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Autor Tema: Las respuestas de Andríé Kostolany (lll)  (Leído 782 veces)

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Las respuestas de Andríé Kostolany (lll)
« en: Julio 29, 2008, 09:00:41 pm »
¿Quíé consecuencias trae un mercado sobrecomprado?

Un mercado sobrecomprado, cargado de críéditos, es extraordinariamente peligroso, incluso se corre el riesgo de que en cuanquier momento se pueda colapsar aun no dándose ningun motivo para ello. Este es el tí­pico mercado de la lechera: un gran número de propietarios de acciones inexpertos y temerosos, que están contagiados del ambiente que se respira y a los que les gustarí­a subir al tren que ya está en marcha. Independientemente de que no tienen ni los nervios ni la experiencia necesaria, no tendrí­an que haberse permitido comprar acciones por su situación financiera. Tal vez hayan utilizado para ello los ahorros que tení­an destinados para otros fines, por no decir los que hayan comprado con críéditos.

Y, ¿Quíé consecuencias trae un mercado sobrevendido?

Cuando los papeles descansan en las cajas fuertes de los duros, entonces el mercado sobrevendido puede incluso subir con malas noticias. Si además llega una buena noticia, aunque sea la más pequeña posible, el mercado subirá como un cohete. Cuantas más acciones se encuentren en manos de los duros, más fuerte será la explosión.

Existe un factor más, que hace aún al mercado más sobrevendido: si muchos bajistas estuvieran activos en el mercado y antes se hubieran dado grandes ventas al descubierto.

¿Cómo se puede determinar si el mercado está sobrevendido o sobrecomprado?

Para ello existen premisas y sí­ntomas. Hay que incluir en los diagnósticos los beneficios obtenidos en los últimos meses y años. Si las cotizaciones han ascendido con un aumento constante de beneficios, podemos decir que un gran número de tí­tulos han pasado de manos fuertes a los temerosos; cuanto mayores hayan sido los beneficios, mayor cantidad de tí­tulos, ya que cuando los precios aumentan de forma impetuosa, sólo los temerosos compran. Los duros venden los valores que han acumulado en sus cajas fuertes cuando los precios bajaron y venden ahora que los precios suben. Este movimiento dura el tiempo que la gran masa de tí­tulos se encuentran en manos de los temerosos, los cuales esperan que otros, en este caso tambiíén temerosos  -aunque con retraso- se los compren. Entonces los fuertes disponen de dinero en efectivo y esperan a que los temerosos vuelvan a vender sus tí­tulos. Estos quieren vender sus acciones más caras, pero si esto no les sale bien tendrán que bajar el precio, en ocasiones a causa de razones tíécnicas o psicológicas, y otras, por impaciencia, ya que no aparece ningún nuevo temeroso. Esto ocurre siempre, ya que despuíés del periodo de euforia llega el desencanto.

Siempre puede aparecer una nueva oleada de compradores retrasados, especialmente si el gobierno, con ayuda del banco emisor, bombardea más dinero del necesario a travíés de polí­ticas expansivas para la industria y la economí­a. o sea, que fluye más agua del cubo grande al cubo pequeño. Paralelamente, las grandes instituciones monetarias pueden utilizar las posibilidades de la publicidad para hacer al público adicto a la Bolsa. La compra de acciones es recomendada en las ventanillas de los bancos, y para ello se ofrecen críéditos ligeros y baratos, tanto más cuando los bancos no tengan otras posibilidades mejores de aprovechar su liquidez. Despuíés de que los temerosos hayan comprado sus tí­tulos, esperan que aparezcan nuevos compradores. Entonces llega el momento en que no se avanza más. Las cotizaciones se estancan o bajan algo. Muchos propietarios de acciones pierden la paciencia, para ellos es una sorpresa desagradable, ya que cuando las compraron estaban convencidos -a causa de las promesas de los instigadores- de que las cotizaciones, sin duda, iban a subir. Si la Bolsa se estanca o incluso baja, para muchos es una ofensa personal y una traición. Un 90% del público atraí­do por un boom bursátil no está preparado ni vacunado contra estas píérdidas, y no se puede ni imaginar que a pesar de la opinión de los medios de comunicación y de los llamados iniciados, las cotizaciones bajen e incluso que puedan hacerlo fuertemente. Este es el análisis de un mercado inflado.

Extracto del libro Enseñanzas de Kostolany seminario bursátil