El ejercicio de verificación de la fortaleza de la banca previo al traspaso de poderes al BCE está empujando a las grandes entidades a hacer caja de forma rauda, aún sacrificando piezas hasta ahora claves.
Las entidades grandes han captado más de 8.900 millones de euros en lo que va ejercicio para ponerse en una situación cómoda tanto de cara a los mayores requerimientos de capital que traerá Basilea III a partir de 2014 como para afrontar, sin apuros, unas pruebas de resistencia que se esperan exigentes.
Salir airoso del test y acomodarse a los nuevos tiempos está por encima de preservar inalterada la estructura. La Caixa es quizá el ejemplo más evidente de adaptación. En escasos meses ha colocado el 8,63 por ciento de su banco Caixabank, el 2,5 por ciento de su preciado Repsol, un 11 por ciento del mexicano Inbursa y el 51 por ciento de la plataforma inmobiliaria Servihabitat. Un ramillete de grandes desinversiones con las que capta 3.147,1 millones de euros y, sobre todo, suma 200 puntos básicos en capital de primera categoría, que empuja la solvencia al 12,9 por ciento frente al 8 por ciento mínimo exigible con las reglas de Basilea III.
Son movimientos que juegan para cubrir tres focos: mejorar la posición financiera en tíérminos de liquidez y solvencia, y adaptarse a la futura ley de cajas que, por exigencia de la troika, obligará a las actuales cajas a nutrir un colchón anticrisis salvo que controlen menos del 50 por ciento de sus bancos. La participación de La Caixa bajará del 70,50 al 55,2 por ciento en Caixabank con la operación. En paralelo, ha colocado 1.750 millones en deuda subordinada y senior, que tambiíén capitaliza, se ha desprendido de parte de la cartera industrial heredada de Cívica y se especula con la opción de que fusione Criteria a Servihabitat para optimizar capital.
Repliegue en China
BBVA cosecha a su vez 72 puntos de capital de primera categoría de un solo golpe, hasta superar el 12 por ciento, pero renunciando a su apuesta en China a travíés del Citic y encajando un fuerte varapalo en las cuentas de 2013. Vendió el 5 por ciento del banco asiático por 944 millones a fin de robustecer la solvencia, pero reconociendo un impacto negativo de 2.300 millones en resultados porque reclasifica la participación accionarial como disponible para la venta. Seguirá operando en la región, aunque el repliegue suponga admitir el fracaso de las expectativas fijadas en 2007. La entidad tomó además la decisión nada fácil de recortar un 11,9 por ciento el dividendo con cargo a las cuentas de este año. Esta medida tambiíén capitaliza, como la emisión de 1.140 millones en bonos convertibles en acciones por los que paga un 9 por ciento de retribución.
El Popular tuvo, a su vez, que ofrecer un 11,75 por ciento para colocar una emisión similar por 500 millones, que mejoran su solvencia en 57 puntos básicos, hasta el 11,5 por ciento. Ahora ultima la venta de su inmobiliaria Aliseda, con expectativas de captar unos 500 millones.
Una de las transacciones más osadas la abordó Sabadell al ampliar el capital en 1.382 millones, oportunidad que aprovechó el colombiano Jaime Gilinski y el mexicano David Martínez para copar un 10 por ciento del banco. Con la transacción se diluyó el núcleo duro tradicional catalán, pero el banco mejoró la solvencia en 180 puntos, hasta más del 11 por ciento.
El Santander, con un capital del 11,56 por ciento en septiembre, solo ha puesto a la venta su gestora inmobiliaria Altamira, por la que podría ingresar 700 millones aunque la operación sigue abierta, pero a principio de año cedió el 5,2 por ciento de su banco polaco por cuestiones regulatorias y traspasó el 50 por ciento de su gestora de fondos y pensiones, por la que obtuvo 700 millones de plusvalías.
Y es que, a pesar de los últimos y significativos movimientos, los requerimientos en solvencia han ido a más durante la crisis y las entidades han acompasado su preparación a las oportunidades o imperativos en cada momento.
Estas mismas cinco entidades se embolsaron casi 12.000 millones en 2012 con distintos movimientos. Uno de los ejecutados con más apremio fue la ampliación por 2.500 millones del Popular para cubrir el díéficit calculado por Oliver Wyman. Adoptó un plan, donde la ampliación fue capital, pero acompañado con desinversiones en diferentes negocios en las que ha ingresado más de 400 millones en pluvalías. Por razón de oportunidad y el entorno regulatorio, BBVA ha logrado casi 4.000 millones sólo con la venta de sus gestoras de pensiones en Latinoamíérica. Caixabank 1.300 millones en BPI, 439 sucursales o la colocación de sus seguros. Y el Santander recaudó más de 5.000 millones en más de media docena de desinversiones.