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Autor Tema: El capitalismo cambia, pero su naturaleza es siempre la misma…  (Leído 140 veces)

OCIN

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Por… Alberto Rabilotta
 


La reflexión de Krugman –del 26 de diciembre- ya tení­a una respuesta de nada menos que Robert Skidelsky –economista e historiador de la economí­a-quien en el primer párrafo de un artí­culo publicado en junio del 2012 propone imaginar “un mundo en el cual la mayorí­a de la gente trabajara solo 15 horas semanales. Todos recibirán un pago igual o quizás superior al que reciben ahora, porque los frutos de su trabajo serian distribuidos más equitativamente en la sociedad “(4). En ese artí­culo Skidelsky destaca que ya existen las condiciones para hacer realidad lo que habí­a avizorado John. M. Keynes en su escrito de 1930, “Las posibilidades económicas de nuestros nietos” (4).
 El “fantasioso” escenario de Krugman, la realista propuesta de Skidelsky y la anticipación de Keynes, están en buena medida contenidas en lo que Marx escribió entre 1857 y 1858, cuando avizora la inevitable consecuencia de la automatización de las fuerzas productivas industriales: “el robo de tiempo de trabajo ajeno, sobre el cual se funda la riqueza actual”, aparece como una base miserable comparado con este fundamento, reciíén desarrollado, creado por la industria misma. Tan pronto como el trabajo en su forma inmediata ha cesado de ser la gran fuente de la riqueza, el tiempo de trabajo deja, y tiene que dejar, de ser su medida y por tanto el valor de cambio {deja de ser la medida} del valor de uso. El plustrabajo de la masa ha dejado de ser condición para el desarrollo de la riqueza social, así­ como el no-trabajo de unos pocos ha cesado de serlo para el desarrollo de los poderes generales del intelecto humano. Con ello se desploma la producción fundada en el valor de cambio, y al proceso de producción material inmediato se le quita la forma de la necesidad apremiante y el antagonismo. Desarrollo libre de las individualidades, y por ende no reducción del tiempo de trabajo necesario con miras a poner plustrabajo, sino en general reducción del trabajo necesario de la sociedad a un mí­nimo, al cual corresponde entonces la formación artí­stica, cientí­fica, etc., de los individuos gracias al tiempo que se ha vuelto libre y a los medios creados para todos. El capital mismo es la contradicción en proceso, {por el hecho de} que tiende a reducir a un mí­nimo el tiempo de trabajo, mientras que por otra parte pone el tiempo de trabajo como única medida y fuente de la riqueza”.
 
……….
 4.- Ver “In Praise of Leisure”, 18 de junio 2012, de Robert Skidelsky, profesor e historiador de economí­a polí­tica, y Edward Skidelsky, conferencista de la Universidad de Exester, Gran Bretaña. http://chronicle.com/article/In-Praise-of-Leisure/132251/?viewMobile=1
 
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