Los trusts chinos han financiado 140.000 millones en críéditos de alto riesgo y CITIC, el grupo financiero socio de BBVA, ha sido el primero en decir que podría no devolver el dinero a sus clientes. Puede reeditarse la ‘crisis subprime’ en la segunda economía mundial.
Los gobiernos municipales recibieron esos críéditos para construir puentes y carreteras. Supuestamente, los pagarían con los rendimientos que les generasen estas infraestructuras una vez se hubiesen terminado. La realidad sin embargo es que, según la economista de HSBC en China, Donna Kwok, la mitad de la deuda que han obtenido las administraciones locales vence este año y «el 60% de los proyectos son infraestructuras que no terminarán de construirse antes de los próximos cinco años». En otras palabras, no van a poder devolver el dinero a tiempo.
Xiao Gang, presidente del Bank of China, pidió en una carta publicada por la prensa oficial que las instituciones evaluasen el enorme daño que podría provocar esa discrepancia entre los vencimientos de la deuda y el final de las obras, que afecta a unos 140.000 millones de euros según la edición digital de ‘Caixin’.
Esto no sorprenderá a la mayoría de los clientes que depositaron parte de sus ahorros en los trusts. En China se considera que el gobierno central responde por las administraciones locales y que los bancos que suelen conceder los críéditos, al ser públicos, se pliegan a las órdenes de Pekín. El riesgo en teoría es cero. O lo había sido hasta ahora.
CITIC, el mayor comercializador nacional de trusts por activos y socio del BBVA, ha anunciado que no está dispuesto a cubrir las píérdidas esta vez y que se limitará a demandar a las administraciones que no cumplan con lo acordado. Esto implica que, si no se produce una refinanciación masiva, los ahorradores se quedarían prácticamente sin nada.
Graves consecuencias
Pero las consecuencias van más allá de un boquete de 140.000 millones en las cuentas de cientos de clientes. Según Kwok, «si no se lleva a cabo una refinanciación de estos productos y la confianza de los inversores en ellos se resienteÂ… se puede interrumpir el flujo del críédito».
La inversión en infraestructuras, engrasada fundamentalmente con deuda, representa el 50% de la economía china. De hecho, tanto HSBC como el Banco Mundial consideran que buena parte del crecimiento del gigante asiático en 2013 depende de que se mantenga el ritmo de las inversiones.
Los gobiernos locales cuentan con poco margen para refinanciar y aún menos para abonar lo que les prestaron en tiempo y forma. Concretamente, según la agencia oficial Xinhua, su deuda ha alcanzado los 1,6 billones de dólares y se ha convertido «en una bomba de relojería». La razón por la que recurrieron a los trusts fue precisamente la creciente desconfianza de los bancos y la prohibición, con raras excepciones, de emitir bonos.
Para Kwok, la suspensión de pagos de las administraciones locales está prácticamente descartada. Lo más probable, afirma, es que los gobiernos locales "extiendan sus vencimientos, que les permitan emitir bonos o que tengan que vender activos». Pekín ha dado muestras esta semana de que no los dejará caer anunciando un plan de 19.000 millones de dólares para construir autopistas y carreteras comarcales y ha acelerado la autorización de proyectos de infraestructuras en los últimos cinco meses.