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Autor Tema: El Necronomicón  (Leído 514 veces)

Scientia

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El Necronomicón
« en: Febrero 14, 2013, 07:29:54 pm »
El Necronomicón

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Libro escrito en Damasco hacia el año 730 d.C por el loco árabe Abdul Alhazred bajo el tí­tulo en árabe Kitah Al-Azif o “El rumor de los insectos por la noche” que tambiíén se suponí­a era el murmullo producido por demonios como los gules. Al contrario de lo que se piensa, el Necronomicon no es un libro de magia o hechicerí­a, sino que fue concebido como un libro que cuenta la historia de cosas y seres que actualmente han muerto, su etimologí­a proviene del griego νεκρονομικόv que significa “Libro de los nombres muertos.”
De su autor sabemos muy poco, sólo lo que se deduce del libro mismo; nacido en Yemen, gran viajero que recorrió de la antigua Alejandrí­a, en Egipto, hasta el Punjab, pasando por las ruinas de Babilonia y los subterráneos secretos de Menfis. Utilizó míétodos poco ortodoxos para conocer el pasado y en conjunción con algunos otros ritos que no se conocen con exactitud, logró traer a la luz tan famoso y temido libro. Es común que se refieran a Alhazred como un “poeta loco”, sin embargo, se le llegó a comparar con filósofos neoplatónicos como Proclus (410-485 d.C). Se dice que murió a plena luz dí­a devorado por algún tipo de demonio invisible alrededor del 738.
El Necronomicón es pues un libro de saberes arcanos cuya lectura puede provocar la locura y la muerte, en íél se encuentran las claves para contactar con seres de inmenso poder más antiguos que la tierra misma. Despuíés de haber circulado de manera secreta entre varios filósofos, fue traducido al griego por Theodorus Philetas de Constantinopla bajo el tí­tulo de Necronomicón; una vez traducido se suscitaron hechos terribles que dieron lugar a su prohibición por el patriarca Michael en 1050. Posteriormente encontramos una versión en latí­n en 1228 de Olaus Wormius, de esta versión se imprimirí­a una copia en el siglo XV posiblemente en Alemania y otra en el siglo XVII en España. Ambas versiones en griego y latí­n fueron prohibidas y destruidas en 1232 por el Papa Gregorio IX y la versión original en árabe se perdió. Se imprimió una nueva versión en griego entre los años 1500 y 1550 en Italia, pero esta versión tambiíén desapareció durante un incendio en una biblioteca de Salem en 1692. A pesar de que el Necronomicón ha causado gran terror y ha sido prohibido durante siglos, las pocas copias sobrevivientes se resguardan con gran recelo: existe una versión en latí­n del siglo XV se encuentra en el Museo Británico, la otra copia del mismo siglo se encuentra en la Biblioteca Nacional de Parí­s, una copia de la edición del siglo XVII está en la Biblioteca de Wiedener en Harvard y otra en la Universidad de Miskatonic en Arkam y una última en la Universidad de Buenos Aires. Es probable que existan otras copias, desde luego, los propietarios nunca se atreverí­an a confesar que entre sus posesiones se cuenta libro tan tristemente cíélebre.
El Necronomicón está conformado por 4 libros, divididos los tres primeros en 42, 19 y 36 capí­tulos respectivamente. El Libro I habla de las grandezas de los Primigenios y sus legiones; el Libro II habla sobre lo acontecido en el año de la muerte y de Nyarlathotep; el Libro III trata de la magia y sus secretos; y, el libro IV se describe el Libro del Destino.
Desde luego, todo lo referente al Necronomicón proviene sólo de la imaginación del escritor estadounidense Howard Phillips Lovecraft , uno de los representante más importantes de la literatura de horror cósmico y ficción. Es en el cuento “El sabueso”, escrito en 1922 y publicado en 1924 donde encontramos la primera mención a este libro maldito; sin embargo el Necronomicón apareció tantas veces en la literatura lovecraftiana y su creador proporcionó datos tan elaborados que muchos han llegado a creer en la existencia de dicho documento e incluso en la biblioteca de la Universidad de California se descubrió una ficha catalográfica del mismo; Lovecraft proporcionó además algunas ubicaciones del libro en universidades importantes alrededor del mundo. Otro de los datos utilizados por Lovecraft para confundir a los seguidores del Necronomicón fue el citar como uno de los compiladores al erudito iranioárabe Ibn Khallikan quien existió realmente. Abdul Alhazred, por su parte, es sólo un apodo que Lovecraft se puso cuando niño y no es otra cosa que en la similitud de los sonidos All has read=Alhazred.