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Autor Tema: La probabilidad de que usted viva en una Matrix  (Leído 648 veces)

Scientia

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La probabilidad de que usted viva en una Matrix
« en: Enero 23, 2013, 09:43:47 pm »
http://www.simulation-argument.com/matrix-spanish.html

El argumento de la simulación: por quíé la probabilidad de que usted viva en una Matrix es bastante alta

Nick Bostrom

Times Higher Education Supplement, mayo 16, 2003

Matrix hizo que muchas mentes no tan filosóficas rumiaran acerca de la naturaleza de la realidad. Pero el escenario representado en la pelí­cula es ridí­culo: cerebros humanos mantenidos en tanques por máquinas inteligentes sólo para producir energí­a.

Hay, sin embargo, un escenario relacionado que es más plausible y una lí­nea seria de razonamiento que nos lleva desde la posibilidad de este escenario a una conclusión sorprendente acerca del mundo en el que vivimos. Yo lo llamo el argumento de la simulación. Quizá su más asombrosa lección es que hay una probabilidad significativa de que usted viva en un simulación de computadora. Literalmente hablando: si la hipótesis de la simulación es verdadera, usted existe en una realidad virtual simulada en una computadora construida por alguna civilización avanzada. Su cerebro, tambiíén, es simplemente una parte de esa simulación. ¿Quíé argumentos podrí­amos tener para tomar en serio esta hipótesis? Antes de llegar a la esencia del argumento de la simulación, consideremos algunos de sus preliminares. Uno de íéstos es la asunción de “independencia del substrato”. í‰sta es la idea de que las mentes conscientes podrí­an en principio ser implementadas no sólo en neuronas biológicas basadas en carbono (como las que están en su cabeza) sino tambiíén en otro substrato computacional como los procesadores basados en silicón.

Por supuesto, las computadoras que tenemos hoy en dí­a no son lo suficientemente poderosas para ejecutar los procesos computacionales que ocurren en su cerebro. Y aun si lo fueran, no sabrí­amos cómo programarlas para que lo hicieran. Pero, a fin de cuentas, lo que le permite tener experiencias conscientes no es el hecho de que su cerebro estíé hecho de materia blanda, biológica, sino que implementa un cierta arquitectura computacional. Esta asunción es bastante aceptada ampliamente (aunque no universalmente) entre los cientí­ficos cognitivos y filósofos de la mente. Para los fines de este artí­culo, lo daremos por hecho.

Dada la independiencia de substrato, es posible en principio implementar una mente humana en una computadora lo suficientemente rápida. Esto requerirí­a de hardware muy poderoso con el que no contamos aún. Requerirí­a tambiíén de habilidades avanzadas de programación, o maneras sofisticadas de hacer una exploración detallada de un cerebro humano que pueda ser cargada en una computadora. Aunque nosotros no podamos hacer esto en el futuro cercano, la dificultad parece ser simplemente tíécnica. No hay ley fí­sica conocida o restricción material que impida a una civilización lo suficientemente avanzada tecnológicamente implementar mentes humanas en computadoras.

Nuestro segundo preliminar es que podemos estimar, más o menos, cuánto poder de cómputo tomarí­a implementar una mente humana junto con una realidad virtual que para esta mente se verí­a completamente realista, con la cual interactuar. Además, podemos establecer lí­mites inferiores acerca de cuan poderosas podrí­an ser las computadoras de una civilización avanzada. Futuristas tecnológicos han producido ya diseños de computadoras fí­sicamente posibles que podrí­an ser construidas usando tecnologí­a de fabricación molecular avanzada. El resultado de tal análisis es que una civilización tecnológicamente madura que ha desarrollado al menos aquellas tecnologí­as que nosotros ya conocemos como fí­sicamente posibles, podrí­a ser capaz de construir computadoras lo suficientemente poderosas para ejecutar un número astronómico de mentes similares a las humanas, aun si sólo una pequeña fracción de sus recursos fuera utilizada para tal propósito.

Si usted es una de esas mentes simuladas, podrí­a no haber manera de observación directa de saberlo; la realidad virtual en la que estarí­a viviendo se verí­a y sentirí­a perfectamente real. Pero todo lo que esto demuestra, hasta ahora, es que usted nunca podrí­a estar completamente seguro de que no está viviendo en una simulación. Este resultado es sólo moderadamente interesante. Usted podrí­a aún considerar la hipótesis de la simulación como demasiada improbable para ser tomada seriamente.

Ahora vamos al centro del argumento de la simulación. Esto no pretende demostrar que usted está en una simulación. En cambio, muestra que deberí­amos aceptar como verdadera al menos una de las siguientes tres proposiciones:

(1) La probabilidad de que una especie con nuestro nivel actual de desarrollo pueda evitar extinguirse antes de convertirse en tecnológicamente madura es insignificatemente pequeña.

(2) Casi ninguna civilización tecnológicamente madura está interesada en correr simulaciones de computadora de mentes como las nuestras

(3) Usted está casi con seguridad en una simulación.

Cada una de estas tres proposiciones podrí­an ser prima facie inverosí­miles; y aún así­, si el argumento de la simulación es correcto, por lo menos una es verdadera (mas no nos dice cuál).

Mientras el argumento completo de la simulación emplea algo de teorí­a de la probabilidad y formalismos, su esencia puede ser entendida en tíérminos intuitivos. Suponga que la proposición (1) es falsa. Entonces una fracción significativa de todas las especies con nuestro nivel de desarrollo eventualmente se volverán tecnológicamente maduras. Suponga, además, que (2) es falsa tambiíén. Entonces una fracción significativa de estas especies que se han vuelto tecnológicamente maduras usarán una porción de sus recursos computacionales para correr simulaciones de computadora de mentes como las nuestras. Pero, como vimos anteriormente, el número de mentes simuladas que cualquiera de tales civilizaciones tecnológicamente maduras podrí­a correr es astronómicamente enorme.

