Desde que el BCE anunciara su programa para luchar contra crisis el verano pasado, los estrategas no se han cansado de repetir que era cuestión de tiempo que España pidiera el rescate, recoge hoy el diario británico Financial Times.
Y es que el panorama económico era demasiado deprimente y las necesidades de financiamiento demasiado grandes para que España pudiera evitar la petición de ayuda financiera, del mismo modo que hicieron Grecia, Irlanda y Portugal.
Pero los expertos han fallado en sus previsiones que apuntaban a que España pediría el rescate y se activaría el programa de compra de deuda de los países europeos más necesitados, bautizado como OMT. Sin embargo, contra todo pronóstico, el simple hecho de que España pudiera solicitar ayuda financiera ha sido suficiente para reducir los costes de endeudamiento y provocar la mejora en el mercado de deuda.
De hecho, muchos analistas confían en que España esquive la petición del rescate, ya que la posible intervención del BCE continúa manteniendo los costes de endeudamiento de España lo suficientemente bajos como para que pueda reducir el díéficit presupuestario y reconducir la economía.
Según este rotativo británico, el hecho de que nuestro país no solicite ayuda financiera tambiíén refleja unos fundamentales ligeramente mejores y no solo el respaldo del BCE. Y una prueba de ello es que el sector bancario está siendo reestructurado y recapitalizado, dice el FT. Los bancos españoles se han beneficiado de la mejora de las perspectivas. Si el año pasado apenas acudieron al mercado de deuda, este año han captado ya más de 10.000 millones de dólares en este mercado, según Dealogic.
Sin embargo, algunos gestores de fondos y expertos aseguran que España finalmente se verá obligado a solicitar el rescate. Su teoría es que a pesar de la mejora en las bolsas y en el mercado de deuda, el entorno económico es sombrío y propenso a empeorar, en parte por los recortes presupuestarios.
Pero incluso en ese caso, el Financial Times recoge que la implementación del programa OMT no reduciría más aún los costes de financiación de nuestro país. Incluso, algunos expertos consideran que podría llegar a ser contraproducente.