El Gobierno no quiere que Medgaz, el gaseoducto de Argelia que suministra el gas a España, quede en manos exclusivamente árabes. El Ministerio de Economía y el de Exteriores han invitado a Enagás a participar en la puja por el 12% del capital de la compañía norteafricana que GDF Suez ha puesto a la venta, según han confirmado distintas fuentes próximas a las conversaciones.
La compañía encargada de la distribución del gas en España, sobre la que el Estado tiene una influencia significativa a travíés de la Sociedad Española de Participaciones Industriales (SEPI), ha solicitado permiso al Gobierno para acudir a la subasta del grupo francíés. Como a finales de 2012 hicieran Iberdrola y Endesa, GDF Suez tambiíén quiere desprenderse de su paquete en Medgaz, que ahora mismo está controlada por Sonatrach y Cepsa.
Tanto el grupo argelino como la compañía española en manos de Abu Dabi han ejercido su derecho preferente en la compraventa del 12% de Iberdrola y del 20% de Endesa en Medgaz, las cuales habían acordado traspasar sus participaciones al fondo belga Fluxys. Este ejercicio de derecho de veto no influye económicamente en las transacciones de las dos elíéctricas españolas, pero sí en el malestar que ha provocado que vendiesen sus acciones sin contar previamente con Sonatrach y Cepsa.
Enagás tambiíén estuvo interesada en adquirir ese 12 y 20% de Iberdrola y Endesa, respectivamente, pero la velocidad a la que las dos compañías energíéticas ejecutaron la desinversión para reducir deuda en 2012 dejó fuera a la sociedad presidida por Antonio Llardíén. Enagás se coordinó con el Gobierno de Mariano Rajoy para preguntar a su homólogo argelino su parecer sobre su interíés en entrar en el capital de Medgaz. Visto bueno que, no obstante, llegó cuando Ignacio Sánchez Galán y Borja Prado ya habían acordado la firma con Fluxys.
El grupo que gestiona la distribución del gas en España no quiere dejar pasar la oportunidad de ser accionista de la compañía argelina, ya que se trata de una inversión con un carácter geopolítico. El suministro de esta materia prima es primordial para el Estado, que ya tuvo que intervenir cuando Sonatrach mantuvo un litigio con Gas Natural. Finalmente, tras varios años de desencuentros y de un arbitraje internacional, la empresa presidida por Salvador Gabarró firmó la paz con el grupo norteafricano, que consistió en el pago de una penalización y un intercambio de participaciones.
Interíés geopolítico
Sonatrach adquirió cerca del 4% de Gas Natural y la multinacional con sede en Barcelona se quedó con el 10% de Medgaz, operación cerrada hace apenas unas semanas. Ese 10% es la única presencia de España en el gaseoducto magrebí, controlado mayoritariamente por Argelia y Abu Dabi. Sonatrach tiene ahora un 26% e IPIC, el fondo estatal del emirato, un 20%, pero ambas se han quedado a partes iguales con el 12% de Iberdrola y con el 20% de Endesa. Por tanto, entre las dos sumarán el 78% del capital.
España tiene una dependencia casi absoluta de importaciones de gas, con cerca de un 70% en forma de gas natural licuado (GNL) y el resto a travíés de gasoductos. El suministro de gas está muy concentrado en países no pertenecientes a la OECD. Argelia, Nigeria y Qatar aportan cerca del 67% de la oferta, si bien el país del Norte de ífrica es del que más depende España tras la inauguración en 2011 del Medgaz.
Este gaseoducto es una gran conducción submarina de 210 kilómetros de longitud que une las costas de Almería con las de la ciudad argelina de Beni Saf. Considerado estratíégico por el Estado, su desarrollo fue acordada en 2001 con el Ejecutivo de Josíé María Aznar y se empezó a construir en 2006. Con una inversión de 1.000 millones, puede llegar a inyectar a la red unos 8.000 millones de metros cúbicos de gas natural por año.