Por lo tanto, si tanto (1) como (2) son falsas, habrá un número astronómicamente enorme de mentes simuladas como las nuestras. Si hacemos cuentas, encontramos que habrí­an muchí­simas más mentes simuladas que mentes no simuladas corriendo en cerebros orgánicos. En otras palabras, casi todas las mentes como las suyas, teniendo los tipos de experiencias que usted tiene, serí­an simuladas en vez de biológicas. Por lo tanto, por un principio muy díébil de indiferencia, tendrí­a que pensar que usted es probablemente una de esas mentes simuladas en vez de una de las excepcionales que están corriendo en neuronas biológicas.

Así­ pues, si piensa que tanto (1) como (2) son falsas, deberí­a aceptar (3). No es coherente rechazar las tres proposiciones. En realidad, no contamos con mucha información especí­fica que nos diga cuál de las tres proposiciones podrí­a ser verdad. En estas circunstancias, podrí­a ser razonable distribuir nuestro críédito más o menos uniformemente entre las tres proposiciones, dando a cada una de ellas una probabilidad substancial.

Consideremos las opciones con un poco más de detalle. La posibilidad (1) es relativamente sencilla. Por ejemplo, quizá hay alguna tecnologí­a altamente peligrosa que cada civilización lo suficientemente avanzada desarrolle, y que luego les destruya. Esperemos que íéste no sea el caso.

La posibilidad (2) requiere que haya una fuerte convergencia entre todas las civilizaciones suficientemente avanzadas: casi ninguna de ellas está interesada en correr simulaciones de computadora de mentes como las nuestras, y casi ninguna de ella contiene individuos relativamente ricos que estíén interesados en hacerlo y sean libres de actuar como deseen. Uno puede imaginar varias razones que puedan conducir a algunas civilizaciones a renunciar a correr simulaciones, pero para conseguir (2), virtualmente todas las civilizaciones tendrí­an que hacerlo. Si esto fuera verdad, constituirí­a una restricción interesante en la evolución futura de vida inteligente avanzada.

La tercera posibilidad es la más intrigante filosóficamente. si (3) es correcta, usted está casi con seguridad viviendo ahora en una simulación de computadora que fue creada por alguna civilización avanzada. ¿Quíé tipo de implicaciones empí­ricas tendrí­a esto? ¿Cómo cambiarí­a esto la manera en que vive su vida?

A primera vista podrí­a pensar que si (3) es verdadera, entonces no hay más apuestas, y que uno estarí­a loco si pensara seriamente que está viviendo en una simulación.

Razonar así­ serí­a un error. Aun si estuviíéramos en una simulación, la mejor manera de predecir quíé pasarí­a despuíés en nuestra simulación es todaví­a a travíés de míétodos ordinarios – extrapolación de tendencias pasadas, modelación cientí­fica, sentido común common, etc. Si usted creyó estar en una simulación, deberí­a continuar con su vida de la misma manera que si estuviera convencido que está viviendo en una vida no simulada en el nivel inferior de la realidad.

La hipótesis de la simulación, sin embargo, puede tener algunos efectos sutiles en el comportamiento racional cotidiano. Hasta el punto de que usted piense que entiende los motivos de los simuladores, puede usar este entendimiento para predecir lo que sucederá en el mundo simulado que ellos han creado. Si piensa que hay una oportunidad de que el simulador de este mundo fuera, digamos, un descendiente devoto de algún fundamentalista cristiano contemporáneo, podrí­a conjeturar que ha configurado la simulación de tal manera que los seres simulados serán recompensados or castigados de acuerdo a un criterio moral cristiano. El más allá, por supuesto, una posibilidad real para una criatura simulada (que podrí­a ser continuada en una simulación diferente despuíés de su muerte o “cargada” en el universo del simulador y quizá ser proveí­da allá con una cuerpo artificial. Su destino en ese más allá podrí­a estar adecuado para depender de la manera en que se comportó en su encarnación simulada presente. Otras razones posibles para correr simulaciones incluyen las razones artí­sticas, cientí­ficas o recreacionales. Ante la ausencia de bases para un tipo de simulación por sobre la otra, sin embargo, tenemos que regresar a los míétodos empí­ricos ordinarios para conducirse en el mundo.

Si estamos en una simulación, ¿es posible saberlo con certeza? Si los simuladores no quieren que lo descubramos, probablemente jamás lo haremos. Pero si escogen mostrarse a sí­ mismos, podrí­an hacerlo ciertamente. Quizá una ventana informándole del hecho aparecerí­a enfrente de usted, o quizá le “cargarí­an” en su mundo. Otro acontecimiento que nos permitirí­a concluir con un alto grado de confianza que estamos en una simulación es si llegamos algún dí­a al punto de encender nuestras propias simulaciones. Si comenzamos a correr simulaciones, serí­a una evidencia fuerte en contra de (1) y (2). Lo que nos dejarí­a a (3) solamente.

[The essay was translated by Gerardo Santana Gómez Garrido. - Many thanks, Gerardo! N.B.]

Nick Bostrom es un miembro postdoctoral de la Academia Británica en la facultad de filosofí­a en la Universidad de Oxford. Su argumento de la simulación es publicado en The Philosophical Quarterly. Un borrador del escrito original está disponible en http://www.simulation-argument.com/.

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Re: La probabilidad de que usted viva en una Matrix
« Respuesta #1 en: Enero 23, 2013, 09:50:24 pm »