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Autor Tema: Cooperación para el desarrollo: incertidumbre y cambio de modelo...  (Leído 225 veces)

OCIN

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Por...  Miguel Muñoz Ortega 


 

El sector afronta en España un perí­odo convulso
 
Madrid.- A finales de los años 80, España pasó casi “de la noche a la mañana” de ser un paí­s receptor de Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) a convertirse en donante. La cooperación internacional a travíés de ongs de desarrollo fue implantándose en el paí­s progresivamente con cada vez más presencia y más porcentaje en inversión pública. En los últimos Presupuestos Generales del Estado, los fondos destinados al sector suponen volver a cifras porcentuales similares a los de hace 30 años. ¿Quíé les queda a las ongs? ¿Quíé se ha hecho mal? ¿Quíé se puede hacer?
 
Desde el año 2009, el recorte acumulado en el sector llega al 73%. Lejos queda el compromiso histórico del 0,7% sobre la Renta Nacional Básica, cuestión de lucha entre los movimientos sociales de nuestro paí­s desde los años 90 y compromiso de Estado en el año 2007. Para 2013, se estima un 0,20% aproximado, cifra aún menor de la de 2012. El descenso progresivo en las diferentes partidas son fuertes , tanto en el presupuesto de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) como en el de la Administración General del Estado y administraciones locales, provinciales o autonómicas.
 
Pero precisamente pensar en la cooperación al desarrollo como sólo una sucesión de cifras ha sido uno de los principales errores en la construcción de nuestro modelo estatal. Así­ lo ve al menos Iliana Oliviíé, investigadora principal en esta materia del Real Instituto Elcano. “Todo el debate se ha centrado en la parte instrumental, es decir, cuántos fondos, cuánto dinero tengo para hacer cooperación al desarrollo”, señala. En este sentido, recuerda la necesidad de realizar un debate profundo sobre acciones estratíégicas o análisis de resultados.
 
Oliviíé apunta tambiíén que nunca la cooperación al desarrollo española ha tenido una estrategia clara. “Nunca hubo una reflexión realmente estratíégica profunda de cuáles eran los valores esenciales de España como donante, en quíé zonas, en establecer unos objetivos y unas prioridades”, afirma. En menos de dos años se pasó de ser receptor a donante, y, apunta la investigadora de Elcano, “se construyó sobre una base que ya estaba, pues se cogieron herramientas de relación cultural o cientí­fica exterior que ya existí­an y se les dio una vuelta”.
 
“La cooperación se montó en España sin un análisis serio y con fallos estructurales”
 
Parecidas sensaciones muestra Luis Nieto, coordinador de la asociación Paz con Dignidad y perteneciente a la Plataforma 2015 y más.  “La cooperación se montó en España sin un análisis serio y con fallos estructurales. Además, se ha utilizado polí­ticamente para colocar amigos, viajes, prebendas, etc. Muchos de los males están en el origen”.
 
La realidad es que llegados a este punto, y en el contexto de crisis económica, desde el sector de las ongs no confí­an en que el camino vaya a pasar por una estrategia de análisis y prioridades. Mercedes Ruiz-Gimenez, presidenta de la Coordinadora ONGD (CONGD), considera que se está llevando a cabo un camino erróneo que lleva a preguntarse cuál es el interíés del Gobierno por mantener una polí­tica pública de cooperación al desarrollo. “La polí­tica de cooperación es un instrumento esencial de la polí­tica exterior que está reflejado en nuestra propia Constitución, declarando la voluntad de fortalecer las relaciones internacionales de paz”, afirma.
 
