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Autor Tema: Egipto cierra el grifo del gas a España  (Leído 183 veces)

Eguzki

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Egipto cierra el grifo del gas a España
« en: Febrero 25, 2013, 07:35:09 am »
La mayor inversión privada española en Egipto, la planta de licuefacción de gas de Damietta, se encuentra parada desde hace más de dos meses. A partir del pasado verano, las autoridades egipcias comenzaron a recortar el enví­o de gas a la factorí­a, controlada por Unión Fenosa Gas (UFG), por lo que su actividad se ha visto interrumpida de forma intermitente desde entonces. Pero desde principios de diciembre de 2012, Egipto ha cerrado el grifo de forma total, reservando esta materia prima para consumo interno.

La fábrica de Damietta -ubicada al norte del paí­s- produce la gran parte del gas licuado que llega a España procedente de Egipto. Las exportaciones se han ido desplomando en los últimos años. En 2009 el paí­s norteafricano pugnaba con Catar y Nigeria por ser el segundo suministrador de este tipo de energí­a a España, siempre por detrás de Argelia. En aquel año sus abastecimientos de gas representaban un 12,3% del total, según los datos de la Comisión Nacional de la Energí­a. En 2010, la cuota bajó hasta el 7,7%; en 2011, al 6,5,m y, según las últimas cifras, el año pasado el gas egipcio sólo supuso el 1,6% del conjunto.

España importa la práctica totalidad del gas que consume y aunque, debido a la crisis económica, la compra de gas licuado se ha reducido en los últimos años –es más caro que el gas natural convencional- aún representa el 60% del aprovisionamiento de esta materia prima. La escasez de gas egipcio se ha suplido con un mayor suministro a travíés de gasoductos desde Noruega y, sobre todo, desde Argelia; la pujanza de Catar, lí­der mundial en gas licuado; y la irrupción de otros mercados, como el peruano.

Unión Fenosa Gas (propiedad a partes iguales por Gas Natural Fenosa y la italiana Eni) ostenta el 80 por ciento de la joint venture egipcia, que posee la planta de licuefacción de Damietta. El 20 por ciento restante lo controlan dos empresas estatales. La entidad hispanoitaliana asegura que han sido estas dos corporaciones, dependientes del Ministerio de Petróleo, las que han decidido “de forma unilateral” cesar el enví­o de gas. Las autoridades competentes consultadas por El Confidencial confirman el parón, pero evitan ofrecer más detalles.

El gigante, que comenzó a operar en 2005, supuso una inversión total de unos 1.200 millones de euros y se convirtió en una de las joyas de la corona para UFG. Pese a las dificultades actuales, fuentes de la gasista afirman “rotundamente” a este diario que no tienen voluntad de salir de Egipto, ya que se trata de un “activo clave”.


De exportador a importador

La interrupción en el enví­o de gas no sólo afecta a España. El pasado año Egipto cortó el suministro a Israel y Jordania, con quienes comerciaba a precios inferiores a los del mercado, gracias a acuerdos bilaterales con ambos paí­ses. Varios empresarios ligados a este negocio, como el millonario detenido en España Husein Salem, han sido juzgados por corrupción por estas prácticas. El entonces ministro de Petróleo egipcio aseguró que el Gobierno estaba dispuesto a renegociar los contratos, aunque a precios superiores y destinando una cantidad menor. En los últimos meses, estas conversaciones han llegado a buen puerto con el Estado jordano, donde de nuevo vuelve a llegar el gas egipcio.
Desde Unión Fenosa Gas insisten en que les han planteado a las autoridades egipcias distintas alternativas, aunque por el momento no ha habido ninguna respuesta positiva del otro lado. La compañí­a insiste en que la planta está lista para retomar la actividad en el momento en que alcancen un acuerdo.

Hasta ahora, el consumo de gas en Egipto ha estado muy por debajo de la producción en el paí­s, exportador neto de este tipo de energí­a. Pero a finales de 2012 el titular de la cartera de Petróleo sorprendió con unas declaraciones en las que aseguraba que comenzarí­an a importar gas natural de otros paí­ses en las siguientes semanas. Sus motivos son que el aumento de demanda local, los retos de crecimiento económico y el cumplimiento de los contratos internacionales, que exigen abastecerse de un gas natural más barato que el que se exporta.

Desde hace meses los ciudadanos han sufrido cortes de energí­a y, al margen del tirón del consumo, se esconde la sospecha de que el Gobierno no quiere desprenderse de todas sus reservas energíéticas. La venta final de estos productos está fuertemente subvencionada por el Estado. Sin embargo, la concesión del príéstamo que el Ejecutivo
 negocia desde hace meses con el FMI está condicionada a un programa para la reducción del díéficit público, que difí­cilmente escaparí­a del tijeretazo en los subsidios.
 
La compra de gas a otros paí­ses perjudicarí­a aún más la maltrecha economí­a local. La libra egipcia se encuentra en sus niveles más bajos con respecto al dólar y las reservas de moneda extranjera han bajado en picado desde la caí­da de Hosni Mubarak. Según los datos del Banco Central egipcio, las exportaciones de gas se han reducido progresivamente desde 2008. Egipto necesita vender, pero no puede, y se somete a comprar aunque todo sean problemas.