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Autor Tema: Nicosia suaviza el impacto de la tasa sobre los pequeños ahorradores  (Leído 178 veces)

Eguzki

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El Parlamento chipriota aplazó ayer por tercera vez la votación de la ley que someterá a los depósitos bancarios de la isla a un inesperado impuesto para evitar la bancarrota del paí­s. Los grupos parlamentarios negocian con el presidente del paí­s, el reciíén elegido Nicos Anastasiades, una modificación de la tasa para reducir el impacto sobre los clientes con menos recursos o incluso excluir totalmente del gravamen a las cuentas por debajo de una determinada cantidad.

Las protestas en Nicosia, capital de Chipre, obligaron al Gobierno a buscar un requilorio en la distribución de un impuesto que espera recaudar 5.800 millones de euros en un paí­s cuyos ingresos presupuestarios en todo un año apenas rondan los 7.000 millones.

El cierre de los bancos, además, se ha prolongado tras la jornada de ayer (festiva en Chipre) y siguen limitadas las operaciones como transferencias para evitar una retirada masiva de depósitos antes de la aprobación de la medida.

Las autoridades de zona euro aseguraron ayer que, en principio, no tienen objeciones a una redistribución de la carga, siempre y cuando se consiga el objetivo de recaudación marcado. El Eurogrupo (Consejo de Ministros de Economí­a de la zona euro) reunido ayer en teleconferencia, respaldó la intención de introducir una mayor progresividad, con un tratamiento especial para los pequeños ahorradores. Los ministros reafirmaron la importancia de seguir garantizando plenamente los depósitos por debajo de 100.000 euros. Lo que parece sugerir a Chipre que exima a esos depósitos de la medida. Esta, de hecho, ha sido la propuesta de España.

 Alemania y el Banco Central Europeo, además, aseguraron ayer que la idea de gravar a todos los depósitos partió del gobierno chipriota, para reducir el impacto en los grandes clientes extranjeros (sobre todo rusos) que han depositado en la isla 25.000 millones de euros. “La quita sobre los depósitos por debajo de los 100.000 euros no ha sido una invención del Gobierno alemán”, declaró en Berlí­n el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schí¤uble. “Si se llegara a otra solución”, añadió, “nosotros no tendrí­amos el más mí­nimo problema”.

A riesgo de incomodar (aún más) a esos clientes, Nicosia parece ahora dispuesta a elevar la tasa a las cuentas por encima de 100.000 euros, aunque ayer Moscú ya protestó virulentamente.

Bruselas, por su parte, intentó contener la incertidumbre generada en los ahorradores de otros paí­ses. Y aseguró una vez más que el impuesto chipriota constituye s una “medida excepcional y no extrapolable”, que se explica por el descomunal tamaño de un sector financiero que en Chipre supone el 800% del PIB del paí­s.

Fuentes comunitarias advirtieron, además, que cualquier alternativa hubiera sido aún más dolorosa para la población chipriota, que si en el impuesto hubiera tenido que sufragar un rescate de 17.000 millones de euros, una cifra similar al 100% del PIB del paí­s. La tasa, que en buena parte será pagada por los clientes de la banca chipriota residentes en otros paí­ses (sobre todo, Rusia), permitirá reducir el príéstamo al 55% del PIB.

El proyecto inicial preveí­a someter a un gravamen del 6,75% a las cuentas con menos de 100.000 euros y del 9,9% a las que superen esa cantidad, con el objeto de recaudar 5.800 millones de euros para evitar la bancarrota del paí­s. La tasa forma parte del acuerdo alcanzado en Bruselas el pasado sábado en la reunión del Eurogrupo (consejo de ministros de Economí­a de la zona euro), por el que los socios de la Unión Monetaria se comprometen a prestar a Nicosia hasta 10.000 millones de euros para capitalizar y reestructurar su hipertrofiado sector bancario (equivalente al 800% del PIB del paí­s).

Pero el Eurogrupo solo liberará los fondos si Chipre contribuye al rescate con 5.800 millones de euros, una cifra imposible de alcanzar para un paí­s al borde de la quiebra y sin muchas otras posibilidades de obtener un ingreso tan rápido.

Riesgos

La reforma del impuesto, según las agencias presentes en Nicosia, podrí­a eximir a las cuentas por debajo de 20.000 euros, aplicar un 3% a las que no superen los 100.000 euros y hasta un 12,5% por encima de esa cantidad.

Pero si no hay acuerdo, el BCE podrí­a cortar la liquidez de los dos principales bancos chipriotas, un escenario que, según el presidente del paí­s, podrí­a desencadenar incluso su salida de la zona euro. El corralito, entonces, podrí­a ser indefinido y las consecuencias para los depósitos no asegurados (por encima de 100.000 euros) unas píérdidas de hasta el 60%.

La CE asegura que la tasa no viola la ley europea
La tasa a los depósitos bancarios en Chipre ha puesto en duda la fiabilidad de la normativa europea sobre los fondos de garantí­a. Pero Bruselas asegura que no se ha violado esa ley, porque esos mecanismos de protección al ahorrador (que garantizan la cobertura de hasta 100.000 por cada cuenta bancaria) están pensados para intervenir en caso de insolvencia de una entidad. Y en este caso, añaden las autoridades comunitarias, se trata de una decisión presupuestaria tomada por un Parlamento nacional.

Algunas fuentes financieras tambiíén precisan que no se trata de una quita, porque en ese caso hubiera desencadenado la intervención de los fondos de garantí­a y las píérdidas no las hubieran encajado los clientes sino el conjunto del sector.

La medida, por tanto, parece blindada desde el punto de vista legal. Pero su impacto polí­tico es innegable como prueba la dificultad del Parlamento chipriota para aprobarla. Y en el seno de la zona euro tambiíén se alzan voces que alertan sobre el riesgo de contagio al resto de la unión monetaria. “Me preocupa mucho que se produzca un derrumbe de la confianza, no solo entre los bancos, sino tambiíén entre los ciudadanos”, señaló ayer Jean-Claude Juncker, primer ministro luxemburguíés y presidente del Eurogrupo hasta el mes pasado. La mayorí­a de los bancos de inversión, en cambio, han minimizado las consecuencias del impuesto, a diferencia de los informes apocalí­pticos que emitieron cuando Grecia aplicó la quita a los grandes inversores.
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