Las nuevas normas sobre cómo clasificar los críéditos refinanciados provocarán nuevas subidas de la morosidad. No obstante, la opinión que prevalece entre banqueros y analistas es que no afectará a la ya maltrecha concesión de críédito.
El plazo que el Banco de España ha dejado a las entidades financieras para que detallen sus carteras de príéstamos refinanciados clasificados según las nuevas normas expiró esta semana. Según los cálculos preliminares, las provisiones adicionales que tendrán que realizar las entidades para adecuarse a los nuevos criterios de clasificación de refinanciados estarán en un rango de entre 5.000 y 10.000 millones. Sin embargo, la opinión que prevalece entre los expertos y los propios bancos es que esta nueva vuelta de tuerca a la regulación no repercutirá negativamente sobre el críédito a empresas, cuya debilidad está poniendo en jaque la capacidad de recuperación de la economía española. “Las refinanciaciones se seguirán haciendo, porque convienen a todos. Refinanciamos cuando vemos que es la solución porque el cliente podrá pagarnos y esto seguiremos haciendo, aunque esto implique asumir más morosidad contableâ€, explican desde uno de los principales bancos españoles. Añaden un matice importante: “Todo depende de la situación de liquidez de cada uno. Los que tienen mucha liquidez no tienen por quíé frenar la concesión de críéditos, los otros, en cambio, si pueden verse afectadosâ€. La situación individual de cada banco, por lo tanto, se antoja como fundamental a la hora de valorar el efecto de la nueva normativa. “Para el impacto en provisiones sobre las refinanciaciones ya realizadas hay que ver cómo tenía clasificados estos críéditos cada entidadâ€, incide un experto en regulación financiera de una consultora, que prefiere no ser citado. En su opinión, la nueva norma del Banco de España deja bastante espacio a la interpretación de los bancos a la hora de reclasificar cartera. Las entidades han hecho sus tareas durante el verano, y ahora tienen que ver si el criterio aplicado satisface o no al regulador. Esta elasticidad de la norma tambiíén explica porque algunas entidades (Santander; CaixaBank y Sabadell) ya presentaron en junio los datos del primer semestre con el efecto de la aplicación de la nueva normativa, mientras que los demás aseguraron que no se podía hacer este ejercicio, a la espera de que el Banco de España aclarara su criterio. El críédito Los expertos subrayan que la nueva norma fijada por el regulador es importante para terminar de despejar las dudas sobre los balances de la banca española. “El tema es cuánto nos creemos que las carteras estíén saneadas. Y todavía persisten dudas de que se haya hecho toda la limpieza necesariaâ€, explica Paula Papp, experta de banca de Analistas Financieros Internacionales (AFI). Esta analista subraya que las refinanciaciones son lo que ha permitido que muchas empresas no hayan tenido que declararse insolventes y no cree que el cambio en la normativa tendrá un efecto muy fuerte sobre estos procesos. “Al clasificar todos los críéditos (menos contadas excepciones) como subestándard, habrá que realizar provisiones de entre el 10% y el 15%, una cifra razonable. Podemos pensar que la predisposición a refinanciar baje por esto, pero hay que recordar que la alternativa, en muchos casos, es la moraâ€, resume. Desde otro banco tambiíén insisten en que el críédito a empresas no tiene por quíé sufrir por el cambio. “El criterio que tenemos a la hora de dar críédito es la capacidad de pago prevista. Si los números cuadran se da. Si luego las cosas cambian y vemos que refinanciando podemos ayudar al cliente a cumplir se refinancia. Y así lo seguiremos haciendoâ€, explican. Esta entidad cree que la nueva norma tiene que servir para igualar el terreno de juego entre los competidores, ya que hasta ahora cada uno clasificaba los refinanciados según su criterio. “Hasta en las refinanciaciones de críéditos sindicatos vemos que algunos bancos tenemos el príéstamo como subestándard, mientras que otros lo tienen como normal. Esto tiene que acabarâ€. El otro punto de vista Pero no todos coinciden con este análisis. En algunas entidades prevalece la idea de que no era este el momento más idóneo para endurecer los criterios. “Es una regulación procíclica, es decir, que dificulta la concesión de críéditos en un momento que ya es complicadoâ€, dice una fuente de un banco mediano. Insiste en que “los críéditos a pymes suelen tener un plazo corto, de entre uno y tres años. Si al momento de concederlo atisbo la menor duda de que tendríé que refinanciar y síé que esto me costará mucho en provisiones, directamente no doy el críéditoâ€. El efecto en la morosidad A la espera de conocer los números exactos de cada entidad, los efectos de la nueva norma sobre la morosidad ya se han notado al cierre del primer semestre. La morosidad hipotecaria de particulares se ha disparado y la del críédito a empresas tambiíén. En un solo trimestre, por ejemplo, la ratio de las empresas relacionadas con el transporte ha subido 2,3 puntos porcentuales, por encima incluso de la del ladrillo. Tambiíén sube más de un punto y medio la morosidad de la industria, el comercio y la hostelería y casi un punto la de las empresas agrícolas.