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Autor Tema: ¿Por quíé no celebran la reducción de pobreza en la India?...  (Leído 235 veces)

OCIN

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Por...  Swaminathan S. Anklesaria Aiyar

 

Cuando China redujo en 220 millones la cantidad de personas que viví­an en la pobreza entre 1978 y 2004, el mundo aplaudió ese suceso como la mayor reducción de pobreza en la historia. Amartya Sen, Joseph Stiglitz y muchos otros especialistas en pobreza lo celebraron.

India acaba de reducir su número de pobres de 407 millones a 269 millones, una caí­da de 138 millones en los siete años entre 2004-05 y 2011-12. Esta es una tasa de reducción de pobreza más veloz que la de China, en una etapa comparable de desarrollo, pero durante un perí­odo mucho más corto. ¿Los que celebraron a China están felicitando a India por hacerlo todaví­a mejor?

No, muchos que alabaron a China están menospreciando el íéxito de la India como si fuese irrelevante o el resultado de una manipulación de las estadí­sticas. Esto incluye a la izquierda, a muchas organizaciones no gubernamentales y a algunos conductores de televisión. La doble moral es impresionante.

El Comitíé Tendulkar determinó la definición de pobreza de la India. La lí­nea de pobreza Tendulkar en 2011-12 se fijó en 4.000 rupias y 5.000 rupias para cada hogar rural y urbano, respectivamente. Los crí­ticos dicen que esta es una cantidad absurdamente baja. Pero es aproximadamente igual a la ampliamente aceptada lí­nea de pobreza del Banco Mundial de $1,25 por dí­a en tíérminos de la paridad del poder adquisitivo, que equivale a alrededor de 50 centavos de dólar en dólares corrientes. Esta es la utilizada por más de 100 paí­ses, por la Organización de Naciones Unidas y muchos otros organismos internacionales. Cuando todo el mundo utiliza este estándar, ¿por quíé denominarlo una manipulación de las estadí­sticas?

Cuando China presumió haber sacado de la pobreza a 220 millones de personas, ¿adivinen cuál era la lí­nea de pobreza? Solamente $85 al año, o ¡$0,24 al dí­a! Sin importar quíé ajustes realice para hacer la comparación, era mucho más baja que la lí­nea Tendulkar de hoy. ¿Acaso los crí­ticos actuales de la lí­nea Tendulkar castigaron a China por manipular las estadí­sticas? No, alabaron a China.

El Banco Mundial actualmente tiene dos lí­neas —la de $1,25 para indicar la pobreza extrema, y la de $2 para indicar una pobreza más moderada. India tambiíén puede adoptar dos lí­neas, la lí­nea Tendulkar para la pobreza extrema y una nueva lí­nea, la Rangarajan, para la pobreza más moderada, fijada en alrededor de $2 al dí­a.

Pero esto no disminuirí­a de forma alguna el gran logro de reducir el número de aquellos que históricamente son llamados pobres —los podemos llamar “extremadamente pobres”— en 138 millones en siete años. Considerando la creciente población durante este periodo, el número rescatado de la pobreza extrema es incluso más alto, ubicándose en 180 millones de personas.

Dados nuestros crecientes PIB y expectativas, podemos renombrar la lí­nea Tendulkar como nuestra lí­nea de pobreza extrema. Pero condenarla como una manipulación de las estadí­sticas es ridí­culo. La lí­nea de $1,25 es un estándar mundial, incluso si está por debajo de la lí­nea Arnab Goswami o de la lí­nea Sitaram Yechhury. Los crí­ticos indios puede que no la acepten, pero el mundo sí­ lo hará.

Hay, por supuesto, un asunto aparte sobre quiíénes deberí­an tener derecho a los diversos subsidios estatales, incluyendo los subsidios a los alimentos. Los economistas hablan de focalizar los subsidios hacia aquellos que están por debajo de la lí­nea Tendulkar. Pero para los polí­ticos el propósito de los subsidios es ganar votos. Claramente se ganan más votos extendiendo los subsidios a dos tercios de la población, en lugar de focalizándolos en el tercio más pobre.

Este esparcimiento de subsidios a aquellos que están por encima de la lí­nea de pobreza una vez se conoció como “fugas hacia los que no son pobres”. Pero esto se considera como una buena estrategia polí­tica aún cuando es algo malo desde el punto de vista económico. Esto explica por quíé el gobierno eligió cubrir a 67% de la población con la Ley de Seguridad Alimenticia, aún cuando la proporción de pobreza en ese momento se ubicaba en 30%.

Sin embargo, los crí­ticos rápidamente expusieron esto como una doble moral. Preguntaron, si su Ley de Seguridad Alimenticia considera que dos tercios de la población está necesitada, ¿cómo puede tener una lí­nea de la pobreza que dice que solamente un tercio de la población es pobre? Al gobierno le resultó difí­cil decir que esto era una buena estrategia polí­tica aun cuando es algo malo desde el punto de vista económico. En cambio, nombró al Comitíé Rangarajan para que establezca una lí­nea de pobreza más alta. Esta lí­nea casi seguramente estará alrededor de la lí­nea de pobreza moderada (del Banco Mundial, $2 por dí­a en tíérminos de la paridad del poder adquisitivo).

Muchos crí­ticos y conductores de televisión celebrarán la posibilidad de obsequios para dos tercios de la población. No obstante, aquí­ yacen las semillas de un desastre fiscal. India es pobre porque ha gastado demasiado en subsidios mal enfocados, dejando muy poco para la infraestructura y una educación efectiva, que podrí­an elevar los ingresos de manera permanente. Los subsidios totales (en gran medida subsidios concedidos sin míérito) se dispararon durante los ochenta, alcanzando 14,5% del PIB, casi el equivalente de toda la recaudación tributaria del gobierno central y de los estados. Esto derivó en una crisis fiscal y de la balanza de pagos en 1991.

El riesgo de una nueva lí­nea de pobreza de $2 al dí­a es que creará la demanda polí­tica de más regalos para dos tercios de la población. Eso erosionará todaví­a más los fondos limitados para el gasto productivo.

En teorí­a, podemos limitar los subsidios a los más pobres y eliminar los subsidios no merecedores. En la práctica, la presión combinada de la cantidad de votos y los conductores de televisión amenaza con elevar los subsidios más allá de cualquier lí­mite prudente. Allí­ se encuentran las semillas de otro desastre similar al de 1991.


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