Aparentemente, la suerte está echada. Concluido el plazo para pujar, el FROB comunicó en la tarde del lunes que ha recibido seis ofertas vinculantes para hacerse con el 88,3% de Novagalicia que el organismo público comparte con el Fondo de Garantía de Depósitos (FGD).
Los bancos españoles CaixaBank, BBVA, Santander, los dueños del venezolano Banesco y el fondo de inversión Guggenheim presentaron las cinco primeras mientras que, según fuentes cercanas al proceso, la sexta fue enviada por un consorcio de fondos formado por JC Flowers y Oaktree. Otros postores como Wilbuir Ross o Anchorage habrían renunciado finalmente a participar en la puja.
Todo indica, sin embargo, que pasarán aún días hasta que sea posible aventurar un adjudicatario definitivo y hay quien duda que se sepa antes de acabar el año. El complejo modelo de subasta establecido por el FROB ya exigía para adjudicarla en una sola vuelta que una de las propuestas superara en un 50% a la segunda mejor o la aventajase en 200 millones de euros. Este mismo lunes el organismo exigió que se cumplan ambas condiciones a la vez para venderla directamente.
El cálculo, además, no será fácil de realizar ya que el procedimiento permite a cada postor presentar una oferta a su medida conjugando el desembolso que van a realizar y el esquema de protección de activos (EPA) que reclaman para protegerse de la depreciación de determinadas carteras. Si nadie se ha desmarcado lo suficiente, por tanto, el FROB abrirá una segunda vuelta únicamente con los autores de las tres mejores ofertas.
Lo que no afectará a la hora de valorar las propuestas de los postores y se ha ofrecido a todos por igual es un conjunto de garantías sobre contingencias por las que el FROB se compromete a asumir el 85% del coste de los litigios de riesgo de Novagalicia. Un colchón de unos 1.000 millones de euros, según estiman fuentes cercanas a la subasta, que engloba las compensaciones por cláusulas suelo, los juicios por preferentes o el conflicto que la entidad mantiene con la aseguradora Aviva.
Otro tanto ocurre con los críéditos fiscales (DTA, por sus siglas en inglíés) de Novagalicia. La entidad cuenta con 4.500 millones de euros en DTA, de los que el Estado avalará hasta 2.340 para que sigan computando en capital. Aunque son derechos para pagar menos impuestos en el futuro, con su consecuente impacto en las arcas públicas, los postores fueron informados el viernes de que “el FROB no aceptará como mejora la renuncia al aprovechamiento†de estos derechos.
Un supuesto que perjudica directamente a los fondos de inversión y a los propietarios del venezolano Banesco, quienes basaban su estrategia de puja en la posibilidad de ofrecer un cheque menor compensado con la asunción de menos DTA.
Aprovechar esas rebajas sobre impuestos requiere generar un importante volumen de beneficios lo que CaixaBank, Santander y BBVA lograrán previsiblemente dado su tamaño pero que se complica para los foráneos, que solo contarían con el pulmón de Novagalicia. Esta desventaja comparativa, unida a los continuos cambios de criterio del FROB –especialmente acusados en los últimos días del proceso– ha despertado ampollas entre los intereses extranjeros, algunos de los cuáles sostienen que se les ha usado para hinchar precios pero abocado a adjudicar Novagalicia a un gran banco español.
Sea como sea, sin tener en cuenta el efecto que tendrán los DTA sobre los ingresos de Hacienda en el futuro o el posible coste de las garantías de contingencias, el FROB se marcó como objetivo ingresar unos 1.500 millones de euros para compensar en parte la privatización de una firma que ha recibido más de 9.000 millones de euros en ayudas públicas.