La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) augura que la economía china crecerá un 8,5 por ciento este año y un 8,9 en 2014, uno de los pronósticos más optimistas hechos hasta ahora para este país.
La organización, que presentó hoy su tercer informe sobre la economía de China, vislumbra ya un cambio en el modelo de crecimiento económico del país, algo que se considera esencial para garantizar el crecimiento sostenido en los próximos años.
"El reequilibrio ha avanzado significativamente", aseguró hoy en Pekín el secretario general de la OCDE, Angel Gurría, que destacó la reducción del superávit por cuenta corriente -pasó del 10 por ciento en 2007 a menos del 3 por ciento en 2012- y el fuerte crecimiento de la demanda interna.
"La dependencia de las exportaciones es cada vez menor y últimamente el crecimiento del país se ha impulsado más por el consumo que por la inversión", destacó Gurría.
Las predicciones de la organización sitúan al gigante asiático como primera economía mundial en el año 2016 en tíérminos de producto interior bruto (PIB) real -despuíés de tener en cuenta las diferencias de precios- y en 2020 en tíérminos de PIB nominal.
Respecto a la desigualdad social -uno de los mayores problemas de la sociedad china-, la OCDE admite que es "alta pero decreciente desde el año 2008", especialmente en las áreas urbanas.
Además, tambiíén constata una mejora de la población rural gracias, en parte, a las transferencias de ingresos que realizan los ciudadanos que han emigrado a las ciudades y que, a su vez, han registrado un aumento de su poder adquisitivo.
Sin embargo, el informe tambiíén advierte de la necesidad de acometer "grandes reformas" para asegurar una díécada de convergencia entre un rápido crecimiento de los niveles de vida y una economía "más verde".
Concretamente, se pide la liberalización del sector financiero del país, la apertura de los mercados ahora dominados por las empresas estatales chinas, el impulso de una urbanización inclusiva que garantice los servicios básicos para los emigrantes o una normativa más dura para atajar los problemas medioambientales del país -como la creación de impuestos que graven el carbón-.
En cuanto a la predisposición de los nuevos mandatarios chinos a acometer tales reformas, Gurría dijo que desde la OCDE están "animados" por la visión política de los líderes y que "dan la bienvenida su íénfasis en iniciativas para que se consiga no solamente un crecimiento fuerte, sino tambiíén inclusivo y sostenible en los próximos años".
"Los niveles de vida seguirán creciendo rápidamente si las reformas se llevan a cabo -dice el informe-, y la mayoría de ellas están dentro del plan quinquenal 2011-2015 y en las conclusiones del XVIII Congreso del Partido Comunista de China". EFECOM