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El avance de la economía estadounidense en el tercer trimestre del año está lejos de ser una señal de fortaleza, señaló hoy el Departamento de Comercio.
El Producto Interno Bruto (PIB) creció 2,7 por ciento, sin embargo es poco probable que el impulso se sostenga pues en la nación norteña pueden entrar en vigor fuertes recortes del gasto público y aumentos impositivos para comienzos del próximo año, precisó.
La expansión fue atribuida a la rápida acumulación de inventarios y al aumento de las exportaciones, aunque por otro lado cayeron las inversiones corporativas y el gasto de los consumidores, responsable del 70 por ciento del PIB.
La entidad explicó que el efecto positivo de la acumulación de inventarios debe perderse en el cuarto trimestre y dañar el crecimiento a causa de la presión de lo que los expertos denominan abismo fiscal, una combinación de recortes de gastos e incrementos impositivos que podrían restar 600 mil millones de dólares de la economía.
Mientras, siguen las conversaciones para evitar ese escenario, que podría desencadenar en una recesión.
Un sondeo reciente mostró que la economía estadounidense crecerá menos de lo pronosticado en el último trimestre del año a causa de la persistencia de dificultades que ensombrecen el panorama.
El apartado avanzará a una tasa anual de 1,8 por ciento frente al 2,2 calculado hace unos meses, según la pesquisa realizada entre varios analistas.
Para el próximo año las expectativas son más díébiles por lo que los expertos tambiíén estiman una desaceleración del crecimiento.
En cuanto a la situación del mercado laboral el sondeo arrojó que el nivel de desempleo promediará 7,9 por ciento en el cuarto trimestre respecto a la proyección previa de 8,1.