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Autor Tema: Los problemas financieros de FCC ponen en jaque el dividendo de Eshter Koplowitz  (Leído 178 veces)

Eguzki

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Los accionistas de FCC deben estar muy atentos a las próximas decisiones de la compañí­a, obligada a recapitalizar dos de sus principales filiales. Las aportaciones de fondos que la empresa controlada por Eshter Koplowitz tiene que hacer en Cementos Pórtland y en Alpine van a provocar una salida de caja de tal magnitud que pondrá en peligro el dividendo que el grupo de construcción y servicios paga a principios de enero.
 
Fuentes próximas a la compañí­a señalan que íéste será un tema capital que se tratará en el consejo de administración de final de mes que examinará los resultados del tercer trimestre. Una cita que FCC utilizó el pasado año para anunciar un recorte del 10% de la retribución al accionista. Una decisión difí­cil, pero impuesta por los bancos acreedores, en especial, BBVA, que el 30 de diciembre de 2011 obligó a la compañí­a a vender a toda prisa la Torre Picasso.
 
Doce meses despuíés, la situación se ha complicado todaví­a más para FCC pese a los esfuerzos por vender activos, refinanciar deuda y expandirse internacionalmente. El grupo, que ha declinado hacer ningún comentario, tiene que afrontar dos ampliaciones de capital. Una de 100 millones en Cementos Porland para cumplir el acuerdo de alargamiento de plazos de pago con la banca, que en julio le conminó a aportar fondos propios a esta filial a cambio de evitar el concurso de acreedores.
 
Como FCC tiene tensiones de tesorerí­a, derivada en gran parte por los impagos de las administraciones públicas, la sociedad ha optado por dar un críédito participativo a Cementos Porland y retrasar la ampliación de capital a 2013. De esta manera, el grupo de servicios evita una salida de caja que socavarí­a aún más su capital circulante. Un problema que se le plantea tras el descubrimiento de un agujero de hasta 260 millones de euros en Alpine, su filial austriaca desde la que gestiona su actividad de construcción en Centro Europa y Europa del Este.
 
Esa es la cantidad máxima que KPMG, contratada para analizar el balance de Alpine, considera que FCC tiene que aportar para subsanar el agujero detectado por unos presuntos proyectos mal calculados y que le han costado la cabeza al consejero delegado, Johannes Dotte. Baldomero Falcones, presidente de FCC y de Alpine desde julio, ha perdido la confianza en Dotte, al que íél mismo nombró el 12 de enero de este mismo año. Hace dos dí­as, la constructora destacó en un comunicado oficial que una de las medidas organizativas importantes para Alpine habí­a sido precisamente la designación del ya destituido Dotte.
 
Píérdidas y competidores
 
Esa cifra, más los 100 millones de Cementos Pórtland, suman 363 millones, el doble del importe que FCC -173 millones- destinó el pasado ejercicio a retribuir al accionista. Fuentes financieras próximas al grupo sostienen que la eliminación del dividendo, ya sea total o parcial, serí­a una medida “sensata” y que serí­a bien recogida por los mercados.
 
No obstante, la medida tendrí­a un carácter excepcional, puesto que supondrí­a tener que cambiar el pacto de accionistas de B-1998, la sociedad de cartera a travíés de la cual Esther Koplowitz y sus inversores controlan el 60% de FCC. Según el acuerdo público, una de las cláusulas es la de repartir un dividendo que represente al menos el 50% del beneficio de la compañí­a o pay out. La medida tiene implicaciones adicionales en las cuentas personales de los socios de B-1998, ya que con la remuneración pagan parte de los críéditos asociados a las acciones de FCC.
 
Estos desembolsos extraordinarios pueden llevar a la compañí­a a entrar en píérdidas. Los analistas estiman unos beneficios para 2012 de entre 170 y 180 millones, incluidos los extraordinarios obtenidos por la venta del negocio aeroportuario. Un resultado que serí­a insuficiente para afrontar la capitalización de Alpine.
 
Dos compañí­as del sector ya han adoptado medidas similares. Una fue Sacyr, que suspendió el dividendo por las minusvalí­as en las que incurrió por su deficitaria inversión en Repsol. La más reciente ha sido ACS, que a finales de agosto reconoció que no podrí­a abonar la retribución habitual de febrero por los números rojos registrados por su aventura en Iberdrola. Hasta Telefónica se ha visto obligada a cancelar la remuneración al accionista para hacer frente a su deuda.