Parece obvio, como destaca Oliviíé, que “no se pueden hacer las mismas cosas en cooperación con menos fondos”. Esta situación ha provocado una incertidumbre en el sector que se refleja de manera directa en proyectos realizados por las ongs. [1] Belíén Marí­n, directora de Relaciones con Organismos Oficiales de Intermón Oxfam, destaca tres tipologí­as actuales en los proyectos desarrollados por ongs y financiados por administraciones públicas. En primer lugar, existen proyectos que fueron presentados formalmente pero para los que finalmente no se culminó la convocatoria. Tambiíén hay convocatorias resueltas pero no pagadas y sin previsión de hacerlo. Marí­n destaca los impagos de la Generalitat de Cataluña o de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha como significativos. Por último, existe una tercera tipologí­a referida a proyectos que sólo han sido pagados a la mitad.
 â€œPara 2013, el único compromiso es pagar convenios atrasados, como algunos que empezaron en 2010”, afirma Nieto por su parte. “Si tú antes tení­as una perspectiva, quíé puedes planificar, con tanto personal, etc, ahora ya no puedes planificar nada. Si no puedes hacer esto, ¿cómo mantenemos la estructura y cómo afecta a las entidades locales?. Esto provoca una crisis en el Norte y una crisis en el Sur. Tenemos proyectos aprobados que no se pagan a las ongs locales desde hace un año, con lo cual todo esto se convierte en una mentira porque el proyecto se queda a medio y tienes que reformular·, añade.
En este sentido, el coordinador de Paz con Dignidad quiere resaltar la forma de actuar de algunas administraciones públicas con las ongs. “Nos tratan como si fuíéramos empresas, hay alguna que te dice que adelantes el dinero, que luego hagas el puente pidiendo un críédito al banco y ya te pagarán”. Nieto añade que de las entidades locales con las que están trabajando unas están en proceso de cierre, otras “achicando” y todas “espantadas porque ha sido todo tan rápido que no ha habido ni siquiera forma de prepararse”.
 
El mercado de la cooperación
 
A la reducción de fondos se suma una reestructuración en la base de los instrumentos de cooperación internacional. “Las soluciones que nos dan serí­an un cambio total en la metodologí­a e ideologí­a”, señala Nieto. Ahora las ongs no van a poder depender de financiación pública, y tendrán que buscar fondos privados. Cuando se habla de financiación privada, tambiíén hay que hablar de aportaciones individuales, apunta la investigadora de Elcano.
Con las aportaciones ciudadanas a las ongs tambiíén estancadas, entran en escena las empresas privadas. “Nos preocupa el cambio del modelo, que va reforzar intereses estratíégicos y empresariales”, dice Ruiz-Gimíénez, mientras recuerda que en el borrador del nuevo Plan Director de la Cooperación española[2] ya aparece reflejado reforzar los intereses empresariales.
 
“Hay algunas ongs que están cambiando sus misiones y sus visiones de la realidad. Algunas ya eran ambiguas y ahora lo son más”, afirma Nieto. Dentro de su asociación se encuentra el Observatorio de Multinacionales en Amíérica Latina (OMAL) dedicado a investigar los impactos de las actuaciones de las transnacionales en aquel continente. Por ello, para Nieto, realizar alianzas con cierto de tipo de empresas es una muestra de incoherencia. “Ahora lo que se nos pide es que hagamos de poli bueno junto a las empresas. Es decir, que entremos en las comunidades, nos ganemos a la población y vendamos lo positivo del proyecto de tal o cual multinacional (…) con las ongs se les puede allanar el camino, ya que crean confianza en la población local”.
 
El concepto de Responsabilidad Social Corporativa está en auge, recuerda Oliviíé, y muchas ongs están desarrollando códigos de conducta para ver con quíé tipo de empresas quieren trabajar. “Si estas alianzas privadas se realizan con empresas con una responsabilidad social que tengan impactos positivos, bien. Si son transnacionales, hay que estar en alerta por violaciones de derechos laborales y humanos. Si se da la alianza público privada y da paso a las empresas como actores de cooperación, hay que hacer un estudio serio de este tipo de casos que no podemos aceptar. Y hay que consultar a las poblaciones afectadas antes de desarrollar algún proyecto”, argumenta, por su parte, Ruiz-Gimíénez.
 
Nieto tiene claro que se está cambiando la cooperación en una dirección e ideologí­a determinada. “Sólo sirve un modelo de ongs determinado. Algunas entran por convicción y otras por subsistir”. Para íél, al Gobierno le sobran muchas de estas organizaciones y ahora percibe una mercantilización del sector, una competencia. “Si dos ongs quiebran, yo tengo mucho más mercado”.
 
