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Autor Tema: Guardiola ordenó a Míétodo 3 espiar a Piquíé cuando comenzó a salir con Shakira  (Leído 187 veces)

Eguzki

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La agencia de detectives Míétodo 3 se dedicó a espiar a jugadores del FC Barcelona por encargo del entonces director de Seguridad y actual director general de Servicios Penitenciarios de la Generalitat, Xavier Martorell. El interíés por saber quíé hací­an las estrellas del balón en sus ratos libres era del entrenador, Pep Guardiola, que cuidaba mucho que sus chicos se concentrasen en el fútbol para tenerlos a pleno rendimiento. El más seguido fue Gerard Piquíé: oficialmente, no se conocí­a aún su romance con la cantante Shakira, pero el entrenador querí­a asegurarse de que el jugador cumplí­a a rajatabla con las normas y no atendí­a más a las juergas que al deporte.

Guardiola llegó incluso a telefonear a casa de algunos de sus cracks para saber si, efectivamente, se encontraba en el domicilio y no trasnochando en algún bar de copas, según confirmaron a El Confidencial fuentes cercanas a los jugadores. Pero ese control casi artesanal no era suficiente, de ahí­ que el entrenador pidiese informes sobre los jóvenes.

“Estaba obsesionado con que los jugadores mantuviesen una vida privada ordenada y que no saliesen de juerga porque despuíés no rendí­an en el cíésped”, asegura una persona que trabajó en el club durante aquella etapa. Y subraya que tanto el mí­ster como Manel Estiarte, director de Relaciones Externas del Barí§a, no dudaban en pedir la colaboración de detectives cuando tení­an sospechas de que algún jugador se podí­a desmandar en sus horas libres.

Las mismas fuentes señalan que durante el tiempo que Pep estuvo al frente del primer equipo azulgrana entabló una fluida y cordial relación con Martorell, que ejecutaba la voluntad de Guardiola de estar informado en todo momento. El mí­ster solicitaba los servicios de los detectives incluso en horas intempestivas, debido a que se enteraba de que cualquiera de ellos organizaba una salida con amigos y pedí­a que se montasen controles inmediatamente.


Hubo, según estas fuentes, seguimientos a Ronaldinho, Deco y Samuel Eto’o. Sin embargo, quien más esfuerzos acaparó fue Gerard Piquíé, seguido y controlado en varias etapas, al menos en 2008 y en 2010, según ha podido conocer El Confidencial. El jugador tuvo a los detectives detrás durante un buen puñado de semanas.

El seguimiento a Piquíé alcanzó una especial intensidad tras iniciar su romance con la cantante Shakira. Así­, supieron que uno de sus locales favoritos es un bar de copas que hay cerca de las instalaciones del Barí§a, en la calle Regent Mendieta, que salí­a bastante con un grupo de amigos y que algunas noches llegaba a casa de sus padres, en la localidad de Sant Just Desvern, pasadas las 2 de la madrugada. Incluso detallaban las copas que se tomaba. En uno de los informes que hicieron los detectives, se señala que, tras asistir a un concierto de Alejandro Sanz junto a tres amigos, le paró la Guardia Urbana y tuvo que someterse a un control de alcoholemia, que dio negativo. Esta aníécdota tuvo lugar el 15 de septiembre del 2010, precisamente el dí­a que la cantante iniciaba en Montreal su gira mundial, mientras el jugador se encontraba en Barcelona.

La prensa del corazón

Tantos dí­as le pisaron los talones que en un momento determinado fueron descubiertos. El representante de Piquíé llegó a denunciar ante el club que el jugador estaba siendo seguido por desconocidos. El propio jugador se lo comentó a Guardiola. Para soslayar el asunto y que no se destapase el espionaje, Martorell tuvo una gran idea: le dijo al representante del futbolista que, tras las pesquisas que habí­a hecho, los que le seguí­an eran de la prensa del corazón y le prometió que controlarí­a el tema y que se ocuparí­a de su seguridad.

Las andanzas de Ronaldinho y Deco en Castelldefels tambiíén fueron plasmadas en varios seguimientos. Los jugadores, que viví­an en una urbanización de esta localidad, tení­an sus restaurantes preferidos dentro de la misma y tambiíén frecuentaban la zona de copas Port Ginesta, en el puerto deportivo, de acceso restringido. Allí­, frecuentaban varios locales, pero, preferentemente, los que eran propiedad de un amigo del astro brasileño que tambiíén tiene un restaurante en la localidad. A pesar de que el futbolista disponí­a de un reservado en su discoteca favorita, separado del resto del local por una cortina, no resistí­a la tentación de hacerse ver... y notar, puesto que no dudaba en bailar en la pista, hablar con la gente o incluso cantar.

Las juergas de Ronaldinho, que iba acompañado casi siempre por su hermano, su chófer-guardaespaldas y algunos amigos, duraban hasta bien entrada la madrugada. Precisamente el control a Messi pudo deberse a su acercamiento, durante una temporada, al grupo de Ronaldinho, por lo que querí­an evitar que siguiese sus pasos nocturnos.