Suma y sigue. El número de compañías cotizadas que se han acogido a un concurso de acreedores para evitar su desaparición, tratando de renegociar su deuda con sus acreedores, no deja de aumentar. La última empresa que se ha sumado a esta lista negra ha sido Renta Corporación, que este martes anunciaba tras un Consejo Extraordinario que su matriz y algunas de sus filiales se acogerán al concurso voluntario.
En total, ya son cuatro los valores que están suspendidos de cotización, a la espera de que los inversores puedan tener información fiable sobre su estado financiero para que puedan cotizar con normalidad. Renta 4 se suma a Pescanova, que dejó de cotizar el pasado 13 de marzo y a las inmobiliarias Reyal Urbis y Martinsa Fadesa (fuera del mercado desde el 13 de febrero y julio de 2008, respectivamente).
La situación actual, con cuatro compañías cotizadas en fuera de juego, no es la primera en la que se ve el mercado español. El pasado año 2009, en plena crisis económica, multitud de inversores se veían atrapados en las inmobiliarias Martinsa Fadesa y AISA, la textil Dogi y la química La Seda de Barcelona. Según apuntaban por aquel entonces desde la Sociedad de Bolsas, “nunca antes había habido tantas empresas suspendidas durante tanto tiempoâ€.
El escenario vuelve a repetirse hoy. Desde la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) apuntan a que “nunca es deseable suspender de cotización un valor, pero, en estos casos, es necesario ya que falta información necesaria para que puedan cotizar con normalidad en el mercadoâ€. De esta forma, cuatro valores se sitúan bajo el foco, con perspectivas muy distintas entre ellos.
Renta Corporación
La compañía catalana, presidida por Luis Hernández de Cabanyes, acumula una deuda de 185 millones de euros y se suma, tras solicitar el concurso de acreedores, a una larga lista de inmobiliarias, entre las que figuran Fadesa, Hábitat, Reyal o Nozar, que se han acogido a la Ley Concursal en los últimos años. Renta Corporación no ha conseguido firmar un acuerdo con los bancos para solventar sus problemas de tesorería, a pesar de que redujo su deuda el pasado año hasta situarla por debajo de los 160 millones de euros.
Las acciones de Renta Corporación comenzaron a cotizar en 2006 a 28 euros por título, alcanzando máximos históricos de 38 euros en febrero de 2007. Desde entonces, la caída de la compañía asciende al 98% hasta el nivel en el que cerró el lunes en los 0,57 euros.
Reyal Urbis
La firma protagonizó el pasado mes de febrero el segundo mayor concurso de acreedores de España despuíés de Martinsa-Fadesa. La compañía presidida por Rafael Santamaría presentó en el tercer trimestre de 2012 un resultado neto negativo de 257 millones, mientras que el endeudamiento financiero neto era, en aquel entonces, de 3.613 millones de euros. A esas cantidades hay que sumar otros 400 en deudas con Hacienda y otros 140 con proveedores.
Fuentes del mercado aseguran que el caso de Reyal Urbis está cerca de ser un calco del de Martinsa, ya que nada parece presagiar que se vaya a levantar la suspensión vigente en el corto-medio plazo sobre sus títulos. La compañía comenzó a cotizar en junio de 2006 y, desde entonces, ha ido desangrándose por el parquíé. Apenas tres años despuíés de su salida a bolsa, el precio de sus acciones era de 1,4 euros y el mes pasado quedó fijado en los 0,12 euros.
Martinsa-Fadesa
El gran olvidado del sector inmobiliario español fue borrado del mapa bursátil en julio de 2008 por falta de información necesaria para que los inversores tomaran decisiones. Hoy, dos años despuíés de salir del concurso de acreedores, sigue sin conocerse noticia alguna de Martinsa-Fadesa y una hipotíética decisión para volver al mercado, mientras sus activos no dejan de depreciarse (ya valen menos de 3.500 millones).
Con una deuda que sigue siendo superior a los 3.531 millones de euros, la compañía presidida por Fernando Martín debería remitir a la CNMV, en caso de querer volver a cotizar, un folleto en el que resumiera su situación actual a travíés de un hecho relevante. Todo ello mientras cerró el pasado año con píérdidas de más de 580 millones de euros debidas, especialmente, a las provisiones y amortizaciones que tuvo que realizar.
Pescanova
El ladrillo no monopoliza los concursos de acreedores más recientes. Las últimas semanas han estado protagonizadas por Pescanova, despuíés de que la empresa reconociera que había una serie de discrepancias entre su contabilidad y las cifras de deuda bancaria. En total, las deudas que la empresa gallega tiene contraídas con sus acreedores ascienden a 2.500 millones de euros, según afirman algunas fuentes.
Este martes, 45 entidades acreedoras nacionales e internacionales han mantenido una reunión con el fin de dar los primeros pasos para renegociar la deuda de la compañía. Fuentes del mercado no descartan que el valor, suspendido desde el pasado día 13, pueda volver a cotizar en menos de un mes si se van despejando las incógnitas sobre su deuda real y las negociaciones con sus acreedores. Los títulos de la gallega permanecen congelados en los 21 euros