarán, además, con derechos preferentes de suscripción con los que asegurarse su cuota de participación. Para quienes suscriban todos sus derechos, el banco ofrece el "depósito ampliación", remunerado al 8% anual, pero que se reducirá drásticamente ya que solo afectará al montante dedicado durante las semanas que van de la reserva a la ampliación.
3. Si los dueños de títulos de Popular no ven con buenos ojos la operación, tendrán la posibilidad de vender sus derechos preferentes en el mercado, logrando así ciertos ingresos que compensen de alguna manera la dilución. Desde Profim recomiendan estar atentos al mercado y vender en sesiones claramente alcistas.