A comienzos del mes de octubre, una persona integrante de la CONGD interpeló en plena calle al ministro de Exteriores Garcí­a-Margallo. “Una marca sin valores no tiene valor”, le dijo, a raí­z del auge de este concepto impulsado desde el Gobierno, la “marca España”. Esta imagen de marca pretende impulsarse prácticamente sólo con la polí­tica exterior y diplomacia empresarial. Así­ lo ve Iliana Oliviíé. “Si se toman los ejemplos de otros paí­ses exitosos como Canadá, la polí­tica de cooperación al desarrollo ha sido un elemento fundamental en la creación de la marca del paí­s”. Para la investigadora, las caracterí­sticas de la cooperación en algunos paí­ses, principalmente de Centroamíérica, han sido los elementos más importantes para defender la imagen de España. “Desaprovechar este potencial en cooperación, en un momento en el que la marca está en crisis, pues es un desperdicio”, añade.
Para Ruiz Gimíénez, la experiencia sobre el terreno le ha permitido comprobar que la cooperación española tiene muy buena imagen. “No entienden que en cualquier escuela de negocios te explican que el receptor de la inversión tiene que ver al paí­s como algo positivo. Y la cooperación al desarrollo tiene mucho que ver en esto. No se está reflejando así­. Parece que en Amíérica Latina sólo existen Telefónica o Repsol, pero hay ongs que llegan hasta la última aldea”, explica Nieto.
 
Retos y futuro
 
¿Cómo se puede afrontar esta situación? ¿Cómo se salva el sector? Hay varios factores a tener en cuenta. Por un lado, la propia estructura en el sistema de las ongs. “Los recortes pueden forzar una concentración en el sector, que es muy amplio y muchas ongs no podrán sobrevivir por sí­ solas”, señala Oliviíé. “Hay que entender que hay ongs que sobramos, pero no por modo de actuación, sino por capacidad de trabajo”, destaca Nieto, que reclama una unidad fuerte dentro del sector.
 
Todos coinciden tambiíén en que hay que hacer llegar la idea de que la cooperación al desarrollo es un bien público y, por tanto, que se debe llevar a cabo con una polí­tica pública comprometida. El hecho de cómo concibe la opinión pública, la ciudadaní­a, este asunto es tambiíén es relevante. Y un reto. “Las organizaciones sociales tenemos que defender el derecho a existir como actores en el proceso de cambio en las polí­ticas públicas, hay que ganarse a la población”, destaca la presidenta de la CONGD.
 
 â€œHabrí­a que ver cómo se transmite la idea de cooperación en la opinión pública, que puede ser la de unos fondos de ayuda que se pueden transmitir en tiempos de bonanza pero que hay que recortar en íépoca de vacas flacas”, apunta Oliviíé mientras que pone el ejemplo del Reino Unido, un donante más maduro que no ha recortado en estas partidas porque tiene unas bases sólidas y unos objetivos claros. “Aquí­ es difí­cil de defenderlo polí­ticamente si no se ha hecho de este modo”, señala.
 
“Tiene que haber una pedagogí­a donde seamos capaces de transmitir a la sociedad que el ser humano es lo primero, y el ser humano no tiene fronteras. Lo primero es convencer de esto, y tenemos la obligación y las estructuras económicas, sociales y polí­ticas para generar  elementos básicos para las personas independientemente de dónde hayan nacido”, afirma Nieto. Para Ruiz-Gimíénez es importante destacar que a otros paí­ses “los hemos empobrecido nosotros”, el denominado primer mundo. “Recordemos lo que se ha hecho en Amíérica Latina y ífrica, con la explotación de sus recursos. Nuestro compromiso no es de caridad, sino íético y moral”, concluye.
 

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[1] El próximo articulo para Latitud194 profundizará más en cómo afectan de manera directa los sucesivos recortes presupuestarios en proyectos concretos de cooperación al desarrollo realizados por ongs españolas.
[2] La Junta Directiva de la Coordinadora ONGD no asistió a la reunión de presentación del borrador, el dí­a  22 de octubre, del Plan Director en señal de protesta por considerar que el proceso no habí­a sido transparente ni suficientemente participativo.


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