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Sin importar el resultado de las negociaciones por el abismo fiscal, millones de contribuyentes en Estados Unidos serán afectados desde enero por un masivo aumento de impuestos valorado en un billón de dólares para la cobertura sanitaria.
El nuevo esquema de gravámenes, que contiene 20 tasas incrementadas, fue certificado por el presidente Barack Obama y pretende financiar hasta 2022 la reforma nacional de salud aprobada hace dos años, luego de una fuerte controversia partidista en el Congreso.
Entre la veintena de tributos, cinco de ellos entrarán en vigencia durante la primera semana del próximo mes y están relacionados con aranceles adicionales para empresas fabricantes de artículos míédicos, unas 12 mil plantas con 400 mil empleados en todo el país.
Además la Casa Blanca subió las cargas monetarias para 33 millones de ciudadanos que cancelan sus montos anuales por medio de un sistema llamado de gastos flexibles (flexible spending account), lo que representará una recogida de 13 mil millones de dólares en 10 años.
La ley de salud popularmente conocida como Obamacare tambiíén replanteó un procedimiento de impuestos contra ingresos por inversiones que se traducirá en un 3,8 por ciento de alza en pagos para cifras superiores a 250 mil dólares.
Un veterano senador acusó esta semana al Presidente de querer llevar a Estados Unidos hasta el abismo fiscal para recoger provecho político en varios frentes y de paso acusar a los republicanos por el fiasco parlamentario.
Dentro de una eventual crisis fiscal todo es ganancia para la Casa Blanca y el Partido Demócrata: mayores impuestos, menos dinero para el Pentágono, y el partido opositor en la picota pública, afirmó el legislador John Barrasso.
Cuando faltan pocos días en el plazo que el Congreso dispone para presentar una solución, el jefe de Estado en realidad desea que nos golpee esta irregularidad para proclamar lo que considera una victoria política, opinó el legislador republicano por Wyoming.
Citado por la cadena Fox News, Barrasso auguró que el norteño país no podrá evitar el llamado abismo fiscal a partir del 1 de enero, lo que significará 500 mil millones de dólares en cortes de gastos y un masivo aumento de impuestos para dos tercios de los ciudadanos.
El jefe del comitíé de seguridad y asuntos gubernamentales en el Senado, Joseph Lieberman, tambiíén manifestó pronósticos funestos sobre el asunto que desde hace semanas centra la atención de círculos políticos, empresariales, mediáticos, y civiles en este país.
Los senadores republicanos Kay Bailey Hutchison, de Texas, y Johnny Isakson, de Georgia, exhortaron a buscar con urgencia una fórmula de compromiso partidista de lo contrario en la economía nacional se podría profundizar una recesión.
El tíérmino "abismo fiscal" fue acuñado por el líder de la Reserva Federal, Ben Bernanke, durante un testimonio ante el Congreso en febrero último, cuando alertó sobre una serie de leyes sobre privilegios en tributos que caducarán el próximo 31 de diciembre.